El sábado a las 23, se dio a conocer a la comunidad formoseña el fallecimiento del padre Francisco Tiberi, de la Orden Salesiana, un hombre fundamental en la historia reciente de la Iglesia formoseña por su vocación misionera. Estaba internado en el Hospital Italiano de Córdoba y tenía 89 años.
Su muerte causó profunda conmoción en la comunidad católica formoseña, pero también de gratitud. Cientos de personas se expresaron en redes sociales y pidieron rezar por el eterno descanso de quien tantas veces acompañó a los sufrientes y fue un alegre mensajero de la Palabra de Dios, llevándola a todas partes en su icónico jeep celeste.
Francisco Tiberi nació en la provincia de Buenos Aires el 27 de mayo de 1932, pero su madre lo anotó como nacido el 25 porque no quería que hiciera el Servicio Militar. Fue el octavo hijo de los nueve que tuvieron Felipe Tiberi y Palmira Rinaldi, ambos de nacionalidad italiana.
Entre sus hermanos están Luis Reynaldo Tiberi, cuyos restos descansan en la capilla de Pompeya de la ciudad de Formosa y Palmira, una religiosa que vive actualmente en Buenos Aires.
En su sacerdocio asesoró a diversos grupos como la Legión de María, el Camino Neocatecumenal y la Pastoral de la Salud. En este último ámbito desplegó una labor fundamental para quienes pasan por un momento de sufrimiento, porque toda su vida visitó a enfermos en sus casas o recorrió sanatorios y hospitales para Confesión, Comunión, Unción de los Enfermos o impartirles una bendición, pero sobre todo, para escucharlos. Tenía organizados los días para visitar enfermos en los distintos barrios de la jurisdicción de la parroquia María Auxiliadora, pero para los casos de urgencia, no tenía día ni horario: eso era permanente y estaba siempre disponible.
No sólo se limitaba a los alrededores de la parroquia, en realidad, porque también estuvo en casas de los enfermos que lo solicitaron en barrios como Eva Perón, La Nueva Formosa y hasta la localidad de Herraduras. También destinaba un buen tiempo a acompañar a los ancianos que lo necesitaban.
Rafael Núñez, responsable del Museo “Padre Carmelo Sciullo”, mencionó una frase que define a quien era el padre Francisco: “siempre decía ‘si me invitan a un asado o a visitar a un enfermo, prefiero lo segundo’”.
Tiberi fue el fundador del Museo; él mismo se ocupó, junto a aquel primer grupo de jóvenes, de la recolección de objetos para comenzar a armar el primer museo sacro cultural de la Diócesis.
Misa
Así como su propia presencia, el padre Tiberi llevaba la Eucaristía a cada rincón de la ciudad. Dos veces a la semana celebraba misa en el Hospital de la Madre y el Niño. También cada año, el día de la Virgen María Auxiliadora (por la mañana) y el 3 de agosto, aniversario del Hospital.
También presidía estas celebraciones en clínicas privadas, en los geriátricos del barrio 2 de Abril y el ex - Las Margaritas. Incluso cruzaba en canoa a la Isla Oca para celebrar la misa.