El Centro Evangelístico Familiar ubicado sobre la avenida Italia al 2070 de esta ciudad ya confirmó el reinicio de los encuentros religiosos desde ayer, tras la habilitación de las reuniones en espacios cerrados con el 50% del aforo que fuera confirmado por el Consejo de Atención de la Emergencia COVID-19. En ese sentido, el pastor Rubén Martiarena brindó a La Mañana detalles sobre los preparativos para recibir a los fieles.

“Para nosotros es una gran satisfacción el volver a los encuentros presenciales porque estábamos esperándolo. Tenemos que tener presente que sólo hubo ocho semanas de reuniones en estos 16 meses desde el inicio de la pandemia en marzo 2020”, arrancó.

En otro tramo de la entrevista apuntó que ya habían planteado a las autoridades sobre el “DNU de Nación que salió en junio donde permitían hacer reuniones dentro de los edificios y ahora es una satisfacción poder volver a los encuentros con el 50% del aforo”.

Sobre los protocolos que preparan para recibir a los fieles, resaltó que “respetamos el distanciamiento, le decimos a la gente que venga con el barbijo, tenemos para medir la temperatura y alcohol en gel. Son todas las medidas que ya veníamos cumpliendo con las reuniones al aire libre pero que ahora serán dentro del templo”.

Asimismo, reconoció que, atento a la gran cantidad de fieles que asisten al Centro Evangelístico Familiar, “la asistencia a las reuniones será con inscripción previa. Comenzamos hoy (por ayer), los sábados será para los jóvenes y los domingos tendremos varias reuniones para lo que ya habilitamos las inscripciones”, refirió. Aquellos que deseen acceder a un lugar para las reuniones pueden encontrar al Centro Evangelístico Familiar en todas las redes sociales y allí solicitar un espacio o bien, “en nuestro Facebook figura un número telefónico donde también pueden inscribirse”, dijo.

La fe desde lo virtual

En otro orden de cosas, el pastor refirió que durante la pandemia trabajaron mucho desde lo virtual. “Si bien algunos teníamos plataformas digitales, la labor fue a pleno y muchos estuvimos aprendiendo a movernos en lo digital y a hacer las reuniones online, aprovechando las redes, en la ciudad capital y en el interior”, explicó.

También, durante la pandemia “fue intensa la necesidad de aferrarse a la fe; creció por el agobio, la angustia y el temor. Los conflictos familiares se duplicaron y hasta triplicado en los primeros meses y la angustia de mucha gente sobre todo desde los primeros días de abril a julio que fue lo más crítico dentro de la pandemia, por la gran cantidad de gente enferma y de muertes. En ese tiempo los mensajes, con la desesperación de la gente, estaban en el teléfono y en redes desde que nos levantábamos”, reconoció el pastor.

El contexto de aislamiento los obligó a aprender a “hacer atenciones online; todo tipo de servicios religiosos y hasta lamentablemente hacer servicio de sepelio online. Eso fue muy fuerte para mí”, dijo con pesar para luego sumar que “la gente aprendió a valorar mucho la fe porque lo material, las cosas a las que uno se aferraba, no servían para seguir adelante. Necesitábamos la fe para superar este momento crítico y difícil”.

A modo de reflexión, el pastor Rubén Martiarena señaló que “con la pandemia, aprendimos a rever valores y principios que por ahí teníamos al revés y a valorar la familia, a Dios, la fe y los amigos porque hubo distanciamiento social y sólo era lo virtual, gente que no podía ingresar a la provincia. Yo tengo a mi madre con problemas de salud en Chaco y hace un año y medio que solo compartimos vía telefónica o videollamadas y mi esposa también con familiares en Salta pero, lo hemos sobrellevado y aprendimos a darle más valor a las cosas”.

Finalmente aclaró que “la habilitación de los encuentros religiosos depende de la situación epidemiológica de cada localidad. Hay ciudades como Clorinda que siguen sin esta posibilidad hasta el lunes que viene y así también El Colorado y Las Lomitas”.