Funcionarios y técnicos de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación visitaron las obras que se llevan adelante en el río Pilcomayo, en la zona del bañado “La Estrella” en conjunto entre el Gobierno de la provincia y el Ejecutivo nacional. Estos trabajos tienen el objetivo de mitigar las consecuencias del derrame anual de agua que trae este río.

El ingeniero Fernando De Vido, titular de Vialidad Provincial, explicó que como existe un convenio de financiación de estas obras, los visitantes hicieron una verificación de las tareas que se están llevando adelante, además de observar en el mismo lugar las realidades que se viven en la zona.

En este sentido, recordó en diálogo con La Mañana que cada año ingresa un volumen muy importante de agua dulce, que es muy requerida para el desarrollo de la provincia, pero también más de cien toneladas de sedimento. Esto requiere que se realice un mantenimiento de los canales para poder conducir el agua dulce en el traslado desde el desborde hasta los cauces en el éste, conformando el bañado “La Estrella”.

Respecto de la mitigación de los efectos de esta situación, explicó que como el agua trae y provoca un área de sedimentación, va cambiando la morfología, habiendo comunidades originarias y criollas con actividad productiva en esos alrededores.

Dijo además que no se pueden establecer los comportamientos del Pilcomayo, por ejemplo, previendo que en cierto período del año va a estar de una u otra manera, porque por el clima subtropical es impredecible. Pueden producirse fenómenos como La Niña o El Niño: “Son distintos factores; entonces tenemos precipitaciones que ocurren de manera intensa en el sudeste de Bolivia y rápidamente se trasladan a nuestro territorio. Pasa por el límite que tiene Salta con ese país y con Paraguay e inmediatamente ingresa a Formosa”.

Así, las primeras crecidas pueden darse en noviembre. Ahora hay un pico de bajo volumen, porque comienzan las primeras lluvias. Entonces, ya hay que estar con alertas en todo el sistema hídrico: éste tiene un riesgo de vulnerabilidad, que depende de en qué condiciones dejó la crecida del año anterior.

Consecuencias
de la crecida

“Es importante que podamos mostrar la lucha que tenemos los formoseños en esta causa que es el río Pilcomayo. Hay convenios con Bolivia y Paraguay y se involucran organismos internacionales porque hay que remarcar siempre: Formosa recibe las consecuencias del comportamiento de la naturaleza, pero las causas están en otros sectores del río. Por eso hay que tomar dimensión del esfuerzo que hace el Estado para poder contar en ciertos períodos del año con agua dulce”, dijo De Vido.

Es así que enfatizó que el primer objetivo es el ingreso igualitario de este recurso entre Formosa y Paraguay, algo que no se logra sin obras porque la naturaleza lo va impidiendo. “Por eso acompañamos los fenómenos naturales mitigando sus efectos”, dijo.

Posteriormente, una vez logrado el reparto equitativo del agua, vienen los trabajos de conducción hacia distintas comunidades y la conformación de las correderas, que son procesos artificiales por donde se va formando el nuevo cauce del vital líquido.

El ingeniero marcó la importancia de la obra hidrovial sobre la ruta provincial N° 28, que permite administrar y gestionar el agua tanto para las poblaciones que están sobre las rutas nacional 81 y 86; al Este de Las Lomitas y al Este de Posta Cambio Zalazar, para que todo el año se pueda contar con una fuente segura.

Destacó que la inversión del Gobierno provincial en urbanización de las comunidades incluyó el servicio sanitario y de agua potable, para lo que se necesita de este recurso. “Es todo un trabajo que se planifica, que es sistémico con todos los organismos de la provincia; la presencia del Modelo Formoseño como el hilo integrador de todo el trabajo”, declaró.