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Profesionales de la salud de Clorinda cuestionaron la política provincial referida al COVID-19



CLORINDA (de n/agencia) - Un total de 34 profesionales médicos que trabajan en Clorinda emitieron un pronunciamiento dirigido a las autoridades con la propuesta de cambiar las medidas aplicadas para la prevención del COVID-19. Reclamaron por la situación de aislamiento en los centros, la política de ingreso y control en los centros de alojamiento, y por la salud mental de quienes están pasando una cuarentena en lugares no aptos.

Los facultativos expusieron: “Todo profesional de la sanidad tiene siempre como objetivo la salud de las poblaciones, y la salud tiene siempre como objetivo la libertad. No tener dolor y poder trabajar es libertad. Poder cumplir funciones básicas como alimentarnos con una buena dentadura o caminar por nuestros propios medios es libertad. Un profesional de la salud que no defiende la libertad no comprende su propia labor”.

Como profesionales de la salud humana aportaron algunas consideraciones “para la población general y para los colegas que se encuentran en posición de toma de decisiones: 1) En salud preventiva se trabaja con tres herramientas básicas: promoción de la salud, concientización y educación. No con la coacción. Por ejemplo: en poblaciones jóvenes, una de las principales causas de muerte son los accidentes de tránsito y no vemos cortadas las calles, revocadas las licencias de conducir o prohibidos los vehículos para este grupo poblacional. Y la razón de esto es que los profesionales de la salud humana trabajamos con poblaciones que poseen, por el solo hecho de ser personas, dignidad y derechos que debemos respetar. Caso contrario, seríamos como los colegas veterinarios que tratan ganado, al cual se encierra, se vacuna y se hace reproducir como se crea conveniente porque es un bien de producción. 2) Nos preguntamos acerca de la eficacia que tienen los llamados centros de aislamiento de Clorinda, donde periódicamente ingresan a alguna persona que ha cruzado clandestinamente desde Paraguay o que ha sido contacto de un caso de COVID-19”.

“Los ocupantes de dichos centros no están separados por cohortes, van ingresando a compartir confinamiento con personas en diversos estadios de ‘cuarentena’ (no olvidemos que las instituciones cerradas son consideradas de mayor riesgo para el contagio de COVID-19). Si uno tuviera que pensar en un método para que se contagie la mayor cantidad de ciudadanos posible, difícilmente encontraríamos uno más eficaz que este. A propósito de este punto, el Ministerio de Salud de Nación ya provee un protocolo de aislamiento preventivo para personas que tuvieron contacto estrecho con casos confirmados, el cual es domiciliario y con control telefónico. Recomendamos referirse a este organismo para más información”, marcaron seguidamente.

El tercer punto planteado por los médicos considera que “atendiendo a la definición de salud que brinda la OMS, que la ausencia de enfermedad orgánica no debería ser el único fin de ninguna intervención de salud, menos aún la ausencia de una sola enfermedad como es el SARS-CoV-2. Las enfermedades relacionadas con la pobreza son mucho más agresivas y graves en poblaciones jóvenes como la nuestra que el COVID-19 y las restricciones de circulación impuestas no hacen más que profundizar esta situación en nuestro territorio. 4) Estamos observando atónitos, entre nuestros pacientes, el crecimiento de condiciones de salud ‘madre’ de infinidad de causas de enfermedad y muerte, a saber: enfermedades mentales, suicidios, alcoholismo y abuso de drogas, violencia intrafamiliar, falta de control de enfermedades crónicas y retraso en la atención de enfermedades graves recientemente diagnosticadas”.

En ese marco, cuestionaron el ofrecer a hombres y mujeres detección precoz del cáncer cuando “no podremos, por ser clorindenses, tratarlos adecuadamente. Esas mujeres y hombres esperando en sus casas, viendo la espada de Damocles balancearse sobre sus cabezas con una biopsia en su mesa de luz, no sienten salud y no se sienten cuidados, se lo aseguramos. Sobra referirse a las denigrantes condiciones que sufren las personas que fueron obligadas a vivir a la intemperie en la frontera de su provincia. Su salud tampoco está siendo cuidada por estas medidas”.

El quinto punto del pronunciamiento plantea: “Toda internación conlleva riesgos: a infecciones, para la salud mental, lesiones, etc. Está claro que un hospital no es lugar donde deba estar una persona sana. Ahora bien, para un formoseño, un hisopado positivo (aunque sea en un individuo sano, sin alteraciones de su función fisiológica) implica cursar a una internación obligatoria de, por lo menos, 14 días en un hospital que, en caso de los clorindenses, nos queda a 120 km de nuestros hogares. Si tuviéramos que pensar en una forma de disuadir a una población de testearse para un virus, este panorama sería muy efectivo para lograr que nadie quiera realizarse un hisopado. Nos preguntamos si no será por este motivo que las cifras de positividad son tan bajas en Formosa”.

A modo de cierre, plantearon una idea general: “Cuando la población enferma por falta de acción de las instituciones que deberían cuidarlas, es una situación grave. Pero que una población enferme y muera por causa de acciones llevadas a cabo por sus autoridades seria ya inadjetivable. Recuerden, colegas, por último, que el hacer el bien es el segundo principio ético en nuestra formación. El más importante de todos es: primero, no hacer daño”.



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