“Ellos defendieron muy bien sus ideas, discutimos de manera honesta, democrática, y estamos convencidos de que la verdad es hija de la discusión, del debate y el intercambio de ideas. Siempre, aunque a veces uno no lo reconozca, todos tienen algo de verdad”, declaró a La Mañana el presidente del bloque justicialista de la Cámara de Diputados, Agustín Samaniego, al despedir “con mucho afecto” a los representantes de la oposición que terminaron su mandato, luego de haber “discutido con mucho fragor” en el recinto durante los últimos años.
No es frecuente un examen desapasionado de las relaciones políticas locales. Menos aún escuchar que, de cara al próximo período ordinario de sesiones, el oficialismo se detendrá a analizar “qué proponen o qué ideas tienen para Formosa” los adversarios/as. “Tenemos visiones diferentes pero estamos para plantear la discusión en todos los ámbitos y en esa caja de resonancia” que es el Parlamento provincial, sumó el reelecto diputado del Frente de Todos.
Recibimos con medida expectativa la intención de convertir realmente a la Legislatura en la “caja de resonancia” de los problemas y las posibles soluciones a los más acuciantes problemas de nuestra provincia.
Crítico muchas veces de la falta de un debate democrático respetuoso y fructífero en la Cámara de Diputados, este Diario aspira con renovada esperanza a un relacionamiento maduro a partir de 2022, en cuyo marco cada miembro pueda llevar una propuesta, exponerla, defenderla y que esta sea escuchada con respeto.
“Aunque a veces uno no lo reconozca, todos tienen algo de verdad”, admitió Samaniego. La frase invita a buscar acuerdos, aunque sea a través de cuestionamientos mutuos, porque ése es el objetivo del debate: llegar a una instancia compartida. Cada diputado/a debería presentar sus ponencias y fundamentar la conveniencia de aplicarlas. A su vez, el resto deberían encontrar las dificultades e inconveniencias de esa idea, con fundamentos y sin intereses políticos mezquinos, que son los que suelen imponerse muchas veces impidiendo mejores logros. Así se irían recuperando los principales rasgos para construir una propuesta para el bien común.
Parlamentar es “discutir sobre un asunto o sobre un problema con la intención de llegar a un acuerdo o de encontrar una solución” (RAE). No se trata sólo de saber hablar sino también de saber escuchar. Si una persona habla y mientras expone la otra se limita a desarrollar su propia idea, la situación se convierte en una serie de monólogos intercalados, cuando no en un fárrago de discursos inconexos. Así no hay debate y no se llega a ninguna conclusión definitiva.
Muchos políticos creen que la verdad les pertenece y lo que dice el otro no tiene valor, en el mejor de los casos, o es irreconciliable, como ocurre casi siempre. Conclusión: cada debate termina en enemistad, oposición, pelea.
Si nuestros legisladores y legisladoras se acostumbraran a intercambiar las mejores propuestas, y dejaran de acudir a chicanas, levantamientos intempestivos o brazos alzados por mera “disciplina partidaria”, otro sería el cantar.