El cuartel de bomberos de San Miguel ahora tiene nombre. Y techo. Ambas cosas, irónicamente, se deben al fuego. En particular, al incendio que consumió casi un millón de hectáreas en Corrientes durante el verano.
Es que este pequeño cuartel de pueblo, con piso de tierra y paredes sin revocar, fue el primero en reclamar más recursos para comprar una camioneta y poder combatir el fuego que devoraba el parque nacional Iberá.
El pedido llegó a oídos del influencer Santiago Maratea, que, con el dinero que recaudó en una megacolecta por redes sociales, les pagó una camioneta. La exposición también sirvió para mostrar la precariedad con la que subsistía el cuartel y a partir de ahí la historia cambió.
Tres meses después, en el fin de semana largo del Día de la Bandera, el equipo de bomberos de San Miguel pudo inaugurar el cuartel renovado: un techo de chapa brillante, una cochera al aire libre para la camioneta -que tiene en un costado la inscripción “Gracias Santi Maratea”- y una placa en homenaje a un caído en Malvinas.