La Orden de Frailes Menores, conocida como la de los Padres Franciscanos, dejó Formosa, luego de haber tenido una presencia fundacional desde los inicios no sólo de la ciudad, sino con fructíferas e históricas misiones en el interior provincial. Días atrás entregaron la casa-convento a los seglares y uno de los dos sacerdotes que vivían en ella, fray Gerónimo Martina, se trasladó a Corrientes. Quedó aquí el padre Salvador Gurrieri, pero cumpliendo las funciones de capellán de la Policía. Por eso, oficialmente, la fraternidad franciscana de esta Orden como tal ya no tiene presencia en la provincia.

Los motivos, principalmente, son los que afectan a varias otras familias religiosas: la falta de nuevas vocaciones y la edad de los frailes que quedan hace muy difícil sostener las parroquias que la Orden Franciscana tiene en el país. Esto obliga a entregar iglesias a las Diócesis o, como en este caso, a trasladar a los frailes a otras provincias para dejar una casa que seguirá funcionando como centro de espiritualidad franciscana, pero a cargo de la Tercera Orden de San Francisco, integrada por laicos, solteros y casados.

La despedida se dio con una misa en la capilla de la Casa Franciscana, en la que fray Eugenio Ortiz, misionero en la Amazonia, dio un mensaje cargado de gratitud hacia todos los franciscanos que a lo largo de la historia.

Fue una celebración agridulce, porque más allá de estas muestras de agradecimiento y el desapego que los franciscanos practican como un voto religioso, la nostalgia también fue ganando lugar tanto en los feligreses presentes como el propio padre Gerónimo Martina, que prometió que, más allá de que ya vive en Corrientes, seguirá viniendo a Formosa. Este fraile también viajó a Clorinda, donde es recordado por toda la comunidad de la segunda ciudad por los tiempos en que fue párroco de Nuestra Señora de los Ángeles y misionó todas las comunidades y localidades aledañas.

Historia

Ilustres franciscanos trabajaron y misionaron en la naciente Formosa, destacándose entre todos monseñor Raúl Marcelo “Pacífico” Scozzina, primer obispo de la Diócesis. Años antes, otros nombres importantes tuvieron un rol fundamental, como el Padre Gabriel Grotti, fray Pedro Iturralde, fundador de la entonces Misión Laishí -hoy San Francisco del Laishí-, fray Buenaventura Giuliani, quien trajo a Formosa el primer automóvil y el primer teléfono. Tacaaglé fue otro de los epicentros de la evangelización franciscana en este territorio.
Más acá en el tiempo, se puede mencionar al padre Gerardo Gonnet, último párroco franciscano de la Catedral, al mencionado Martina y, por supuesto, a fray Salvador Gurrieri, quien a sus 92 años sigue aportando a la fe formoseña desde su incansable labor como capellán de la Policía y escribiendo libros que documentan la labor franciscana en la provincia.
Años atrás, La Mañana realizó un trabajo periodístico especial llamado El Legado de los Franciscanos en Formosa, que en cuatro entregas detalló esta tarea evangelizadora, mostrando no solamente la historia, sino también el presente de los seguidores de San Francisco de Asís. Este informe le valió a este Diario el reconocimiento de la Legislatura, que lo declaró de interés provincial.

Los franciscanos cumplieron un rol fundamental en la evangelización de Formosa.