pixel facebook
Viernes 29 de Marzo de 2024

23 ° C Clima

Logo Editorial


Nichos de ineficacia



La reapertura de negocios que sobrevivieron a la cuarentena más dura y el paulatino restablecimiento de actividades que permanecían fuertemente restringidas no modifican de manera sustancial, al menos por ahora, la situación que atraviesan vastos sectores de la sociedad argentina.

Aunque algunos sectores críticos de la economía encuentren cierto alivio después de la asfixia sufrida durante meses, la realidad continúa siendo incierta, pues aun no se han despejado en forma total las dudas sobre qué sucederá con miles de emprendimientos y con los empleos en las PyMEs.

Desde que se vieron obligadas a tomar medidas sanitarias extremas por la aparición de la pandemia de coronavirus, las autoridades han evitado usar la palabra “ajuste”. Sin embargo, para miles de pequeñas y medianas empresas y para los millones de argentinos y argentinas que a fines de 2020 dejaron de percibir los ATP (programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción) y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) respectivamente, lo que se produjo a partir de enero de este año fue un violento recorte de ingresos, que ya venían escuálidos por una recesión de larga data.

Los sectores considerados críticos, como el entretenimiento, la hotelería, las manifestaciones de la cultura, el turismo, el esparcimiento y la gastronomía, entre otros, tardarán en recuperar los niveles de prepandemia. ¿Cuánto? Imposible saberlo mientras la emergencia sanitaria mundial no haya sido superada o esté definitivamente bajo control.

Las decisiones tomadas a comienzos de año por el Gobierno nacional en materia económica tuvieron como fin bajar la emisión de pesos, que se traslada a precios y genera inflación y deudas. Pero la inflación se mantuvo alta y las dudas crecieron.

Según datos oficiales, la pobreza alcanza a más del 42 por ciento de la población y sigue en alza. Son cerca de 20 millones de personas; pero serían muchas más si no hubiese paliativos estatales.

No es momento de discutir si es necesario restringir los egresos de un Estado que padece un déficit crónico, sino de plantear la calidad del gasto público y el destino de partidas millonarias, la mayoría de ellas de índole social.

Entre Nación, provincias y municipios suman cientos de ministerios y miles de secretarías, subsecretarías, entes y empresas públicas descentralizadas, sin contar los planteles parlamentarios y judiciales. Todos, o la mayoría, con abultados presupuestos y sueldos en muchos casos muy por encima de la media en la actividad privada.

En cualquier parte, el empleo público desmesurado crea oficinas ineficientes que sólo contribuyen a incrementar la burocracia y obligan a establecer nuevos gravámenes para sostenerlas.

Más allá de los actuales subsidios, o de ayudas venideras, los administradores de la cosa pública deberían enfocarse en reducir los gastos superfluos y la enorme cantidad de organismos y programas que superponen su accionar ocasionando un daño inconcebible a las arcas estatales.

Lo que está haciendo falta no es otro ajuste social sino atacar esos nichos del Estado que conviven con un gasto ineficaz.



Comentarios
Los comentarios publicados al final de cada nota son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden generar sanciones legales. La empresa se reserva el derecho de moderar los comentarios y eliminar aquellos que sean injuriosos o violatorios de cualquier legislación vigente.
Todos los Derechos Reservados © 2024 Editorial La Mañana

La Mañana
RSS
Sitemap

Redes Sociales
Facebook
Instagram
Twitter

Miembro de
Logo Adepa
Adherente a Programas
ONU mujeres

Logo Footer