pixel facebook
Miércoles 24 de Abril de 2024

24 ° C Clima

Logo Editorial


El COVID y la cabeza



La asistencia psicológica viene ganando terreno en la atención de la salud pública en Formosa. Lo demuestra la incorporación de numerosos profesionales no sólo en distintos hospitales sino también en centros especializados en la recuperación de adictos.

El rol de los psicólogos/as se ha visto incluso revalorizado en los últimos dos años debido a la pandemia de coronavirus, ya que uno de los órganos más afectados, tanto en la población contagiada como en la que no, es literalmente la cabeza.

El Hospital Interdistrital “Evita”, que debió apurar su habilitación en 2020 para recibir a los primeros pacientes graves de COVID-19, cuenta hoy entre su personal médico con un cuerpo de especialistas en la materia que también realiza una tarea ímproba, colaborando activamente en la recuperación de las y los contagiados.

Pero la asistencia psicológica no debería estar limitada a los centros de internación. Después de casi dos años de ataques globales sistemáticos por parte del SARS-Cov-2, pocas personas han podido permanecer indemnes. Más allá de las infecciones propiamente dichas, la pandemia ha activado estresantes mecanismos internos de supervivencia, desazón, incertidumbre, enojo, frustración, etc.

Por alguna razón, psicológica también, los países no le han prestado demasiada atención al impacto de las cuestiones emocionales como a la cantidad de camas de terapia ocupadas o de fallecidos. Y lo cierto es que es muy importante conservar un buen estado anímico para mantener altas las defensas, además de mantener hábitos saludables como comer bien, descansar o hacer ejercicio, básicos para construir inmunidad.

Dos datos para tener en cuenta: los sectores de menores ingresos evidencian mayor riesgo de trastornos psicológicos, expuestos a mayor incertidumbre; mientras que la amenaza financiera golpea más sobre los sectores medios. Según el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la UBA, incertidumbre, tristeza, miedo, angustia, soledad, desastre y pérdida, entre otras, son las palabras que aparecen con mayor frecuencia como saldo de la pandemia.

Entre los factores desencadenantes se anotan en primer lugar las dolorosas pérdidas, que se siguen dando, lamentablemente, seguidas por la pérdida de trabajo y la incertidumbre económica, y por las restricciones impuestas a la vida social durante mucho tiempo.

El golpe más duro lo han recibido las personas solas, muchas de edad avanzada, que resignadamente soportaron las recomendaciones de aislamiento y distancia social. Sin contar al personal de salud que se encuentra en la primera línea de batalla.

La ansiedad y la depresión aumentan, y este creciente malestar psicológico puede traducirse en conductas de riesgo con ideas de muerte y suicidas, automedicación e incremento de adicciones, trastornos del sueño o empeoramiento de la vida sexual, entre otras.

La fragilidad de la vida nos llama a refugiarnos en los afectos, y también a no descuidar la importancia de incluir la salud mental para mejorar el acceso de la población a intervenciones psicológicas.



Comentarios
Los comentarios publicados al final de cada nota son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden generar sanciones legales. La empresa se reserva el derecho de moderar los comentarios y eliminar aquellos que sean injuriosos o violatorios de cualquier legislación vigente.
Todos los Derechos Reservados © 2024 Editorial La Mañana

La Mañana
RSS
Sitemap

Redes Sociales
Facebook
Instagram
Twitter

Miembro de
Logo Adepa
Adherente a Programas
ONU mujeres

Logo Footer