Un día corrió la voz de que el diablo se iba a retirar de sus negocios del mal y que estaba vendiendo todas sus herramientas de trabajo al mejor postor, o sea al que mejor le pagara.
Llegó el gran día de la “extraordinaria venta”. Todos los implementos utilizados por el diablo estaban expuestos, bien acomodados con su precio a la vista.
Entre ellos se hallaba: el miedo, el odio, los celos, la envidia, la avaricia, la soberbia, la codicia, la malicia, el engaño, el orgullo, la traición, la mentira, la estafa, la desconfianza, la cobardía y tantos otros muchos, utilizados para hacer el mal.
Había una herramienta que se encontraba bastante oculta del resto y se la percibía extremadamente desgastada por su uso.
Y, sorprendentemente, esta herramienta era la más costosa, hasta el punto que nadie podía pagarla.
Entonces, frente a ese panorama le hicieron tres preguntas al Diablo:
¿Cómo se llama esa herramienta?, ¿por qué estaba oculta? y ¿por qué era tan cara?
Él les respondió: “Se llama desaliento, desánimo, desesperanza; me da igual su nombre. Esta herramienta para mí es la más útil de todas y es así de cara o costosa porque cuando todas las demás herramientas fallan, con esta puedo entrar en la consciencia de las personas y hacer con ellas lo que se me antoja.
El precio del desaliento es tan alto que aún sigue siendo de mi propiedad.
Con esta herramienta robo las ganas de vivir y me apropio del deseo de que las personas trabajen por sus sueños y sus más profundos deseos.
Y, cuando lo logro, no paro de reírme y festejar.
Casi nadie sabe que el desánimo me pertenece y por eso puedo abusar de ellos.
Y ya que estamos, te cuento algo más: otras de mis herramientas favoritas son adormecer con la distracción, ocultar la verdad y dividir para destruir”.
Moraleja:
- No permitas que el desaliento, la tristeza, te resten la fortaleza, la esperanza, la fuerza de la motivación para construir un mundo y vida mejor.
- No te entregues ante las caídas, los golpes, los fracasos, la desorientación. Levántate, sigue intentando y trabaja por tus sueños. La vida merece ser vivida.
- No bajes los brazos, no te rindas.
Repensando la actualidad:
Vivimos tiempos de grandes cambios, de formas, de ritmos, de rumbos, de modalidades, de procedimientos, de prioridades.
Esto ocasiona desorientación, desconcierto, incertidumbre, tal vez angustia, tristeza y miedo.
Resistirse a todo lo nuevo que se manifiesta sin una forma clara para aferrarse al pasado que ya no está no ayuda; al contrario, resta y desgasta.
Entonces, ¿cómo recuperar el entusiasmo y estabilidad perdida, cómo pararse en el aquí y ahora, para continuar dando pasos seguros y confiados?
Camina más lento, en el sentido simbólico, da un paso a la vez, mirando hacia adentro con fe.
Bucea y busca en tu interior: ¿qué principios, qué valores que te definen?, ¿cuáles son tus no negociables?
¿Qué hoy le da sentido y vida a tu vida?
Mirando hacia atrás, ¿qué sueño personal dejaste pendiente para hacerlo ahora realidad?
¿Dónde elegís invertir tu energía, tu tiempo, tus talentos y que eso te haga feliz?
¿Qué postura adoptas para focalizar tu atención?, ¿en buscar soluciones y alternativas o en los problemas?
¿Cuál actitud decides llevar, quejarte y amargarte envenenando tu salud y espíritu o reciclar tus relaciones para juntarte con los que resuenan con vos y colaborativamente construir una realidad nueva, trabajando por un mundo mejor?
Puede que haya un diagnóstico de un mundo en quiebra, revuelto y en llamas.
Pero un diagnóstico no es un pronóstico y menos un veredicto.
A veces, para ganar hay que perder, dejar ir lo que ya no va, no funciona, y volver a comenzar.
Existe algo llamado visión, libertad, consciencia, labor.
Tenemos en nuestras manos el poder de elegir, decidir y actuar en consecuencia coherentemente.
Protagonistas de decisiones puestas en acciones de valor.
Ir por esa realidad que anhelamos, creando espacios en el que sea un lugar agradable para vivir y que nadie se quede afuera.
La esperanza es desear que algo bueno suceda.
La fe es creer que va a suceder
La valentía es hacer que suceda.
Confía, acciona, muévete, avanza, da el primer paso. Te mando un beso inmenso.
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