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Bochorno



La detención de quienes entienden que en Formosa se están violando derechos humanos fundamentales en los centros de alojamiento y sanitarios creados con motivo de la pandemia de coronavirus, encendió ayer una luz de alarma que no puede ser pasada por alto.

La detención de dirigentes opositores nunca ha sido una buena señal para la democracia en ninguna parte del mundo. Al contrario, suele ser el primer atisbo que lleva a pensar en fallas que el sistema necesita revisar antes de que se agraven.

Ya lo dijo el célebre político estadounidense Alfred Emmanuel Smith hace un siglo: “Los males de la democracia se resuelven (o se curan) con más democracia”. La cita -una de las frases de cabecera del extinto exgobernador Floro Bogado- no admite una doble interpretación. Es la manifestación cabal de lo que la sociedad espera de sus representantes en el gobierno (oficialismo y oposición): que fortalezcan la democracia.

Es un sistema imperfecto, sí, todo el mundo lo sabe. Pero hasta ahora no se ha encontrado otro mejor. Los males que lo aquejan afloran en todos los países, hasta en aquellos que son (o eran) considerados un ejemplo. Basta recordar lo sucedido recientemente en Estados Unidos, con su histórico Capitolio asaltado por una turba enardecida de adherentes al expresidente Donald Trump.

La democracia se vuelve así inestable, lo cual resulta peligroso para la convivencia pacífica entre los pueblos. Lo menos recomendable, en este contexto, es echar nafta al fuego, tanto desde el propio Estado como desde la oposición.

La pandemia de coronavirus ha exaltado los ánimos y esto se aprecia desde hace varias semanas en Formosa. Muchos sectores reclaman por las restricciones que afectan la actividad económica y también por las condiciones de alojamiento en algunos centros preventivos o sanitarios.

Ayer, lamentablemente, las cosas pasaron a mayores y se produjo la detención de dos concejales de la oposición: Celeste Ruiz Díaz, del Frente Amplio Formoseño, y Gabriela Neme, del bloque unipersonal Floro Eleuterio Bogado, mientras reclamaban por una “violación a los derechos humanos” de un grupo de personas que se encuentra realizando la cuarentena preventiva en la escuela Nº 18 hace más de 22 días, contando ya con reiterados resultados de PCR negativo, según denunciaron.

Según la versión oficial, “golpearon ventanas, persianas y un portón, (..) generando tensión dentro de la Escuela” y por ello a ambas ediles se les inició un sumario por intimidación pública, instigación a cometer delitos, resistencia contra la autoridad e infracción al Artículo 205 del Código Penal.

De cualquier modo, la decisión resulta a todas luces desproporcionada. Un golpe que genera más discordia cuando lo que clama la sociedad es concordia entre sus dirigentes.

Un absoluto sinsentido que obliga a La Mañana a advertir una vez más sobre el peligro que representan ciertas actitudes autoritarias.

La democracia es una forma de vida. Y esa forma de vida exige encontrar puntos de unión entre quienes piensan diferente. Un bochorno como el de ayer no puede, ni debe volver a repetirse.



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