Como es de público conocimiento, la pandemia generó un incremento importante en el número de cuadros de depresión, ansiedad, estrés crónico y trastornos en el sueño. Por ello, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones de expertos para implementar políticas públicas tendientes a atender los diferentes padecimientos que afectan a la salud mental y que surgieron desde la aparición del COVID-19.
Un equipo del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y la Universidad de Harvard realizó una encuesta a 10.053 personas en Argentina durante la primera semana de cuarentena, para medir las reacciones afectivas tempranas en personas adultas. Las personas encuestadas mostraron síntomas sustanciales de ansiedad y depresión. El 33% informó que padecía posibles síndromes depresivos, y el 23% posibles síndromes ansiosos. Esta situación afectó, especialmente, a las personas más jóvenes, de 18 a 25 años. Las variables más importantes que explicaron los síntomas depresivos fueron la sensación de soledad seguida del estrés diario.
A su vez, una vez transcurridos dos meses de aislamiento en Argentina, el mismo equipo realizó otra encuesta. De las 3.617 personas que participaron, casi la mitad (45,6%) tenía síntomas de depresión, debida sobre todo a la fatiga mental y la soledad; y una de cada cuatro personas (27%) sufrió ansiedad, especialmente debido a la incertidumbre y el encierro.
Por otra parte, un grupo de 18 especialistas de todo el mundo escribió un ensayo en el cual, después de revisar el conocimiento reunido sobre lo que sucedió en la pandemia, realizaron algunas propuestas de políticas públicas para preservar la salud mental. El artículo fue presentado a la importante revista científica The Lancet, y su contenido fue comentado por un conocido portal de chequeo de información pública.
En primer lugar, se recomienda incorporar el monitoreo psicológico al seguimiento físico que se hace de pacientes recuperados de COVID-19, para tratar a tiempo los padecimientos mentales que pueden hacerse evidentes con el transcurso de los días. También se considera fundamental cuidar al personal de Salud, que no sólo se ha visto expuesto al riesgo físico de contraer la enfermedad, sino también a una carga mental y un nivel de estrés elevado, durante un tiempo muy extenso.
Asimismo, se pidió priorizar el acceso seguro al cuidado infantil y la educación primaria durante la pandemia, porque brindan oportunidades de aprendizaje, socialización y acceso a los alimentos a niños y niñas de todo el mundo. Además, colaboran a disminuir el estrés y la carga mental de quienes los cuidan.
Sumado a esto, se solicitó complementar políticas de asistencia y desarrollo social con acciones de promoción del bienestar en las comunidades. En este contexto, las escuelas, los lugares de trabajo y los centros comunitarios pueden ser lugares clave para facilitar el acceso y el tratamiento de la salud mental a poblaciones vulnerables.
Es recomendable que las autoridades nacionales y provinciales tengan en cuenta estas recomendaciones efectuadas por profesionales de la salud mental, para de ese modo atender con éxito aquellos padecimientos que la pandemia generó en la psiquis de numerosas personas, y de ese modo construir un camino de salida no sólo de las restricciones, sino también de diferentes enfermedades que pueden ser superadas con asesoramiento idóneo y un claro apoyo del Estado.