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EN PUERTO YRIGOYEN

Con una misa, se habilitó un santuario de la Virgen del Carmen donde Scozzina plantó una histórica imagen de la Santa Patrona

El obispo Conejero presidió el oficio religioso acompañado de varios sacerdotes y de fieles laicos de la zona y de esta capital que el fin de semana se trasladaron hasta ese lejano paraje del Oeste formoseño



Puerto Yrigoyen, en medio del monte se levanta una bandera. La Virgen del Carmen, junto a los algarrobos hará lo suyo”: un sueño escrito por monseñor Raúl Marcelo Scozzina en el libro “La Canción de un pueblo”, se hizo realidad durante este fin de semana.

A más de 500 kilómetros de esta capital, el obispo de la Diócesis de Formosa, monseñor José Vicente Conejero, ofició el sábado a la mañana una misa para dejar habilitado el santuario construido en pleno monte del Oeste formoseño, en el mismo lugar donde Scozzina había plantado tiempo atrás la imagen de la Virgen del Carmen.

Durante la misa, el obispo puso de relieve la figura religiosa de Scozzina y su extensa labor pastoral a lo largo y ancho de toda la provincia. Habló de ser agradecidos y pidió hacer memoria del profundo amor que el obispo emérito de Formosa tenía a la Virgen del Carmen.

“Ella quiso venir a Puerto Yrigoyen y quedarse con su pueblo”, dijo Conejero al invitar a la feligresía católica a ser una iglesia sinodal, en comunión y con participación.

En una ceremonia cargada de emoción, el obispo de la Diócesis de Formosa pidió también salir así como lo hizo monseñor Scozzina, “que salió a cada rincón de la provincia, llevando a María, vida, dulzura y esperanza de su pueblo”.

Durante la ceremonia, además de la misa encabezada por Conejero y acompañado por varios sacerdotes, se realizaron bautismos y luego se realizó la plantación del “Algarrobo misionero”, en memoria de Scozzina, con la presencia de muchos niños y niñas del lugar.

Una delegación de religiosos, fieles laicos y miembros de la Iglesia se trasladaron desde esta capital cubriendo más de 500 kilómetros para estar el fin de semana en el lugar donde Scozzina había plantado la imagen de la Virgen del Carmen en Puerto Yrigoyen, muy cerca por donde pasaba el Pilcomayo muchos años atrás.

Todo estaba preparado para la habilitación de un hermoso santuario de la Virgen del Carmen, construido en el mismo lugar donde el obispo emérito de Formosa había plantado la imagen de la Santa Patrona de Formosa luego de recuperarla cuarenta años después de que fuera arrastrada por las aguas y la arena del Pilcomayo en una de sus cíclicas crecidas.

La Mañana acompañó a Scozzina en su reencuentro con la imagen de la Virgen

En septiembre de 2004, casi 40 años después de su última visita a Puerto Yrigoyen como obispo de Formosa, monseñor Raúl Marcelo Scozzina regresó a esa lejana localidad ubicada a más de 500 kilómetros de la capital provincial, para reencontrarse con una imagen de la Virgen del Carmen que plantó en el lugar en el año 1967 y que sobrevivió a un enorme incendio forestal y a todas las inundaciones ocurridas en este tiempo por los desbordes del río Pilcomayo.

Después de un largo y penoso viaje que le llevó dos días recorrer a bordo de una camioneta cedida por Vialidad Provincial, en ese entonces a cargo del ahora intendente Jorge Jofré, el obispo emérito de Formosa retornó al paraje que es hoy Puerto Yrigoyen, cerca del Bañado La Estrella, y a pocos kilómetros de la frontera con el Paraguay en el Noroeste provincial. En ese viaje también estuvo presente La Mañana para acompañarlo en su reencuentro con la Virgen.

En su época de obispo de Formosa, Scozzina había visitado tres veces el lugar, al que llegó a bordo de un jeep, cuando todavía no estaba el Bañado y se podía llegar por una ruta directamente desde Ingeniero Juárez.

Ahora ese camino ya no existe más, por la presencia del bañado, por lo que la única opción posible para el obispo con sus 83 años a cuestas en ese entonces era llegar al lugar por la ruta nacional 86 y cumpliendo el último tramo mediante la picada construida por Vialidad Provincial. De esta manera, evitó cruzar el bañado navegando varias horas en canoa y luego completar la travesía a caballo.

Scozzina llegó al lugar acompañado de la docente Gabina Palavecino, quien durante 10 años fue maestra en la escuelita del pueblo, y por su sobrina Karina Scozzina.

Una vez en el lugar, el obispo emérito de Formosa visitó la escuela y habló con los alumnos que se encontraban con el docente Valdez.

Luego se trasladó a un par de kilómetros del lugar, para reencontrarse con la imagen de la Virgen del Carmen que había plantado a la vera del Pilcomayo en el año 1967.

La imagen, pintada sobre una cerámica y sostenida en un poste de madera, se encontraba ahora a unos kilómetros de su lugar original, bajo un enorme algarrobo en el predio de un ganadero de la zona.

Al lugar, comenzaron a llegar después pobladores de la zona, en bicicleta y a caballo, para participar de una misa, que no se celebraba en Puerto Yrigoyen desde que monseñor Scozzina estuvo en el pueblo en 1967.

“Gente singular”

“Usted vio cómo es penoso esto; el camino es muy largo. Al tener que venir no me di cuenta y ni me imaginaba siquiera que esto iba a ser tan difícil”, reconocía Scozzina al enviado de La Mañana al relatar su vivencia.

Al hablar de los pobladores de esa zona de la provincia, destacó que “esta gente es muy especial. Ellos viven felices porque no tienen problemas; aunque ahora sí tienen el problema del agua, y mientras tanto se van defendiendo; pero realmente es gente singular”.

“Esta gente vive en otro mundo y la patria argentina no los conoce ni los imagina. Ellos no esperan ni piden nada, están bien con lo que tienen. Ahora piden que llueva por la sequía que tienen”, manifestó en esa oportunidad.

Para Scozzina, estas familias “son un ejemplo, son un testimonio; si ellos no tuvieran ese espíritu de sufrimiento, de renuncias, de estar en estos lugares, podría meterse cualquiera aquí. Y si la Argentina está presente aquí en este lugar es por esta gente”, enfatizó.

“Todos se fueron, pero ella se quedó”

“Yo planté el mojón de la Virgen en 1967, y desde entonces el pueblo se tuvo que ir, el río Pilcomayo se fue, todos se tuvieron que ir, pero ella (la imagen de la Virgen del Carmen) se quedó; entonces, yo vengo ahora a rezarle, a visitarla después de tantos años y a hablar con ustedes”, comentó el obispo emérito de Formosa a la gente que se congregó en el lugar para participar de la misa bajo un frondoso algarrobo.

Recordó que durante su misión como obispo llegó a realizar tres visitas a Puerto Yrigoyen. La primera de ellas en 1958, oportunidad en que estuvo tres días en el lugar.

Relató que en 1967 “vinimos desde Ingeniero Juárez en un Jeep, hicimos una misa en el pueblo y una procesión hasta el río, donde plantamos el mojón de la Virgen del Carmen que ahora está aquí con nosotros”.

Recordó que el profesor Pedro Morales le comentó un día sobre la existencia de la imagen de la Virgen, que había sido encontrada y trasladada de un lugar a otro por los pobladores, que comenzaron a venerarla, por lo que se interesó desde ese momento por llegar al lugar y reencontrarse con el mojón que había plantado casi 40 años atrás.

“Ahora vengo a reencontrarme con la imagen de la Virgen y a participar de una misa con la gente, ya que desde ese año nunca más vino un sacerdote por aquí y no tienen una misa desde esos años”, añadió.

Hizo notar que desde hace varios años que intentaba llegar a Yrigoyen “pero recién puedo hacerlo ahora gracias a Vialidad Provincial; principalmente gracias al señor Jorge Jofré (titular de la DPV), que tomó esto con mucho entusiasmo y me facilitó todos los medios, la camioneta y el chofer para que yo pudiera venir aquí y llegar del modo en que llegamos hoy”.

Este fin de semana, con su sobrina Karina Scozzina entre la delegación, monseñor Conejero ofició una misa en memoria del desaparecido obispo y dejó habilitado el santuario que se levantó en medio del monte para albergar a la imagen de la Virgen del Carmen.



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