Por Héctor Washington
Algo de arena, pasto, un silbido bajito, unos versos al oído, pan y trigo… El universo de “Gamesán” se compone de esas nimiedades que nos atraviesan todo el cuerpo, todo el tiempo. Y no las vemos, extasiados de tanto correr en círculo, volviendo siempre a la línea de partida.
Santiago Veronesi fue construyendo ese universo sonoro con los años, aun antes de partir de su Formosa natal y afincarse en Gualeguaychú, Entre Ríos, desde donde se proyecta con una propuesta sutil que reverbera a lo lejos sobre la llanura como una letanía. Y nos llega en un eco que se va corporizando al envolvernos.
Signado por la música desde sus primeros años, Veronesi dirigió y compuso para bandas de carnaval de la ciudad entrerriana, transitó el rock, la música clásica, el folklore, el jazz, el heavy metal, la cumbia y otros géneros que hicieron de él un multiinstrumentista sumamente versátil que prefiere el susurro a la altisonancia, el detalle, lo que nos hable al oído.
Hace unos días, “Gamesán” estrenó “Pasará”, primer adelanto de “Piso 1”, una segunda tanda de composiciones propias que viene soltando como aves inquietas desde fines de 2020 en “Piso 2”.
“Se siembran”, “Luz”, “Abraza”, “Ahí va”, “Larai laralá”, “El solo”, “Para Alberto Greco” y “Pasará” vienen bajando lento hacia la planta baja con melodías que se aproximan como un susurro in crescendo en el aire.
Santiago es un hombre del subtrópico por el que brotan espesos los ríos y la fauna sigilosa del terruño, pero también lo universal se hace eco en su voz ronca, algo dolida, siempre confesional.
“Siempre pasa lo que pasa y algo más. El corazón es un músculo resistente. Todo empieza con el deseo. Muy pronto es demasiado tarde. ¿Estás donde querés?”. La poesía de Jimena Arnolfi es un parteaguas en medio del susurro, de un silbido amigable que traza un recorrido, una línea de tiempo, como una tiza blanca sobre el muro. Amanda y Jeremías, sobrinos de Santiago, se suman con un murmullo de voces blancas de fondo: “No me arrepiento ná / pinto con las alas... / Pasará, sé que pronto pasará”.
En “Piso 1” conviven las canciones más antiguas del artista, que retratan a un Veronesi de unos veinte años que dejaba registro de ese tiempo que todo lo enseña, entre grillos, sonido ambiente y pasajes cotidianos de aquellos años. Todo en él es una propuesta integral desde lo sonoro, lo lírico y lo icónico sumamente cuidada desde lo emocional y lo artístico. Cronopio dio con él y recogió sus impresiones del mundo en una charla donde ahondó en su mirada artística, su manera de componer, su concepción del arte y lo que pervive de aquel Santiago de sus primeras composiciones.
“Piso firme, abro mis alas, corro en el agua, pienso en silencio, y caminando enfrente mío yo me veo”. Enajenados de literalidad, entre tanta maraña espesa y el ruido que ensordece, “Gamesán” es un refugio que nos baja el pulso y nos invita a mirar el detalle, a oír el tañido primitivo del silencio, la imagen poética que aguarda en la otra orilla. Porque todo lo que ves te sana, todo lo que oís te pone a prueba.
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Proyecto “Gamesán”
- Facebook: Gamesán
- Instagram: gamesanmusica
- YouTube: Gamesán Música
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¿Por qué “Gamesán”?
- “‘Gamesán’ es una palabra con la que decidí identificar este proyecto artístico, pues suena a un producto con el que se ahuyenta hormigas, y es un poco eso. Ahuyentar las mariposas de la panza, que en este caso son hormigas, con ‘Gamesán’, con canción, con poesía. Hacer catarsis de los sentimientos por medio de crear cosas”.
“Pasará” está hilvanado por el tiempo; pero no desde el duelo sino como ese gran pedagogo que todo lo borra. ¿Qué deja visible?
- “Jajajaja. Excelente pregunta. Sí, ‘Pasará’ es una canción que habla del tiempo, de cómo el tiempo nos muestra cosas que nosotros interpretamos desde un paradigma. ‘Pasará’ es imagen de una persona viendo a otra, que podrían llegar a ser la misma. Cuenta con un fragmento leído y escrito por la poeta gualeguaychuense Jimena Arnolfi. Creo que lo que más nos deja es la sensación de que todo, inclusive esta frase, pasa. Y ahí la contradicción, pues si la frase pasa, lo demás no. Mientras tanto, un silbido nos silba y las cosas pasan”.
“Gamesán” parece mirar el detalle que suele pasarse por alto, el sonido ambiente, la microimagen, lo sutil… ¿Desde qué lugar compone Santiago Veronesi?
- “Compongo desde la observación, desde lo cotidiano que, de tan cotidiano, suele pasar desapercibido. El entorno sonoro de pájaros, máquinas de cortar pasto, autos, gallos, avionetas y todo lo que sea que sea nuestro entorno, forma parte de mi composición. Intento plasmar en la música todo lo demás, lo que entra por el gusto, por el olfato, el tacto… como dice Borges: ‘Ser actual: Todos fatalmente lo somos (…). Olvidadizo de que ya lo era, quise también ser argentino’; yo cambiaría ese ‘argentino’ por ‘yo quise ser músico y hacer canciones desde ahí’, desde nuestro entorno ‘actual’. Creo que también soy un poco lo que he leído, y en eso también parafraseo a Borges”.
Hay en tus diferentes propuestas una conjunción de lenguajes, no sólo desde lo sonoro sino también con una imagen cuidada en los videos, pasajes recitados, fragmentos de charlas telefónicas, la naturaleza de fondo… ¿Es un poco el arte esta amalgama de sensaciones diversas?
- “Sí, entiendo el arte como una expresión que dice ‘chaque, chaque’, como esa advertencia que nos daban nuestros padres cuando éramos (¿éramos?) niños. Ese ‘chaque’ que significa ‘¡cuidado!’, ‘alerta’, ‘esto está pasando’; está pasando que hay un mensaje artístico que, cuanto más explícito está, quizá más dice. Por eso, la música, la literatura, la imagen, la sensación de luz y oscuridad, la sensación de que los árboles ‘Se siembran’ por cerca nuestro, esa sensación se puede plasmar más cuanto más se utilicen los lenguajes. Por eso, creo que es objetivo de toda obra de arte abrazarse con la amalgama de todas las expresiones para completar: audio, imagen, textura, olor y sabor… y también otras”.
Este “Piso 1” recupera canciones compuestas ya hace tiempo… ¿Qué tanto aún dicen del Santiago de hace algunos años?
- “Sí, el proyecto ‘Gamesán’ cuenta con tres partes sonoras. La primera que ya salió es el ‘Piso 2’ y ahora está saliendo el ‘Piso 1’, que es una especie de precuela. De canciones más viejas. Luego saldrá el ‘Piso 3’, que son las canciones más recientes. En este ‘Piso 1’ hay mucho de lo que era yo cuando iba al Polivalente de Arte, mensajes telefónicos de aquella época de teléfonos fijos con contestador. Creo que ese Santiago, el de aquellas canciones, es parte del Santiago que soy hoy. En ese sentido, se podría decir que las canciones están escritas con audios de cassettes viejos míos, de una etapa ‘pasada’ mía, pero que de alguna manera forman parte de lo que soy hoy. Por eso entiendo en este momento de mi vida que las obras van siendo concebidas a lo largo de la vida del artista. De algún modo ya existían, y las sacamos afuera, con lo que nos pasó”.
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VERONESI POR VERONESI
Entiendo en el florecer de un trébol, en el nido de un zorzal, en el relinchar de un caballo, en el ruidito del mate, en el silencio de una liebre, en lo kamikaze de un tero que cuida su territorio, en la gotera de la canilla de la cocina, en el grito de “gol” de una cancha de fútbol (o handball o lo que sea), en el “tac-tac” que hacen las lapiceras al sacar y meter la punta con la que se escribe, en el campanazo de una iglesia que ahuyenta a las palomas y en el “pi, pi” que hace la cajera del supermercado al leer el código de barras del arroz que compramos para cenar… en todas esas cosas encuentro una posibilidad de algo que se interpreta y puede ser arte. De esa manera, señalo algo. Y de esta forma me acerco un poco a Alberto Greco y su vivo dito. Su momento de señalar objetos de arte. Mis obras, supongo, son un poco eso, el decir “Mirá esto”, y creo que la vida es un poco eso, decir “Mirá (escuchá, olé, caminá, etc) esto”.