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"ENTRE CRONOPIOS" - SEGUNDA TEMPORADA

Anidando pájaros

Ciclo de Conversaciones en Vivo con Artistas Formoseños. Cuarto Invitado: Roly Colman – Músico



Por Héctor Washington

Fotos: David Lescano

“La guitarra y el cantor, yunta ceñida y eterna. La guitarra en mí es una necesidad, siempre fue una necesidad. Vea que uno le averigua cosas a la guitarra, la llena de preguntas. Y la guitarra es sabia, generosa, amplia. Y lo conoce a uno de memoria. La memoria que la guitarra tiene preparada desde qué tiempo… desde que fue árbol, desde que anidó pájaros… No se olvide que custodió nidos. Al custodiar pájaros, cuando se hizo maderita, se hizo hueca y se llevó todos esos nidos, todo el símbolo, toda la simbología vegetal, todo el bosque está en esa guitarra. Y usted se acerca y la interroga. ¿Qué puede ignorar la guitarra? ¿La vida?, ¿el amor?, ¿la nostalgia?, ¿el silencio?, ¿la necesidad de decir algo y no se sabe qué? Y va peinando, busca para arriba la bordona y empieza a averiguar cosas. Y la guitarra, como diciendo: ‘Ya lo sé, ya lo sé…’”.

Nutrido desde la cuna por esos eternos interrogantes de que nos habla Atahualpa Yupanqui y nacido en el seno de una familia tradicional de artistas, Rolando Colman lleva ya más de 20 años en el mundo de la música y ha formado distintas agrupaciones a lo largo de su carrera. A partir de los 16 años, inició el camino de las competencias a nivel nacional, como los Pre Cosquín, donde ha resultado ganador de la representación en tres oportunidades: en la provincia de Corrientes en el rubro solista; en La Matanza, Provincia de Buenos Aires, y también en Formosa. A los 17 años ya era Técnico Superior en Canto y Música. Años después, continuó su preparación en Capital Federal, donde formó parte de la Banda del Regimiento Patricios, con la que recorrió parte de Sudamérica, paralelamente a sus presentaciones como solista de folklore en peñas y festivales.

Con los años, se recibe de Profesor de Canto y participa de festivales como Baradero, Cosquín y Jesús María. Decide afincarse dos años en Corrientes dando clases en la Escuela de Arte de la ciudad, donde también pasa a formar parte como voz principal del antiguo grupo Los Del Paraná.

A su regreso a Formosa, decidió emprender su proyecto personal anhelado desde joven: su propia academia de Música en la ciudad capital, además de formar parte -junto a su hermano Leandro y otros músicos- del exitoso grupo vocal “DeRaíz”, que los llevó a telonear a artistas de la talla de Los Huayras, Los Tekis y a emprender una gira de la mano de Bruno Arias.

Junto a su hermano, conforma el dúo folklórico “Lea & Roly”, lo que les permite girar por numerosas provincias del país, además de Bolivia y Perú.

Ya como solista, representa a la Argentina en el Festival Internacional de Folklore “Passo Fundo” en Brasil en 2016, regresando con el galardón Revelación. El año 2019 lo encuentra con un nuevo proyecto: “Roly Colman y Tres Cuartos”, con el que conquistó numerosos escenarios y logró representar a Formosa como anfitrión de la Peña Real en Cosquín, en su 50° aniversario.

Camino a la Licenciatura en Música, ejecuta unos 7 u 8 instrumentos con suma versatilidad, además de impartir clases a numerosos jóvenes que buscan su vocación en la música.

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- “‘No hay destino más profundo para el árbol, que convertirse en guitarra’ decía el querido Atahualpa Yupanqui. Siempre fue una meta el querido Atahualpa; lograr cosas a través del aprendizaje de las canciones y de la poesía y de todo lo que hacía en su folklore Don Atahualpa, para mí siempre fue una meta, una guía, un camino a seguir. Me gustaba siempre arrancar los shows con canciones de Atahualpa, que también componía con su mujer. En ese momento firmaba con nombre de varón, pero muchas de las letras de Don Atahualpa también eran composiciones con su esposa. Así que es un placer haber arrancado escuchándote las palabras del maestro. Personalmente, estoy muy agradecido con estos 20 años de música. Arranqué muy chico junto con mi hermano y siendo guiados siempre por mi familia, como hasta el día de hoy. Y en ese recorrido, en ese trayecto, han pasado muchas cosas. Uno va aprendiendo en el camino. Gracias a Dios, el camino de la música me abrió muchas puertas y pude conocer un montón de lugares; siempre con la bandera formoseña puesta en el habla. Creo que cuanto más tiempo pasaba lejos de la provincia, más tonada de formoseño tenía. Hoy, viviendo una realidad difícil, pero siempre feliz de estar viviendo acá en la provincia”.

Mencionabas esto de las puertas que se te fueron abriendo a la hora de definir tu vocación… Hay como señales que nos indican cuando estamos haciendo algo bien que a veces viene de la mano del reconocimiento. Si bien ya desde niño tuviste un curso marcado en la música, con el tiempo ganaste el Pre Cosquín en tres oportunidades: en Formosa, en Corrientes y en La Matanza, Provincia de Buenos Aires…

- “Sí, en lo que es competencia, he participado en esa y de un montón de otras, porque uno en esa etapa es como que necesita probarse. Al principio, iba a competir contra otros, pero después el camino me enseñó que muchas veces en las competencias de canto, uno compite contra uno mismo, con poder superar ciertos escollos que uno sabe que tiene a la hora de cantar. Y las últimas competencias pasaban más por ahí, que por el hecho de ir a ganar una competencia en sí. Creo que fue una etapa muy linda también, porque te hace crecer mucho el rozarte con otros artistas, con otros músicos. Ahí te das cuenta más o menos de dónde estás parado. Así que fue una etapa muy interesante en mi vida. Hoy en día, estoy más dedicado a otras cosas que a pensar en competencias, porque cuando uno trabaja sobre una competencia, lo hace todo el año, en base a lo que va a ir a dar. Es también un desgaste muy grande el que uno tiene cuando va a competir. De hecho, yo en Formosa había ganado competencias locales, pero el Pre Cosquín me costaba mucho. Y la primera vez que gano, lo hago en Corrientes. Cuando salgo de la provincia, me encuentro con una realidad: Formosa es uno de los lugares más difíciles para competir, uno de los lugares que más cuestan, porque hay muchísimos y muy buenos cantantes. Quizás no pasa tanto en otros lugares. Y sobre todo, la característica en el tipo de voz, el tipo de timbre que se encuentra en la zona. Eso hace que sea más competitivo y, obviamente, mucho más difícil de lograr un primer puesto. Así que me llevó un tiempo lograr una competencia provincial acá en Formosa. Primero lo hice en Corrientes, donde había competido con gente de Santa Fe, de Chaco… y era la primera vez que se hacía la competencia en Corrientes capital, para elegir al que iba a representar a la provincia en Cosquín. Y después, en otra oportunidad, cuando estaba viviendo en Buenos Aires, que me tocó ir a La Matanza, donde tienen una sede del Pre Cosquín. Fueron lindas experiencias; pero, como todo, tiene un tiempo…”.

Ahí también, en Buenos Aires, integraste la Banda del Regimiento Patricios y aquí también formaste parte de un grupo de mariachis…

- “Sí. Hasta hace 3 años. Para mí, era muy interesante el trabajo con el mariachi porque está muy cerca de la gente. En mi vida he formado el montón de grupos, pero con el que logré estar más cerca de la gente fue con el mariachi, porque entra a la casa, está a la distancia de medio metro de las personas y es otra experiencia. Es algo totalmente diferente cantar en un escenario, por ejemplo, donde uno tiene la gente a cierta distancia, habla con otra energía, se dirige de otra manera a la gente. Cuando la tenés cerca, es otro trámite. Y también es un entrenamiento muy importante para los cantantes el hecho de hacerlo a capela. Hoy se ha perdido un poco eso porque la tecnología ha avanzado un montón, y donde vas, encontrás un micrófono. Antes no sucedía. Y para poder mantener la potencia de la voz, poder sacarla y mantenerla, para mí era un ejercicio permanente. Pero como todo un ciclo, estuvo un par de años hasta que entendí que estuvo cumplido y decidí abrirme. Tengo la mejor… de hecho, con los muchachos siempre nos juntamos para compartir. Pero llegó un momento en que necesitaba otras cosas. Eso fue en paralelo con la banda que armó mi hermano, con ‘DeRaíz’. Después tocábamos en algún bar como banda estable pero también lo hacíamos con los mariachi; después salíamos hacer peñas… eran fines de semana de una vorágine tremenda”.

¿Qué te había traído a Formosa? Decías vos que cuando más lejos en Formosa estás, más tonada formoseña tenés… ¿Qué te une a Formosa? ¿Qué te trajo de nuevo?

- “Yo creo que han pasado cosas en el medio estando en Buenos Aires. Pasé situaciones de riesgo peligrosas, cosas cotidianas allá, que acá no lo son. Acá todavía tenemos esa pequeña ventaja de que no es una gran ciudad como Buenos Aires o Corrientes, donde también me pasó lo mismo. No me pasó una vez, me pasó varias veces en Buenos Aires. Hasta que dije: ‘Listo, creo que hasta acá llegué, porque no sé si llego para una próxima’. Una vez me encañonaron, me pusieron una pistola en la cabeza y ahí decidí volver. Aparte, ya tenía el título en camino, había hecho todo lo que podía en Buenos Aires. Pasé momentos increíbles. Fue un momento de crecimiento personal muy grande, porque cuando vivía acá en Formosa, estábamos detrás de nuestros padres, porque ellos en ese momento todavía cantaban y subían al escenario. Y nosotros siempre estábamos como protegidos por ellos. Después, me encontré solo en Buenos Aires y tuve que salir al frente. Y fue un aprendizaje también y un crecimiento personal muy fuerte de pasar de estar protegido por los padres a salir en primera plana en el escenario. Y me han pasado cosas muy lindas, muy interesantes… cantar, por ejemplo, en la cancha de Polo Argentino ahí en Palermo; cantar el Himno Nacional Argentino frente a la comitiva presidencial, cosas así, de ese nivel de ceremonia… cantar frente a la Casa Rosada, lugares históricos del país. Después llegó un momento donde todo era más de lo mismo y decidí salir de la zona de confort”.

Todo este recorrido que me estás mencionando termina decantando en tu presente, “Roly Colman y Tres Cuartos”, la banda que formaste en el 2019 y logró instalarse rápido en los escenarios nacionales e incluso fueron anfitriones de la Peña Real en Cosquín para su quincuagésimo aniversario el año pasado…

- “Sí, poquito antes de la pandemia… un mes antes de la pandemia. De hecho, teníamos toda una cartelera de festivales durante el año fuera de la provincia. Desde que se formó la banda, hemos tocado en Formosa en 3 ó 4 escenarios y la mayoría de los shows los hicimos fuera de la provincia: Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe… Estuvimos por Córdoba capital, en San Francisco, estuvimos en Carlos Paz, hasta que después hicimos centro en Cosquín. Pero veníamos del año anterior también de dos o tres viajes largos donde hacíamos varios shows en distintos lugares. Así que se instaló mucho más rápido fuera de la provincia. Fue muy bueno el hecho de poder lograr eso y estar en un lugar de ‘gran liga’, donde juegan Abel Pintos, Jorge Rojas; por debajo, Soledad, El Chaqueño… y por debajo, una cantidad de bandas como las nuestras, que están buscando ese espacio. Me atrevo a decir que estábamos ahí, en esa zona. De hecho, habíamos ido a Buenos Aires a una de las peñas también más reconocidas. Y el dato no menor de la Peña Real, que fue algo realmente novedoso porque hasta ese entonces, nunca un grupo formoseño había tenido ese espacio. Estamos hablando de una peña súper importante en la historia del folklore argentino, no solamente en Cosquín; si no hubiese estado ese lugar, quizá no hubiésemos escuchado montón de bandas que hoy están donde están. Y para nosotros, lograr ese espacio fue muy importante, un camino largo. Porque yo me acuerdo que era chiquitito cuando me puse la meta de algún día estar en ese lugar. Viste cómo es… aquel niño que pasa por la juguetería y se queda mirando la vidriera. Bueno, de esa manera habíamos ido con mi papá y con mi hermano, de gira de peñas en Cosquín, y no pudimos entrar. Entonces, nos quedamos deseando. Te estoy hablando del año 2000 más o menos, 2001… por ahí. Después, años siguientes pudimos estar en un show con tres temas. Y así… pasitos que uno va dando. Y hablando ya del año 2000 al 2019. O sea, muchísimo tiempo de buscar eso. Y ahora tengo muchos chicos que arrancan conmigo la música; entonces les digo que le pongan ganas para lograr el objetivo, que no se frustren con la primera vez que les cierran la puerta. Después de muchos años, ver que levantaban el cartel nuestro fue como un premio. Tantos años de sacrificios, de ir y de que te cierren la puerta, literalmente: ‘No, flaco, hoy no tocás’, ‘hoy no entrás’… cosas así. Y llegó el momento. Firmamos un contrato, que todavía está vigente, pero lastimosamente con toda la pandemia se paralizó”.

Cuando hablamos de “Roly Colman y Tres Cuartos”, hablamos de folklore urbano; es decir, canciones donde lo paisajístico ciertamente está, pero opera como telón de fondo de una historia mayor, más precisa. ¿Cuáles son los tópicos que mayormente abordás en las canciones?

- “‘Tres Cuartos’ es como un momento de concentración hacia el proyecto personal, a poder completar… viste que te hablo el cierres, de ciclos y aprendizajes. Donde uno dice: ‘Bueno, hasta acá llegué con esto. Creo que hay que avanzar o dar vuelta la rosca para poder continuar con el trabajo’. Veníamos de una serie de proyectos frustrados y entonces la idea era establecer algo con bases bien firmes. Creo que una composición, una letra, es algo que va a quedar por largo tiempo. Entonces, a partir de ahí nace la banda, a partir del proyecto de canciones propias y de música nueva. Si bien el hecho de hacer canciones ya lo venía llevando a cabo hace mucho tiempo, siempre me costó dar ese paso de decidirme a hacer principalmente lo mío. Creo que también es el proceso de maduración que uno tiene con lo que va haciendo. En ese proceso de maduración, yo creía que lo más importante, de aquí pensando al futuro, es dejar una canción, dejar una letra que hable de mi lugar, que hable de lo que sea que hable, pero que sea propio. Siempre tratamos de que tenga contenido para armar y desarmar, y no hacer cualquier cosa que creamos que suene y nos mandamos. No. Trato de, cuando voy a hacer una canción, primero centrarme en una línea; dentro de esa línea, un objetivo de sonido, que es muy importante para que tenga una misma forma, sea homogéneo el trabajo. Y obviamente en eso entra la letra, que es importantísima. A mí me gustan mucho las canciones con letras de amor y también está la característica de lo urbano, porque yo no soy un tipo de monte. Lo mío es mucho más tirado acá, a la zona de la ribera, a la zona de la ciudad donde nací, crecí y me formé. Entonces, cuando hablamos en las canciones de amor y nombrando puntos estratégicos de la ciudad, tratamos de que ese paisaje sea parte de la historia de amor. Yo creo que esos instantes de concentración emocional confluyen en la internalización del sentimiento y es importante considerar que el ser humano es expresión. Y a partir de ahí, lo que mejor articula en ese instante es la poesía conmigo”.

Es notable el cuidado preciso también en la lírica: los recursos retóricos, las métricas, las rimas… todo muy cuidado. Le das una importancia primordial a la palabra, ¿no?

- “Sí, por supuesto. Por eso te decía que no quede sólo en una expresión, porque a la hora de componer, no es lo mismo escribir que escribir para una canción. Es muy importante tener en cuenta la métrica, que las sílabas caigan bien acentuadas… Y todo ese cuidado hace que el trabajo sea un poco más difícil, porque es mucho más complejo tratar de poner una idea en una métrica más corta. Quizás el escritor se explaya más sobre la hoja; yo toda esa hoja la tengo que resumir a una métrica y que me entre dentro de los compases. Y no perder el contenido, no perder la idea. Y que una estrofa hable de una cosa y otra estrofa, con tal de cerrar, hable de otra cosa. Ahí es donde el trabajo se vuelve mucho más minucioso, para poder lograr ese objetivo de mantener el contenido dentro de una métrica, porque las canciones son siempre métricas más cortas que la libertad de la hoja y el papel”.

Hay intérpretes muy laureados en nuestro folklore… pero en tu caso particular, ¿qué plus te da la composición en tu rol de compositor, más allá de la interpretación?

- “Yo creo que el camino de cantar una canción propia no tiene vuelta atrás. Una vez que uno empieza a cantar las canciones propias, es muy difícil que largue ese camino y vuelva para atrás. Es como dar un paso más hacia arriba, porque estás eligiendo un trabajo nuevo, estás proponiendo algo diferente. Y entonces ese rol de compositor es difícil cambiarlo después al sólo intérprete. Para mí es súper interesante cantar canciones de otros y tratar de ponerles mi impronta, mi manera de frasear y darles mi estilo. Pero cuando hacés una canción propia, tiene otro gusto, tiene totalmente otro sentido o tiene mucho más sentido”.

Hay un caso particular: “Cantor de antaño”... ¿Es para tu abuelo?

- “Sí. Justamente de eso estamos hablando, de tratar de dejar una canción para lo que venga. Yo creo que hay personas en nuestra Formosa de ayer que han hecho mucho por la música, mucho por la cultura. Entonces es importante que nuestra generación nombre a esas personas y lo dejen sentado y asentado en una canción. Como nombrar a Kiko Monsalve, a la Yola Yoli… ‘Cantor de antaño’ es justamente una canción para mi abuelo, que era músico; tocaba y cantaba como León Gieco, con la armónica y la guitarrita. Y tenía de oficio peluquero del ejército. Y desde el ejército venía con su valija, haciendo cortes a domicilio, hasta acá, hasta el Independencia. Y eso refleja un poco la canción. Toda esa alma de bohemio, musiquero, que nosotros traemos, viene de una raíz muy fuerte musical. De los dos lados, no solamente del lado de mi familia paterna, sino también del lado de mi familia materna. Músicos de la talla de Omar Gaona, por ejemplo, que fue uno de los mejores bateristas de Sudamérica, ganando competencias a nivel sudamericano. Y es primo hermano de mi mamá. Los Caballero también… familia musiquera; no sólo los Colman”.

Hoy mencionabas la valija de tu abuelo. Hay un hallazgo poético ahí en ese gato, donde decís: “Tu valija es mi pecho donde te llevo guardado”. Es una imagen hermosa… Hablás ahí de toda esa herencia. ¿Cómo eran esos días que evocás ahí en ese en ese gato?

- “Bueno, yo no tuve la oportunidad de compartir con él, porque murió en un accidente doméstico. Y entonces yo hablo con mi hermano -porque ese tema lo tenemos hecho con mi hermano: la letra es mía y la música de Leandro-. Le digo: ‘Nosotros nunca nombramos a nuestra familia musiquera’. Esos tiempos yo no los pude disfrutar lastimosamente, pero todo lo que comento son relatos de mis tíos, de mi papá, de mis tías... Empecé a buscar información de cómo era el abuelo. Y decían que nunca lo vieron enojado, que era un tipo de esos bonachones que no lo ibas a ver malhumorado ni nada por el estilo; era tremendamente cariñoso. Y siempre la valija, con la armónica y los instrumentos de corte de pelo y la guitarra. Y muchas veces el ir casa por casa, le hacía quedarse por fiestas y a veces volvía al otro día a la madrugada. Hasta que un día mi abuela le partió la guitarra y bueno… ahí terminó su carrera musical, porque no volvía más. Por eso digo: ‘Mi abuelo formoseño, guitarrero de antaño; bohemio y andariego…’. Era muy andariego, muy bohemio. Así que queríamos dejar una letra para toda esa sangre que nos transmitió a nosotros. Yo disfruto mucho la música, no sólo en subir al escenario sino en lo íntimo. Agarrar el instrumento y cantar para mí es un momento que disfruto mucho. Y también disfruto mucho lo que se logra con el instrumento, que es la amistad. He encontrado gente con una energía del mismo estilo que el mío y es mágico lo que sucede cuando hay una energía de esas, donde se lee poesía, se cantan canciones, se comparte quizás un vinito. Y todas esas cosas creo que las traemos nosotros ya de antaño”.

Mencionabas a tu hermano Leandro, cuando compusieron “Cantor de antaño”. También han pisado tablas a dúo, recorrido festivales… Bolivia, Perú, por todos lados. Más allá del lazo fraternal natural que los une, ¿cómo es trabajar con él o qué más admirás de su costado artístico?

- “Yo creo que él tiene muchísima capacidad, mucha creatividad. Es muy ingenioso con el instrumento en la mano, tiene la capacidad de generar cosas nuevas permanentemente. Nunca canta una melodía de la misma manera. Siempre va haciendo cosas diferentes. Y yo suelo aprovechar eso a la hora de las grabaciones, porque él es mi productor musical. Yo tengo una letra y se la paso, y él genera todo lo demás. Así que mi admiración, más allá de cómo canta y cómo toca el instrumento, pasa más por la cabeza que tiene, por la creatividad que tiene ahí adentro. Yo me imagino muchos monitos tocando muchos instrumentos dentro de la cabeza de él que permanentemente le van tirando data y sale con algo nuevo. Esa capacidad de crear permanentemente admiro muchísimo en él, aparte de ser un tipo tranquilo. Creo que su lugar en el mundo es el estudio de grabación, donde -creo yo- se siente más libre; a pesar de que es un lugar entre cuatro paredes, el tipo es el más feliz y más libre del planeta. Y verlo hacer lo que hace es súper interesante para mí y conmovedor también. Por eso mi admiración hacia todo lo que hace. Yo hago las canciones y él prepara las grabaciones, donde no entra otro músico. Está solamente él con todos los instrumentos que vos escuchás en una grabación. Después eso lo tenemos que tocar con la banda. Pero son todos los arreglos de él y todo lo que él genera dentro del estudio. Ese es más o menos el trabajo que tenemos entre los dos: yo estoy en lo externo y él en lo interno en el momento de creación”.

A propósito de trabajar con otros, también hubo un trabajo de a dos con María Nieves Gorosito en “Nuestro silencio”. Hay una intensidad muy power ahí en esa canción que va creciendo paulatinamente, desde la lírica misma, la música y también el concepto trabajado en el clip, que es como una suerte de novela súper dramática. ¿Cómo llegaron desde ese primer octosílabo que seguramente crearon con María Nieves hasta esa apuesta dramática en el clip?

- “Fue muy interesante el trabajo a distancia porque ella está en Córdoba. Si bien había arrancado yo con una letra, leo algo que ella publica y le escribo al privado y le digo: ‘Mirá, yo estoy con una idea…’. Y empezamos a trabajar. Pero, como te dije, el hecho de componer para una canción no es lo mismo que escribir para un artículo, por más que sea poesía. Había que pulir muchas cosas en el sentido de la métrica, para que entre dentro del tiempo de una zamba. Entonces era un trabajo permanente de frases por frases. Hay frases que son mías, hay frases que son de ella. Pero siempre tratando de que la idea principal no se modifique en ningún momento y terminar la última frase con palabras contundentes, bien fuertes y cerrando la idea de cada estrofa sin romper con la idea general. Así que nos llevó muchos meses, porque ella no había hecho nunca un trabajo para una canción. Fue un momento muy interesante porque hubo mucha energía volcada ahí. Y cuando ya tenía armada la zamba -porque naturalmente es una zamba, por más que después suena algo más melódico-, todo ese cambio de sonido lo hizo Leandro, donde me mandaba una maqueta: ‘Escuchá cómo suena esto’… o venía aquí al estudio y trabajábamos sobre la idea de la música: dónde tenía que tener poder, dónde tenía que suavizar… Y así se fue gestando esa canción de la que -creo yo- es muy interesante escuchar la historia. Obviamente, dentro del contexto en el que se escribe y en el que está uno, va a interpretarla. Quizá de acuerdo al momento que vos estás pasando, la interpretás para otro lado del que la quisimos llevar nosotros. Después llegó el momento de la producción del video, donde entraron a trabajar muy duro Manuel Gutiérrez e Isaac Rojas con lo que era el guion. Y si bien la idea de la canción no era una amante entre un padre y un hijo, porque la canción habla en realidad de un amor de tres -vos ya te imaginás, escuchando la canción, lo que vos quieras-, Manu tenía la idea de hacer algo que rompa con algunas cosas fuertes. Y a Isaac ya lo conocemos todos, sabemos lo loco bueno que es. Y dijo: ‘No, acá hay que matar a alguien’. Con respecto a la idea del video, dice Isaac: ‘Cuando veo un video de folklore, ¿qué es lo primero que veo? Caballos, violines… nunca una historia dramática fuerte donde alguien se quita la vida’. Entonces, para que alguien tenga la intención de quitarse la vida, tenía que ser una historia fuerte: un padre con un hijo. Ahí se fue encaminando toda la historia. Después concluimos con el trabajo en la casa de otra gran escritora, a quien yo admiro muchísimo y quiero, que es Bibiana Babini, con la que también he aprendido mucho. Ella tiene una casa con un estilo antiguo muy copado. Entonces fui para llevarle un pedazo de letra y me encuentro con la casa. Y digo: ‘No, acá tenemos que hacer el video’. Y me dijo: ‘Pero sí, claro’. Así que es un producto netamente formoseño, con la ayuda y la gran capacidad que tiene María Nieves también para las palabras”.

La docencia también ocupa gran parte de tu actividad en la música. ¿Qué consejos les das a tus alumnos en materia vocacional que quizás no los lleguen a hallar en un libro de estudio o con ejercicios de técnica vocal, por ejemplo?

- “Que en realidad, el músico o el estudio de la música en sí no es como otra materia donde quizá tenés que rendir un examen de -por decirte- Abogacía, vas, estudiás la ley X y quizás podés zafar. El músico se hace solamente a través de la práctica. No hay otra escapatoria. Yo tengo que ir a rendir el método o la lección X y si no practiqué la lección, es muy difícil que pueda lograrlo en el momento o estudiando 24 horas antes. Es indiscutible eso. Sí o sí lográs lo que lográs solamente con la práctica. Que no hay límites con la voz sino que se los pone uno mismo nada más. Y lo que siempre digo: que vamos a ir mejorando, siempre y cuando se mantenga el ejercicio permanente. Porque no se puede avanzar si no hay práctica. No es como las demás profesiones, donde de golpe estudiás y aprobás 8 ó 9 materias. Eso lo hacen los genios, bueno. Trato siempre de que entiendan que deben tener una relación muy íntima con el instrumento, ya sea la voz o la guitarra o el piano, el instrumento que agarren… para poder avanzar. Para poder entender el instrumento, tu mano tiene que estar mucho tiempo con él. Es la única forma de salir adelante con la música, no hay magia. Si bien el mito es parte de la cultura, el desarrollo se logra con la práctica obviamente. Ese mensaje creo que es el primordial y fundamental”.

Recorrí en este último tiempo las marchas de los artistas por la Emergencia Cultural aquí en Formosa y vos eras una de las caras visibles del folklore local. ¿Qué reflexión podés hacer respecto de la situación de los artistas y este escenario sanitario y laboral que se complica cada vez más?

- “Yo creo que no podemos avanzar como sociedad si no hay un plan a futuro. Y en ese plan, si no está la educación, estamos realmente complicados. Y discutir hoy si yo tengo que trabajar o no, yo creo que está mal, no podemos discutir eso. Porque ya es una cuestión muy básica entender que la cultura es parte de lo que nosotros somos. Todo lo que uno hace y cómo uno se desarrolla lo hace a través de las expresiones del arte. Es fundamental que empecemos a visibilizar a los trabajadores culturales y no como un entretenimiento. La música no es un entretenimiento nomás, la danza no es un entretenimiento. Es parte importante del desarrollo de una persona, de una sociedad. Para crecer como sociedad, necesitamos del arte, de la cultura. No podemos estar pensando si le damos trabajo o no. De eso no tiene que haber lugar a discusión, porque si no, quiere decir que no entendimos nada, que como sociedad estamos muy atrasados. Escuché a mucha gente que habló, mucha gente que comentó si es trabajo o no es trabajo. Y yo no puedo estar explicando eso. Yo no te puedo explicar que es un trabajo, eso lo tenemos que aprender en las escuelas. Pero también marca que nunca se ha tenido en cuenta la cultura como importante, siempre fue un complemento. En las escuelas, en los colegios, siempre el arte es un complemento. Ahí creo yo que está el problema mayor. Y después no sabemos socializar, después no sabemos dialogar. La cultura del diálogo es tan importante, porque a través del diálogo generamos ese respeto por el otro, el cariño también. Se dan muchas cosas a través de eso. Y a nosotros no nos han dado lugar al diálogo. Creo que avanzar como sociedad nos va a permitir entender y poner en un lugar o en el lugar que corresponde al arte y a la cultura. Yo no tengo que estar explicando a nadie que mi trabajo es fundamental. Yo no puedo cambiar 24 ó 25 años de vocación, de profesión… Escuché mucho el ‘reinventarse’. Yo estoy haciendo una licenciatura y tengo que dejar todo para reinventarme o inventarme en algo o inventarme algo. Y no funciona así. Hay protocolos que podrían funcionar muy bien. De hecho, está todo escrito, tienen que leerlos y dar lo mínimo, que es el respeto hacia el otro, que es la charla y el diálogo. Entonces, yo creo que hay todo un sector que habla de los comerciantes. ¿Y el sector de los músicos? No hubo un plan. Estoy hablando del Gobierno provincial, porque el Gobierno nacional y el INAMU en algún momento han dado alguna ayudita; mínima, pero han dado una ayudita. Yo creo que el Gobierno provincial se tiene que pronunciar con esto y las autoridades que tienen que ver con Cultura y Educación, Subsecretaría de Cultura… porque hay mucha gente que la está pasando muy mal. Y sabemos que también hay mucha gente que no puede hablar porque quizá pierde lo poquito que le da el Estado. No ha habido absolutamente nada del Gobierno provincial, no ha habido nada de ayuda al sector cultural. Ahí te das cuenta de dónde estamos parados también. Si es importante o no, te das cuenta ahí. Y de cómo piensan. Tenemos que cambiar eso, tenemos que entender que si como sociedad no les prestamos atención a la educación y a la cultura, no vamos a ir a ningún lado. Y esto lastimosamente no es de ahora. Nosotros en Formosa venimos de pandemia hace muchísimos años. Siempre se denigró la profesión. Y somos tan responsables nosotros, los del sector, también. Hay que ser justos en esto. La cultura en Formosa siempre es un entretenimiento, para un momento. Y siempre es como… ‘Hagamos un evento, pongamos unos músicos’. Pero siempre los de afuera valen más. Y parte del problema también somos nosotros. Entonces, hay una cuestión de pandemia desde hace muchos años”.

Contanos en dónde te podemos seguir, por dónde te podemos encontrar en las redes…

- “Sí. Está el canal de YouTube, que es ‘Roly Colman y Tres Cuartos’. Todas las redes tienen el mismo nombre. Facebook e Instagram. En Spotify también pueden encontrar nuestra música; Deezer, iTunes, Google Play, Shazam… muchísimas plataformas donde van a encontrar nuestra música como ‘Roly Colman y Tres Cuartos’. Hoy sirve muchísimo el like y compartir, porque ayuda a que nosotros podamos seguir generando contenido”.



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