“De la UPAC me mandaron a la sala del barrio, de la sala me mandaron a la UPAC”, “me dieron turno para el 25 de mayo”, “soy esencial, todavía no estoy vacunado, para trabajar en el interior me tengo que hisopar todas las semanas, pero el turno lo consigo cada tanto”, “intenté en el Central, no pude, lo logré en el Liborsi”. Como estas historias, hay cientos, ni siquiera hay que buscarlas, te topás con ellas en cualquier conversación casual. En esta semana, La Mañana recibió al menos 50 de estos relatos.
Los contagios son muchos, y con ellos lógicamente se multiplican los contactos estrechos. La falla en el sistema de testeo es tan obvia que resulta increíble la respuesta del Consejo de Atención Integral de la Emergencia ante la consulta sobre cómo se va a resolver la alta demanda de hisopados en la provincia. “Reactivos hay, la gente que da positivo tiene que ser responsable y decir quiénes son los contactos estrechos”, aseguraron. Ante la duda, la culpa es del otro.
Es real que es responsabilidad de quien se contagie informar quiénes son sus contactos estrechos, la responsabilidad personal es un gran factor. Es cierto también que no hay sistema sanitario que dé abasto en medio de una pandemia, pero mirar para el costado no resuelve el problema. Desconocer públicamente la dificultad que tienen aquellas personas que se consideran contactos estrechos para acceder a los hisopados es subestimar a la gente.
Que quede claro, el reclamo no es hacia el personal de salud que realiza los testeos, que está haciendo lo que puede.
Esta situación no sólo afecta a los contactos estrechos. Hoy en día es requisito realizarte y pagar $ 5.000 por tres hisopados para ingresar a la provincia de los cuales solamente es razonablemente posible acceder al primero, al ingresar. También es necesario un test de PCR para viajar desde ciudades con alta incidencia epidemiológica, como Formosa capital y Clorinda, hacia otras con mejor estatus.
Estas exigencias son imposibles de cumplir simplemente porque las condiciones no están dadas. No es lógico pasearse por la ciudad para conseguir un testeo, hacer dos o tres horas de cola, o esperar un turno durante una o dos semanas para saber si te contagiaste.
Paralelamente, los laboratorios privados no están habilitados para suplir esta necesidad a demanda de particulares. La explicación oficial es que si estos establecimientos no reportan los casos que detectan se pierde la cadena epidemiológica y, por ende, al Estado se le hace imposible asistir al paciente. Sucede que, de todas maneras al día de hoy, mucha gente contagiada o aislada preventivamente se queja de que la asistencia sanitaria no llega, entonces ¿de qué seguimiento estamos hablando? Si el sistema público no da abasto con los hisopados, ¿por qué no abrir la jugada a los privados para ayudar, aunque sea un poco, a descomprimir la cuestión?. Lo admitan o no, lograr hisoparse en Formosa hoy es una lotería.