Un informe difundido por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH–UNESCO) revela que las mujeres han sido las más perjudicadas a nivel mundial por los efectos socioeconómicos del COVID-19. Además de perder sus empleos e ingresos, aumentó de manera desmedida la carga de trabajo doméstico para ellas y de cuidado no remunerado y se agudizó exponencialmente la violencia de género.

Fernanda Gil Lozano, directora ejecutiva del CIPDH, aportó estos datos a La Mañana y comentó que fueron elaborados por la ONU Mujeres durante el primer año de la pandemia y publicados este año.

Remarcó que en la pandemia, la mujer tuvo un lugar más relacionado a las tareas domésticas y el cuidado de la familia. Además, “en los lugares sanitarios somos las que estamos más expuestas al COVID-19”.

“Juntando la población de todos los países que integran la ONU, hay 510 millones de personas, de las cuales el 80% son mujeres, y de ese porcentaje, por efecto de la pandemia perdió el trabajo el 75%”, advirtió.

Agregó que el COVID y el consecuente aislamiento expusieron de forma más clara lo que ya venía ocurriendo: “Que un chico llegue a la escuela con su guardapolvo, los útiles, habiendo tomado el desayuno, es un trabajo que lo hacen las mujeres. Que los adultos mayores tomen las pastillas, que vayan al médico o estén cuidados, es algo que ellas lo venían haciendo”.

Gil Lozano dijo que si bien “debe haber muchos varones que tienen conciencia”, se habla de un rango en el que los hogares son monoparentales, puntualmente con la madre a cargo de los hijos en su mayoría. Esto quiere decir, según definió, que no solamente se quedaron sin empleo fuera de la casa, sino que también puertas adentro se vieron sobrecargadas de tareas.

Violencia de género

Con las familias aisladas en las casas, la violencia de género se multiplicó a niveles que Gil Lozano califica como “terribles”: las denuncias aumentaron un 45% en países como Argentina, España y Canadá.

Dijo que la combinación entre crisis económica y aislamiento social fue “explosiva” para las mujeres en este sentido: estas condiciones crearon “situaciones muy difíciles y violentas” que profundizaron la violencia de género, preexistente a la pandemia.

“Cada 24 horas están matando a una mujer y son las que nos enteramos. Si se le suma que por la cuarentena tuvieron que estar viviendo con su agresor… no sale nada bueno de eso”, comentó.

Por una parte, a partir de las flexibilizaciones y la nueva normalidad, la directora ejecutiva del CIPDH cree que los indicadores van a mejorar, tanto en empleo como en bienestar general de la mujer. De todas maneras, desechó para esto una actitud pasiva, sino que llamó a ocuparse de estos temas: “Cuando las cosas están mal y uno no trató de arreglarlas, posiblemente sigan peor”, resumió.

Marcó que quienes han perdido el trabajo aún no lo recuperaron, sino que sólo están volviendo a sus empleos quienes lo conservaron.

Gil Lozano destacó el poder abordar esta problemática con La Mañana, diciendo que si no se habla, pasa de largo. “Lamentablemente, en nuestra sociedad estamos en un sistema de dominancia masculina y a estos temas se prefiere no tocarlos. Hace años vengo diciendo que tenemos que trabajar con los varones”, enfatizó, aunque señaló que también hay mujeres machistas. “Todos y todas estamos educados en una cultura muy patriarcal, entonces hay cosas que se dan como naturales. Hay mujeres que agradecen al hombre cuando éste lavó los platos o tendió la cama”, ejemplificó.

Los cambios culturales son lentos, observó, por lo que “hay que trabajar con mucha paciencia” para lograrlos.