Ayer el Consejo COVID-19 local anunció una importante serie de flexibilizaciones que entran a regir hoy en la provincia, tras un mes y casi veinte días de un estricto aislamiento. Desde hoy están habilitadas nuevamente las actividades profesionales, el servicio doméstico, los trabajos de mantenimiento y las obras privadas de hasta 10 obreros. Así también, vuelve al ruedo uno de los sectores más golpeados por las restricciones: el comercio minorista y la actividad comercial en general. Si bien es útil la extensión horaria hasta las 19, sería interesante considerar una ampliación aun mayor al menos para comercios “esenciales”, teniendo en cuenta que según la nueva disposición, el horario de cierre de estos continúa coincidiendo con la finalización de la actividad comercial general y se sigue quedando corto con relación a las jornadas laborales que suelen continuar al menos una hora más, impidiendo así que la gente que sale de trabajar pueda acudir cómodamente a supermercados, farmacias o negocios de cercanía.
La actividad gastronómica con atención al público fue otra de las beneficiadas con las nuevas medidas, ya que estará permitida al aire libre todos los días de 7 a 19. Si bien no deja de ser un enorme avance para el sector, en el futuro sería oportuno considerar realizar los anuncios tanto de restricciones como de flexibilizaciones con una anticipación mayor a 24 horas para favorecer la organización interna de las distintas empresas y emprendimientos y que así puedan aprovechar al máximo sus posibilidades.
También están permitidas desde hoy la práctica deportiva individual al aire libre y las salidas recreativas de cercanía con niños y niñas. Celebramos esta decisión, el deporte es salud, y contar con un momento de recreación para las infancias es esencial para su desarrollo.
Después de un año y medio de pandemia, ya conocemos de qué va el cuento, la relación causa y efecto que hay entre la ausencia de protocolos serios y la escalada de contagios. A esta altura del partido, ningún comercio, local gastronómico, cliente, consumidor o ciudadano en general debería necesitar “niñeros” para velar por el cumplimiento de los cuidados necesarios. Los protocolos ya no son extraños, sabemos qué está bien y qué representa un peligro, y si alguien no está al día: informarse al respecto es un deber ciudadano. Esta es la oportunidad de demostrar que esto es así: que se puede seguir trabajando y viviendo sin relajarse con las medidas preventivas. También es una oportunidad para que las autoridades consoliden una apertura real a la conversación y trabajen la escucha activa. Del intercambio sano no puede surgir más que el crecimiento. Formosa no puede darse el lujo de otra cosa: ni de seguir aumentando los contagios de coronavirus, ni de continuar sin un diálogo profundo y serio entre todas las partes involucradas