En los últimos meses se percibe un marcado interés de muchos conductores de pasarse de un vehículo naftero o gasolero por uno a gas; si bien la razón principal es que resulta más económico, la falta de gasoil también ayudó a algunos indecisos.
Llenar el tanque se convirtió en todo un desafío, ya sea por lo caro que resulta ante un escenario inflacionario que no se detiene, como también por los problemas de abastecimiento de gasoil a nivel nacional.
De esta manera, transformar el auto para que funcione con gas licuado de petróleo automotor (GLPA) aparece nuevamente como una opción posible, aunque requiere de una inversión inicial.
Un remisero, Justino Larrosa, comentó a La Mañana que hace tres mes decidió pasarse al gas licuado de petróleo porque resulta hasta un 50% más económico.
“Suelo cargar entre 2.000 y 2.500 pesos por día para realizar mis viajes desde Villafañe a Formosa. Si me manejara con nafta gastaría entre 3.500 y más de 4.000 pesos. Hace tres meses que me pasé al gas, tengo un equipo nuevo y lo que puedo decir es que funciona de manera perfecta”, se explayó Larrosa.
Abastecimiento
Lo que lo convenció a pasarse es el precio, “porque conviene mucho más” y ahora está más tranquilo “ante todo lo que está pasando con el faltante de nafta y gasoil”.
“En Formosa no hubo en ningún momento desabastecimiento de GLPA. Cargo en el surtidor de la avenida Gendarmería Nacional, por colectora, a la altura del barrio San Juan”, detalló.
Precisamente esta situación fue la que hizo que sean los remiseros en un principio los más interesados en pasarse al GLPA, aunque el mercado está en expansión y cada vez son más los particulares que consultan y se animan a la transformación.