El clorindense Emmanuel Portillo, de 33 años, está viviendo el Mundial desde adentro, porque desde junio vive en Qatar, donde trabaja como barista en uno de los hoteles más lujosos cercanos a Doha, y sueña con poder servirle un café a Lionel Messi.

Nació y se crió en Clorinda, y al finalizar la Secundaria, con 18 años, partió hacia Buenos Aires, donde se formó como técnico aeronáutico “con mucho sacrificio”. Sin embargo, años después descubrió que su verdadera pasión era el mundo del café”: no sólo el producto, sino lo que se denomina “especialidad”: conocer el cultivo, las variedades, enseñar esta cultura y saber tostarlo, aspectos que domina tras sus estudios en el Instituto Gato Dumas.

Allí fue formado por el maestro cafetero brasileño Diogo Bianchi, quien lo eligió como mano derecha para llevar adelante un proyecto que se desarrolla abriendo cafeterías de especialidad en “villas de emergencia”. Él se desempeñó en un local ubicado en la conocida Villa 31 de Retiro, Capital Federal.

“Además de la experiencia laboral, aprendí la parte humana: a no hacer diferencias, ser respetuoso y solidario, algo que traigo de cuna, de mi familia”, comentó al respecto en diálogo con La Mañana.

Nunca había pensado llegar a Qatar con esta profesión, pero llegó un momento de la pandemia que todo se complicó para Emmanuel, como para todos. Sin embargo, aprovechó ese tiempo para generar nuevas ideas y buscó la manera de seguir aprendiendo. Buscó en bares y hoteles y, tras varias entrevistas, viajó a Qatar por una oferta laboral que lo convenció, luego de desechar o revisar otras en Europa y Estados Unidos.

Está trabajando desde julio de este año en uno de los hoteles más reconocidos de Lusail, cercano a Doha, en Qatar. Es un hotel de seis estrellas por su lujo extremo, y uno de los edificios más emblemáticos de ese país.

“En esta ocasión especial que es una Copa del Mundo, siendo yo futbolero, mi sueño es servirle un café a Messi o a otros jugadores reconocidos de la Selección”, reconoció.

Vivir en Qatar

Lo que más lo sorprendió de su lugar de residencia es el choque cultural: “Es un país musulmán y la religión está inculcada en las leyes. Obviamente yo respeto porque es el país en el que estoy trabajando, que me abrió las puertas; estoy súper tranquilo y en crecimiento, porque acá se valora mucho el trabajo que uno hace”.

Destaca que a diferencia de Argentina, en Qatar se puede caminar tranquilo a cualquier hora porque es seguro. Respecto del idioma, indicó que como el 88% de la población es inmigrante, se habla inglés además del árabe. “Muchos me preguntan si es un país para vivir, y la verdad es que sí. Es súper lindo; estoy en una ciudad bastante grande, tecnológica y todos los días te sorprende”, agregó.

Sus padres viven aún en Clorinda, mientras que sus hermanos, como él, encontraron su futuro fuera de la provincia: uno de ellos está en Asunción, y otros dos en Córdoba. “Estamos repartidos por todos lados. Mi familia está orgullosa de los tres”, aseveró.

Su proyecto es seguir en Qatar, aumentando su experiencia en la profesión y el manejo del idioma. Esto será una herramienta para cuando desee seguir viajando para conocer nuevas culturas y vivir nuevas experiencias.