El médico epidemiólogo Mario Romero Bruno advirtió que algunas de las personas que fueron diagnosticadas este miércoles pueden fallecer “dentro de 15 o 20 días”. En este contexto, sostuvo que la consecuencia directa de los aumentos de casos positivos es el incremento de muertes: “Al evolucionar rápidamente el virus en nuestra comunidad, crece el número de fallecimientos de formoseños, eso lo vimos durante este último mes”; y añadió que “tener que hablarlo duele, porque son muertes evitables”.
A través de un gráfico, Romero Bruno se enfocó en los porcentajes de las ciudades de Clorinda y Formosa, ambas con circulación viral de coronavirus. “Semana a semana, día a día, los casos aumentan. Estamos contando muertes en números, pero son números fríos que no reflejan el dolor de las familias, muertes que son evitables y que de aquí en más podemos evitar si nos comportamos correctamente”, exhortó.
Asimismo, el profesional marcó que “al 2 de marzo teníamos 18 fallecidos en la provincia, a la semana siguiente, 20; al 23 de marzo ya fueron 28; al 30 de marzo, 40, y hasta este 6 de abril, 59 personas fallecidas”.
De los casos mencionados, Clorinda inició marzo acumulando 13 fallecimientos y se incrementó a 38, “en un mes pasó de 13 muertes a 38”, resaltó.
En cuanto a la ciudad de Formosa, “fue todo más rápido, teníamos un fallecimiento al 2 de marzo, pero al 30 de marzo tuvimos seis y se duplicó en una semana a 12”.
Decesos
Por otra parte, el especialista puso en relieve que los 128 casos positivos de COVID informados este miércoles tendrán dolorosas consecuencias: “Las consecuencias de esta cantidad de casos de hoy, las vamos a ver en 15 o 20 días y lamentamos decirlo, algunas de las personas que están siendo diagnosticadas van a fallecer dentro de 15 o 20 días, porque así se comporta el virus”.
Reiteró que, si bien el virus “afecta más a las personas mayores, a quienes tienen comorbilidades”, no impide que jóvenes pierdan la vida, “también vemos personas jóvenes que mueren por esta enfermedad”.
Señaló además que “esto avanza y no hay perspectiva de que vaya a disminuir si no hacemos algo a nivel individual y comunitario. Pensemos que las consecuencias la pagan nuestros padres, abuelos que no son los que salen por las calles, sino que le llevan la enfermedad a sus domicilios”.