El profesor y magister en Educación, Mario Olmedo, habló con La Mañana en Vivo sobre la importancia de las pruebas Aprender que se están realizando en escuelas del país. En la lectura afirmó que los diagnósticos cuantitativos sirven en la medida que sus resultados conlleven a priorizar mejoras por parte del estado. “Estos análisis vienen a alertarnos sobre la realidad educativa”, dijo.

Luego de conocerse los bajos resultados alcanzados por los estudiantes argentinos en las pruebas de desempeño educativo realizadas en 2019 por la UNESCO, con registros inferiores al promedio regional, las miradas están puestas ahora a otra de las pruebas que miden la calidad educativa: la evaluación estandarizada Aprender 2021, que este miércoles rendirán alumnos de 6° grado de todo el país, en el marco del Plan Nacional de Evaluación 2021-2022.

En este escenario, el profesor Mario Olmedo consideró que los análisis o test de rendimiento educativo son valorables para determinar el alcance de la enseñanza pública en las escuelas, pero reparó en el tratamiento que el propio estado le da a los resultados una vez conocidos.

“Las pruebas sirven, pero el problema es qué se hace con ese diagnostico, el paciente está enfermo, con muchas sintomatologías, ahora hay que ver cuáles son los remedios y las prioridades para curarlo. Los resultados no son para que entre políticos se echen la culpa de qué gobierno invirtió más o menos en educación. No tiene que servir para buscar culpables, solamente. Porque si vamos al caso, la educación en el país está enferma desde hace rato, no es de ahora, hace mucho tiempo que la educación pública no satisface las expectativas sociales”.

De alguna manera, Olmedo coincidió con el último informe de la Unesco que marca un deterioro en la calidad educativa de la Argentina, en comparación con países de la región

“Cuando la educación tocó picos altos formó ciudadanos para al estado nación en sus orígenes, con criterios claros y precisos, sin embargo, esta tendencia fue bajando con un desaguisado de métodos y cambios curriculares que sólo profundizaron las desigualdades y las deserciones en todos los niveles educativos”, agregó.

En su mirada local, el especialista advirtió que una mayor inversión en infraestructura no garantiza un mejor rendimiento educativo en las escuelas: “Hay institutos de formación docente que están lejos de los rangos cualitativos que podemos exigir. No se llega a formar una masa crítica docente, dedicados a la cuestión. Lo mismo pasa en salud, hay hospitales de alta complejidad y equipados pero con profesionales sobrecargados. La educación amerita fijar prioridades y atender las demandas, desde lo curricular, la integralidad y con una política agresiva de desarrollo docente”, indicó.