Los nuevos datos que se conocieron en los últimos días en lo vinculado a la inflación en el Nordeste argentino marcan la necesidad de que se trabaje en la elaboración de una estrategia clara para poner límites a las subas de precios y al encarecimiento del costo de vida.
Con un 5,3% de inflación en mayo pasado, la región del NEA, que incluye a Formosa, alcanzó su “techo máximo anual histórico” de incremento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) desde que comenzaron a realizarse las mediciones por regiones, en el año 2016.
En los últimos doce meses, entre junio de 2021 y mayo de 2022, los aumentos alcanzaron un 61,8%, superando el récord anterior de la región que había sido desde enero a diciembre de 2019 con 57,6%.
La división que mostró la mayor suba el mes pasado fue “Bebidas alcohólicas y tabaco” (7,8%); seguida por “Restaurantes y hoteles” (7%) y “Salud” (6,1%). Analizando el comportamiento interanual, el top tres de mayores alzas está liderado por “Restaurantes y Hoteles” (81,2%), “Prendas de Vestir y Calzado” (72,4%) y “Bebidas alcohólicas y Tabaco” (64,9%). Estas tres, junto a “Alimentos y Bebidas no alcohólicas” (64,5%), son los Capítulos que crecen por encima del nivel general de la región.
A su vez, diversos analistas consideran que el escenario no es alentador, y mencionan que diferentes Consultoras proyectan un IPC anual a nivel nacional del 74% para 2022. A estos cálculos, hay que sumar los efectos de factores imprevistos que se pueden registrar en el transcurso del año, y que agravarían la situación, como se observa en la actualidad con la falta de gasoil en varias provincias, lo cual llevó al Gobierno nacional a autorizar un incremento promedio del 12% para los combustibles de ese tipo. Tampoco se descarta que puedan existir nuevos incrementos en los valores finales de las naftas en el segundo semestre.
Entonces, se requiere que las autoridades nacionales, diversos funcionarios provinciales y referentes de distintos sectores debatan los aspectos principales de un programa económico que implique una limitación a la emisión monetaria, la reducción de gastos políticos y de otras erogaciones del Estado que no sean indispensables y una serie de iniciativas que apunten a bajar las expectativas inflacionarias y a reactivar la economía. El contexto actual marca la importancia de que la problemática de los precios sea debatida con rapidez y con seriedad.
En síntesis, los porcentajes de inflación son los síntomas de varios problemas que viene presentando la economía argentina desde hace bastante tiempo, como la falta de un plan confiable, la alta emisión monetaria y la depreciación del peso, situaciones que deben ser afrontadas con urgencia, antes de que el contexto actual se agrave y lleve al país a una crisis de consecuencias que pueden resultar difíciles de predecir.