El obispo de la diócesis de Formosa, José Vicente Conejero, hizo un fuerte llamado a la sociedad formoseña en su conjunto a privilegiar el diálogo, los acuerdos y el consenso para restaurar la paz social, lograr entendimientos y erradicar toda forma de violencia.
Durante una entrevista con La Mañana, monseñor Conejero agradeció el apoyo y la solidaridad de los obispos de la Comisión Episcopal Argentina ante los hechos de violencia que se registraron en la ciudad de Formosa el viernes.
“Los acontecimientos de este viernes fueron sorprendentes porque uno sufre ante la violencia y las heridas de las personas de nuestro pueblo. Viví de manera dolorosa toda la situación. Desde hace décadas la paz y la justicia social son los dos grandes signos y más importantes problemas de nuestro tiempo, y el catecismo de la Iglesia católica nos recuerda que la aspiración profunda de la justicia social debe fundamentarse en el respeto de la dignidad transcendente del hombre: la igual dignidad de las personas humanas exige el esfuerzo para reducir las excesivas desigualdades sociales y económicas. Impulsa la desaparición de las desigualdades inicuas, pues no nos quepa la menor duda, de que tanto estas desigualdades, como la avaricia, raíz de todos los males… y de innumerables sufrimientos inciden en esta situación formoseña”, expresó.
También insistió en la búsqueda de la paz y en la erradicación de toda forma de violencia. “Cooperemos en instaurar la fraternidad universal; así, como nuestro querido Papa Francisco, estos días en Irak, y nosotros en Formosa, en Argentina y en el mundo entero. Mi mensaje es de esperanza y paz de toda la comunidad formoseña”, sostuvo.
Episcopado
Los obispos de la Comisión Episcopal Argentina expresaron su mensaje de solidaridad y compañía al obispo Conejero, además de la preocupación por los hechos de violencia registrados el viernes en la ciudad de Formosa en el marco de los enfrentamientos entre manifestantes y efectivos de la Policía provincial.
“Ciertamente es preciso adoptar todas las medidas sanitarias que sean necesarias para combatir el COVID-19, dentro de la razonabilidad y conforme al contexto de su circulación, pero de ninguna manera puede aceptarse el ejercicio de cualquier forma de represión violenta contra ciudadanos que reclaman por la plena vigencia de sus derechos humanos y sociales. Seguramente no faltarán caminos para que la Iglesia, junto a otros sectores de la sociedad, impulsen el diálogo y la amistad social que alejan definitivamente cualquier forma de prepotencia personal o institucional, propias de otros tiempos trágicos de nuestra Patria”, dice la carta enviada el obispo.