En un contexto en el cual las autoridades aún deben resolver si este año habrá clases en formato presencial o semipresencial, resulta importante tener en cuenta algunas cuestiones relacionadas con los cambios que se produjeron en los procesos pedagógicos durante el año pasado.

Si bien algunos medios confirmaron que 14 provincias tuvieron actividades presenciales durante 2020, ya sea en el nivel Inicial, Primario o Secundario, no todas esas Jurisdicciones habilitaron actividades educativas presenciales -es decir, la vuelta a clases-, sino que algunas sólo permitieron prácticas de revinculación (actividades recreativas, pero sin clases).

A su vez, la cantidad de alumnos habilitados no fue total en esas provincias: según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), sólo 129 mil estudiantes (el 1% del total) estaban autorizados para volver a clases presenciales y 4,9 millones (el 43% del total) para volver a vincularse.

En este marco, Formosa mantuvo procesos pedagógicos a través de la utilización de cuadernillos y de medios digitales, y también logró el regreso a las aulas de manera gradual, escalonada y con distribución de grupos en diferentes establecimientos y niveles de la Provincia, lo cual constituyó una experiencia que será de gran utilidad a la hora de diseñar el Ciclo Lectivo 2021.

No obstante, una investigadora de Flacso en el área de Educación y especialista de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) aseveró que para garantizar que los alumnos y alumnas puedan tener acceso a encuentros semipresenciales en el transcurso de este año se debe “trabajar según cada territorio”, ya que “hay localidades con menor nivel de exposición” al coronavirus, pero se afirmó que “fue muy marginal lo que pudo hacerse” hasta ahora en lo concerniente a la asistencia a las aulas.

Asimismo, se planteó que el principal desafío de este año será “garantizar los espacios físicos necesarios” para seguir los Protocolos establecidos y las condiciones de higiene. Al mismo tiempo, habría que generar condiciones para la presencialidad priorizando a quienes estuvieron desvinculados.

Por otro lado, hay que recordar que si bien existen numerosas herramientas virtuales que resultan de gran utilidad para mejorar los procesos pedagógicos, los encuentros presenciales con los pares y con los docentes brindan a cada alumno y alumna posibilidades que un aula virtual nunca va a ofrecer, por lo cual es importante que este año se logre un camino intermedio que garantice algún grado de presencialidad en los establecimientos educativos de todo el país.

En síntesis, se requiere que tras las experiencias pedagógicas que se desarrollaron el año pasado, que fueron positivas pero debieron ser organizadas con un alto nivel de improvisación, este año puedan ser generados diversos encuentros semipresenciales que sienten las bases de un futuro regreso a la normalidad en el sistema educativo argentino.