Por Héctor Washington

Adhiriendo a los 111 años de la Biblioteca Popular “Dr. Martín Ruiz Moreno”, el escritor, docente e investigador Juan Páez presentó en un encuentro virtual su último libro, “La niña y el barco” (la poética de Gigliola Zecchin). El Instituto Superior Privado “Robustiano Macedo Martínez” organizó el encuentro, con la profesora en Letras Daiana Alejandra Benítez como moderadora del evento.

Con el acompañamiento de estudiantes de la carrera de Letras de esa casa de estudios y demás personalidades de la cultura, la velada contó con la presencia de la propia Gigliola Zecchin y la doctora en Letras, escritora, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Jujuy Elena Bossi.

La profesora Alejandra Benítez abrió el encuentro asegurando que en el presente libro, el autor “busca caracterizar la construcción de la voz poética de la famosa Canela, periodista cultural, escritora y editora ítalo-argentina, en sus tres poemarios: ‘Paese’ (2001), ‘Arte povera’ (2006) e ‘In movimento’ (2008). Páez se sumerge en estos libros con el fin de analizarlos, interpretarlos y reflexionar acerca del estilo poético que subyace en relación con las diversas artes, sobre todo con el arte fotográfico. Se trata de un aporte crítico que vincula la importancia del sentimiento con la escritura, que rescata las imágenes poéticas que dan cuerpo al poema y las observa para reconstruir los ejes temáticos que directa e indirectamente emergen de la poesía de Zecchin”.

En tanto, Juan Páez graficó acerca de la génesis de su investigación asegurando que “el trabajo lo llevé adelante durante la cursada de la Licenciatura en Letras. Elena Bossi dictaba uno de los seminarios y en una oportunidad, llevó al aula una serie de poemas que corresponden a ‘In movimento’. Me llamó la atención que entre los libros de poesía, hubiera uno que estaba escrito en otra lengua. Ese fue el primer rasgo por el cual decidí embarcarme en recorrer y enhebrar esta serie de poemas”.

En este sentido, abundó en “una voz particular que me resonaba, un modo de entender la poesía y conectar desde la sensibilidad. Eso que a veces tanto falta en el discurso académico. Yo me dejé guiar por esa voz y comencé a preguntarme. El libro está dedicado a Elena Bossi porque fue la que me acompañó durante el proceso de escritura y de lectura. Está dividido en tres partes: en la primera analizo ‘Paese’, en la segunda analizo ‘Arte povera’ y en la tercera analizo ‘In movimento’. Y en el medio, la construcción de esta voz poética que sostiene la memoria. Yo destaco la sensibilidad que hay en la poesía de Gigliola; lo primero que analizo en el libro es la idea del sentimiento ligado a la poesía, la idea de dar forma al sentimiento. Cuando uno lee su poesía, uno puede sentir esas fibras de la sensibilidad que no en vano nos cuentan una historia. Y uno no puede dejar de sentirse tocado porque tratan temas universales”.

Acerca de los libros que conforman la materia de investigación de “La niña y el barco”, Páez caracterizó: “En los poemas que integran ‘Arte povera’, lo que encontramos es una suerte de árbol genealógico. Aparecen estas mujeres mantenidas que entran en relación con otra genealogía de mujeres dentro de la poética de las que leen el destino en la borra del café; también encontramos a esa mujer que se mira a sí misma en el mar, en el oleaje; aparecen en otros poemas las mujeres navegantes que persiguen el mismo pan”.

Respecto de ‘Paese’, aseguró que se trata de “una caja negra, un libro que ya desde el formato llama a la vista. A diferencia de los otros dos, que parecen más ‘hermanitos’, porque además son de dos editoriales diferentes”.

De ‘In movimento’ destacó que “uno de los temas que atraviesan la poesía de Gigliola Zecchin es la infancia, que se divide entre dos tierras atravesadas por el mar, divididas por el mar. Esa voz poética que surge de los poemas mira como si fuera el poema un testigo de esa escena, donde encontramos esa mirada infantil, esa mirada desde la inocencia”.

Canela, por su parte, confesó: “En mí, la poesía nace como una necesidad; la edición es una segunda necesidad, porque yo no escribo para mí misma evidentemente, escribo para que alguien pueda cavar en mi corazón y encontrarme. Y quizá quise que me encontraran de otra manera, porque estuve más de 50 años en la televisión, en la radio… siempre trabajando con la palabra, desde la necesidad de que la palabra estuviese dignificada. Quiero decir que uno se haga responsable de la palabra y que pueda ayudar a otros a buscar el significado de esas palabras, en sus propias vivencias, en sus propias imágenes”.

En cuanto a su experiencia con la poesía de Canela, Elena Bossi contó: “La intimidad de la poesía de Gigliola a mí me impresionó. También me parecía muy difícil para una mujer conocida por su trabajo de periodista y por la literatura infantil, desarmar el prejuicio de que además escribe poesía y nadie después la lee porque lo otro es lo que se ve más. Y a mí lo que más me gustaba de Gigliola era la poesía. También por algo particular: tengo mucha memoria -sin haber estado en la guerra- de narraciones de mi propia familia. Entonces para mí, la infancia en guerra es todo un tema importante, y Gigliola estaba hablando de algo que para mí era muy conmovedor también. Más allá de lo brillante que ha sido ella en el trabajo de periodismo, en el trabajo de novelista, en el trabajo de escritura infantil, para mí Gigliola es sobre todo una gran poeta”.