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JUAN CRUZ, ENTRE EL ARTE Y LA RESPUESTA POLÍTICA

La brújula interior



* Por Héctor Washington

"En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política". La frase le pertenece a Carlos Jáuregui, reconocido activista LGBT argentino que hizo de su lucha una misión de vida, no sólo para la comunidad homosexual sino también para el conjunto de una sociedad que se permitiera vivir en igualdad de derechos civiles y garantías constitucionales. Su causa y su respuesta política se han convertido con el paso de los años en estandarte de marchas y reclamos contra toda desigualdad e intolerancia.

Juan Cruz lo sabe y abraza la causa con absoluta convicción, desde su arte, que utiliza como trinchera desde donde decir y acompañar este camino de concientización: “Quisiera que la cultura musical local me perciba como Artista Formoseño LGBT. Para mí es muy importante hoy en día ser esa figura representativa de la comunidad que no tuve cuando era chico, sobre todo en Formosa. Y es también hacia donde estoy llevando mi proyecto musical en su totalidad”, sostiene.

Juan Cruz Carabajal es un joven cantautor formoseño que decidió forjar su carrera musical desde una búsqueda intensa y precipitada que lo llevó a explorar distintitos ritmos y estilos musicales, hasta que dio con lo que -asegura- define mejor su esencia: su condición de latino.

Actualmente radicado en Buenos Aires, luego de haber transitado en esa búsqueda por Córdoba y Estados Unidos, se encuentra trabajando en su disco debut, que lo encuentra en un momento especial de su vida y su incipiente carrera: “Me siento muy feliz de la posición en que me encuentro en mi vida y de cómo es verdad que hay algo allá afuera mágico. Yo soy súper energético y espiritual. Siento que uno tiene que confiar en uno mismo. Y quiero ser un vehículo más para arrastrar este hermoso legado que es la música y la cultura latina”, confiesa en diálogo con Cronopio.

“Baladas románticas latinas clásicas con ritmos del siglo XXI”. Así define su estilo musical este joven que ya está dando a conocer a través de las plataformas digitales los distintos cortes de su primer trabajo discográfico, de los que ya conocemos “Sabrosita”, “Vente conmigo”, “On fire”, “Cachengue”, “Animal” y “Pecado”. Todos con una propuesta audiovisual en donde despliega además su faceta más enérgica e histriónica, con ritmos pegadizos que develan sus raíces culturales más íntimas: “Me parece hermoso cuando la gente entiende que la música en realidad es un vehículo para unirnos y para que seamos todos felices. Se trata de generar un movimiento, un mensaje a través del arte que siga pasando de generación en generación, como un legado. Hay gente que deja un legado de tantas formas…”, confiesa a este Suplemento.

Reflexivo y locuaz, desde pequeño se inclinó por el placer artístico y a los 15 años decidió dedicarse a la música. Pero no fue hasta que conoció a su productor, Ariel Rimoldi, que decidió encauzar su estilo y abordarlo desde lo que mejor tenía consigo: sus raíces culturales.

Juan Cruz planea terminar de dar a conocer los cortes de su disco a fines de 2022 y salir a promocionarlo por las distintas provincias del país en el verano de 2023, en cuyos itinerario también se encuentra, por supuesto, Formosa, su tierra natal.

“Me siento muy agradecido de ser un vehículo de la música para que la sociedad vaya cambiando, evolucionando y mejorando, que la gente viva cada vez más tranquila, con menos ansiedad, con menos tristeza, que se sienta acompañada”, reflexiona para finalizar.

“Quiero sentir que nada de eso es un pecado”, confiesa Juan en su último corte musical, como una respuesta política, una declaración de principios que lo formó desde niño y que hoy puede mostrar a través de su arte.

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¿Cómo te encuentra este presente como artista lleno de proyectos?
- “Este año me tomó muy por sorpresa, pero de buena forma. Yo puse expectativas en este año porque el anterior para mí fue mentalmente una transición muy fuerte y muy de repente. Yo estaba envuelto en la universidad, estudiando Medicina. Pero en diciembre hubo un quiebre mental porque mi alma estaba pidiéndome al 100% que me enfocara en la música. Y fue el último empujón para tomar la decisión a nivel personal y a nivel mental. Lo hice y no me arrepiento, porque arranqué el 2022 muy motivado para enfocarme en la música y hacer crecer mi marca personal, mi negocio, mi industria, mi pasión, mis sueños. Ahora estoy dedicado a la música, para aprender, educarme. Y si tomo un camino académico, lo cual estoy haciendo, está totalmente dirigido y relacionado con la música. Me preparo para entender cómo funciona la industria, lo que yo quiero construir, y eso me hace muy feliz. Siento que estoy finalmente en mi Norte, que mi brújula interior al fin me está llevando y estoy confiando en mi corazón. Me están pasando muchas cosas ahora y mi energía está completamente enfocada en esto. Cosas muy rápidas, positivas en mi carrera, oportunidades que me hacen muy feliz”.

Tu carrera musical transita en cierta forma el camino inverso. Desde fuera de Formosa hacia dentro. ¿Qué te hace volver todo el tiempo?
- “Eso es lo interesante. Mi carrera está transitando como al revés. Un poco lo que me pasa a mí en la vida, en lo personal. Yo me tuve que ir de mi país por una cuestión personal: estaba en una relación sentimental con alguien de afuera. Pero vencí ese miedo de que las cosas pudieran ir mal. Primero estaba solo afuera, en un país y una cultura extraños, con un lenguaje extraño. Y el tiempo me demostró que salió todo bien. Y decidí lanzar mi carrera. En ese momento tenía mi novio, que hoy es mi esposo, que me impulsaba a hacerlo y creía en mí. Pasó con mi matrimonio también: cuando conocí a esta persona, al instante comenzamos a convivir e hicimos todo para atrás, inverso, nos fuimos conociendo luego en profundidad. Es muy común que las personas terminen la Secundaria, empiecen la universidad, se reciban, conozcan a alguien y se casen. Lo mío fue todo lo contrario: terminé la escuela, me fui, conocí a alguien, me casé y empecé a trabajar en la música. Después encontré lo que quería hacer académicamente, que es estudiar negocios para entender cómo funciona la industria de la música. Yo empecé a gustar de la música de afuera, en inglés. Y una vez que estuve allá, entendí el poder que significa ser latino y -sobre todo- argentino. Y aprecio mi cultura más que nunca”.

¿Desde qué lugar compone Juan Cruz o qué lo moviliza a hacerlo?
- “Hoy lo puedo responder. Antes no sé si iba a ser honesto por el hecho de que hoy tengo el álbum terminado y está en proceso de producción. Yo escucho la transición de los temas, musicalmente, las letras de las canciones… cómo cada una muestra una experiencia más personal, más auténtica. Siento que más de adentro cada vez cavo dentro de mí, de mis conocimientos, mis habilidades y mis emociones. En el proceso, cada canción era cada vez más pura. De todas las canciones del álbum, las últimas que compuse fueron las más honestas y las más reales, donde yo pongo una intención y un mensaje. Los primeros temas fueron tratando de seguir una fórmula, un estereotipo, tratando de hacerlo como algo más ‘plástico’, más pensado, analizado, creando casi un personaje del cual yo no era parte. Pero hoy en día, a mí me moviliza entender lo que me pasa a mí y relacionarlo con lo que la sociedad está avanzando. Se trata más de mi reflejo hacia la sociedad. Ya no hago algo que la sociedad quiere ver sino cómo yo veo a la sociedad, cómo yo me siento en ella y cómo transito mi vida. Y eso me pasó desde mi última canción, ‘Pecado’, porque conecté mucho con la melodía y con lo que esa melodía representó para mí en mi infancia: la cumbia mexicana, lo que mi familia escuchaba, mi abuela, que es paraguaya y escuchaba mucha música centroamericana, mariachis… Y la letra habla un poco de eso: de cómo yo me tengo que dejar ir y mostrar esa cuota extrovertida. Y estoy a salvo, nada pasó. Está bueno ser vulnerable, que te dejes ir y abras tu corazón y se lo muestres a las personas a través de tu arte. Y lo utilices como un vehículo para mostrar tus emociones, porque es lo más sano del mundo”.

Te autodefinís como un artista formoseño LGBT. ¿Qué importancia le otorgás al arte como vehículo de concientización en este sentido?
- “Me encanta esta pregunta porque la importancia que tiene mi arte en lo personal, lo que representa Juan Cruz como artista, es prácticamente lo que a mí me hubiera gustado ver cuando era chico y que no lo vi. Creo que me siento muy orgulloso de decir no sólo LGBT sino formoseño, porque yo veía lo que era la comunidad LGBT cuando yo era chico. Hoy tengo 28, pero cuando tenía 13 ó 12 años no era tan visible. Yo veía personajes en la televisión o en los medios con los que me identificaba, pero eran de otros lados, eran de las ciudades grandes, de otros países. Y me hubiera gustado tener a alguien -no en la tele sino al lado mío, presente o por lo menos en la misma ciudad- que abiertamente dijera: ‘Yo formo parte de esta comunidad, de este círculo de personas que es diferente al estereotipo de personas que vemos en la sociedad. Y está bien’. A mí me hubiera encantado tener ese referente cuando era chico. Lastimosamente los vi en la tele.
Yo salí de Formosa un poco ‘para investigar el mundo’ y es una de las razones por las que quiero llegar hasta donde está esa gente. Cuando era chico, solía pensar qué lindo sería un mundo en donde yo no tuviera que ocultar mi verdadera identidad, salir tranquilo a la calle y sentirme a salvo, sin tener que estar con el riesgo de que fuera a recibir violencia verbal o física porque a las personas no les gusta quien soy, cuando yo no estoy lastimando a nadie. Y pensaba: ‘Ojalá existiera un mundo donde todo fuera al revés, donde existieran más homosexuales que heterosexuales’. Y fijate qué tan poderosa es la mente, que cuando yo estaba en Chicago, un día con mi esposo caminando en el barrio donde vivíamos, me llamó la atención que de diez parejas, padres con hijos, ocho eran homosexuales. Y noté cómo la mente sigue inconscientemente patrones o caminos para llegar a mundos o comunidades de las cuales nos sentimos parte. Me gustaría desde mi arte mostrar que ser LGBT o lo que quieras ser no tiene por qué darles a las personas la autoridad o el derecho de hacerte sentir mal por eso, porque no tiene nada que ver con qué clase de persona sos. Quiero que las personas que escuchan mi música o me ven en un video, en una foto o en una entrevista vean que no hay que tener vergüenza. Y eso yo no lo tuve en mi comunidad”.

Más allá de las condiciones a nivel musical, hay una aparente cuota de extroversión e histrionismo que te caracteriza. ¿Cuándo supiste que podías hacer uso de ella para integrarla a tu carrera?
- “Creo que me di cuenta de que podía usar eso a mi favor, pero tenía un prejuicio tan grande hacia mi propia persona, por lo que la mayoría de la sociedad cree que debe ser un hombre. Esta imagen machista de que el hombre tiene que actuar, ser y verse de cierta forma hacía que yo reprimiera totalmente mi histrionismo y toda esa personalidad que me caracterizaba. Después de ‘Pecado’, muchas personas cercanas me escribieron que al fin veían a Juan Cruz, no como un estereotipo o un personaje. A las ‘cachetadas’ me di cuenta de que tenía que usar eso a mi ventaja, porque al final, eso es lo que a la gente le gusta: la autenticidad de decir: ‘Este soy yo’. Pero fue como un proceso, del 2021 al 2022. La pandemia fue el momento en el que toda esta cuestión también resurgió al aire, y estoy siendo la persona que debería hacerse todas estas preguntas. Obviamente, va a haber gente que no está de acuerdo, pero también gente que te ame y celebre quien sos, sin querer cambiar nada”.

Sos un artista muy joven, pero también has acumulado experiencias a nivel profesional de manera vertiginosa en estos últimos años, desde tu estadía en Córdoba, Buenos Aires y los EEUU. ¿Cómo procesaste este crecimiento y aprendizaje repentinos?
- “Todos los cambios que estoy viviendo los sigo procesando, porque pasa todo muy rápido. Soy amante de los documentales, por ejemplo, de los artistas que hay en Netflix, donde muestran el proceso de creación de su trabajo… gente muy exitosa que dice cosas con las cuales uno se identifica. De momento, yo me encuentro y me preguntó en qué momento pasó todo esto, que es mi sueño. A veces es como que me entra hasta casi culpa de decir: ‘Qué estoy haciendo bien, que la vida me está poniendo en el camino a determinado tipo de personas que me ayudan y que colaboran, que creen, que quieren…’. Estoy entrando en un momento en el cual me siento tan agradecido pero no estoy haciendo lo suficiente para agradecer a las personas que conozco en la industria que me están formando en este momento donde todo se está cumpliendo y está sucediendo. No cambiaría absolutamente nada, más allá de las cosas malas por las cuales pasé. No dejo que los miedos me hagan tambalear ni tampoco sentirme más que los demás, sino mantenerme siempre en equilibrio y ser consciente de qué posición estoy ocupando en mi vida y en la vida de los demás, en la sociedad, de cuál es mi rol, mis responsabilidades con esta carrera. Sé que Juan Cruz, el artista, es una construcción que sucedió gracias al equipo, y yo soy uno más del equipo que construyó todo el trabajo. Y agradecer es lo básico”.

Como artista, te buscaste durante algún tiempo en estereotipos anglosajones que quizás no te representaban del todo. ¿Cuándo decidiste volver hacia vos y explotar ese potencial de raíz latina que ya traías de antemano?
- “Fue en ese momento en el que empecé a dimensionar que eran muchas las personas que me lo decían y notaban que cuando estaba ‘haciendo de mí mismo’, me olvidaba de que era un trabajo. Ese es mi momento donde más alegría y más energía positiva la gente recibe de mí. Me di cuenta de que tengo que encontrar esos momentos en donde yo siento esta electricidad en el cuerpo, casi como una sensación que me quema el alma de felicidad. Es un momento súper espontáneo, súper eléctrico. Soy consciente de que abrí esa puerta para que salga ese Juan Cruz a partir de la mitad del álbum. A partir de ‘Pecado’ es donde más está esa cuota de extroversión y toda esta energía superpoderosa que me identifica al recordar esos momentos en mi infancia, cuando iba a los 15, cuando iba a los casamientos o a eventos en Formosa, que era pura música latina, reggaeton y todas esas canciones que hasta hoy en día escucho, música centroamericana… la que más me representa. Miley Cyrus es quien me hizo entender que yo quería ser músico y artista, por ‘Hannah Montana’. Y siempre creí que quería hacer música yankee, pero me di cuenta que mi pasión no sólo es ‘Hannah Montana’ sino todo lo que yo viví de adolescente y de niño. Y esa cuota de pasión se la debo más a la música latina en muchas ocasiones. Entonces voy por ese camino. Y mi primer álbum se llama ‘Latino’”.

Ya conocemos 6 temas de los 12 que va a tener tu primer disco y que proponen un recorrido por diferentes ritmos de Latinoamérica. ¿Qué nos trae la otra mitad del disco?
- “Lo que se puede esperar del resto del álbum es más autenticidad que nunca. Van a ver diferentes partes de mí pero sobre todo globalizando y tratando de explicar con más detalle eso de lo que durante mi infancia y adolescencia tuve que reprimir, muchas cosas de mi identidad. Y hoy yo no tengo vergüenza decir que en este punto de mi vida, estoy atravesando por esta situación, estas experiencias. De lo que me arrepiento es de haber cometido el error de tener vergüenza de la identidad o de los sentimientos, los placeres que tuve que reprimir cuando era chico, solamente porque no tenía un espacio a salvo en el cual pudiera hablar de estas cosas. Si bien tenía mis amigos y gente cercana que me daba toda la confianza, yo siempre estaba pensando: ‘¿Qué pasa si esto se filtra a la sociedad, si la gente sabe que yo pienso de esta forma o me gusta esto o siento placer por determinadas cosas?’. Cuestiones de género, de sexualidad, de identidad, de gustos, de estética… Las canciones tienen algo de intención provocativa, pero sin ofender a nadie. Sólo estoy parado frente a un montón de gente y tengo mis convicciones, mis pensamientos. Y los defiendo”.



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