Ante una consulta de La Mañana en la conferencia de prensa de la Mesa del COVID-19, el ministro de la Comunidad a cargo de Desarrollo Humano, Aníbal Gómez, puso de relieve que en los CAS se tiene un control de los pacientes con coronavirus y su salud está monitoreada por especialistas.

Detalló que “una vez que una persona da positivo por COVID, impacta en el sistema y rápidamente se comunican con el paciente para brindarle las indicaciones de cómo proseguir con el caso”.

En cuanto a los contactos estrechos de un caso positivo, refirió que pueden acercarse a un Centro de Salud y si la persona está con síntomas leves o moderados “indicamos quedarse en un CAS, y, en caso de que su condición requiera de más complejidad, pasa a una internación en un nosocomio”.

Por ejemplo, recordó que “este jueves más de 300 personas fueron trasladadas a un CAS, y otro pequeño grupo a un hospital por las sintomatologías que presentaban”.

En este tema, el ministro Gómez denunció que “existe una campaña de personas que tratan de inducir a quienes dieron positivo a coronavirus a que no vayan a un CAS. Nosotros les decimos a estas personas que analicen bien esta situación y contemplen los riesgos que significan quedarse en sus domicilios para su propia salud y la de su familia y seres queridos”, manifestó.

Asimismo, marcó que “esta no es una enfermedad cualquiera, hay que analizar los riesgos de quedarse a transitarla en el domicilio; además, es muy contagiosa y en la casa exponen a los integrantes de la familia al contagio. Un CAS protege a los contactos estrechos, ya que aísla a la persona con COVID”, remarcó.

Ventajas frente al virus

En otra parte de su conferencia, Gómez argumentó que “según una investigación de la revista médica británica The Lancet, se demuestra que los países que optan por medidas de contención agresivas y tempranas sacan una ventaja frente a aquellos que van y vienen intentando convivir con el virus”.

En este sentido, manifestó que todos los gobiernos y con distintos matices, debieron optar entre elegir la vida o la muerte, la libertad o las restricciones.

“Del análisis se desprende que los países que imponen medidas duras y puntuales experimentan una mortalidad COVID-19 aproximadamente 25 veces menor que la experimentada por los países que intentan convivir con el virus”, señaló.

A la vez, otro aspecto analizado fue el vínculo entre la erradicación del virus y las limitaciones de las libertades impuestas a las poblaciones: cierres de negocios, lugares culturales, restricción a la libertad de circulación, prohibición de reuniones, toques de queda, entre otros, buscando cuantificar la severidad de las decisiones dictaminadas por las autoridades.

La conclusión fue que los países que actuaron con menor rigidez para “vivir” con la pandemia, en general, tuvieron que imponer con el tiempo medidas que perjudicaron más, o durante más tiempo, las libertades.

En cuanto a la inmunización, asegura que “la historia muestra que la vacunación por sí sola no puede controlar un virus rápidamente y que se necesita una combinación de medidas de salud pública para la contención”.

Por último, Aníbal Gómez indicó que “venimos repitiendo día tras día: controlar el virus depende de cada uno de nosotros, de nuestra conducta y responsabilidad como individuos y como comunidad”.