Actualmente la famosa frase “me aburro” ya no es exclusiva de los chicos. Muchos adultos se sienten así. Si este es nuestro caso, la pregunta a hacernos debería ser: ¿cómo salgo de esta emoción negativa que nos priva de fuerzas y pasión? Principalmente activando en nosotros el anhelo de aprender algo nuevo.

Solamente la curiosidad, tan natural en la infancia, nos aleja del aburrimiento. Muchas veces, uno busca distraerse o darse “un gustito”; de esa manera, tal vez, durante algún tiempo, dejemos de estar aburridos; pero, tarde o temprano, nos volveremos a sentir así. Lo único que nos puede sacar del aburrimiento es el hecho de ser curiosos.

La curiosidad nos impulsa a querer saber más y a mantenernos en movimiento. Eso significa que haremos lo que sea necesario para que lo que todavía no es comience a ser. Hay gente que se crea su propio mundo y piensa que lo que viven es todo lo que existe. Entonces se aferran a la creencia de que no existe nada más por aprender. ¡Nada más lejos de la realidad!

Algunos se quejan de que su relación de pareja o con los hijos no es lo mismo que antes, pero nunca se atreven a efectuar cambios. No buscan estrategias nuevas que les sacuda la rutina y mejore su situación. Hacen todo de la misma manera cada día, y luego se quejan de que están aburridos.

Si te sentís identificado con la descripción anterior, si sentís que has alcanzado una meseta en algún área de tu vida, te animo a cuestionarte lo siguiente: “¿Qué ocurriría si hago algo que nunca hice?”. De ese modo, estarás provocando el pensamiento creativo. Cuando uno percibe el mundo desde un paradigma mental cerrado, acaba por vivir en una cárcel que se ha construido a sí mismo.

Un paradigma es un modelo mental que nos han legado nuestros padres y establece qué está bien y qué está mal para nosotros. Pero, si lo mantenemos en el tiempo sin cuestionarlo nunca, nos puede llegar a volver mentalmente rígidos o estrictos. Es entonces que uno es capaz de expresar: “Esto es así y se terminó”. O: “Yo soy así y me tienen que aceptar como soy”. Pero si queremos salir del aburrimiento, debemos atrevernos a pensar diferente, a llevar a cabo todos los cambios que sean necesarios. Para abandonar nuestra zona de comodidad, es fundamental soltar la creatividad que todos llevamos adentro. Los adultos somos creativos y necesitamos volvernos un poco niños de vez en cuando para conectar con nuestro niño o niña interior.

Si a una criatura, le dan un juguete, tocará A y B porque es curiosa. Después dirá: “Parece un camión” e inventará algo nuevo. Los adultos deberíamos imitar a los más pequeños y vivir mejorando lo que hacemos por simple curiosidad. Así nunca nos aburriríamos.

Si algo no funciona en tu vida, modificalo hasta que vuelva a funcionar; pero no sigas haciendo lo mismo hasta el cansancio. Transformar lo que nos desagrada o nos incomoda en aprendizaje y crecimiento nos mantiene despiertos y sanos.

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