Nuevos datos que se conocieron recientemente en lo concerniente al empleo marcan la necesidad de anunciar lo antes posible medidas concretas para reactivar la generación de trabajo en el sector privado. Los efectos del COVID-19 y de la cuarentena en el empleo amenazan con generar una de las crisis más importantes en la historia argentina.
El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) informó que en el segundo trimestre del 2020, período en el cual la cuarentena impuesta por el Gobierno nacional fue más rígida, el Producto Bruto Interno (PBI) del país se contrajo un 19% respecto a igual período del año anterior. Además, se conoció que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, el empleo total cayó un 21%. Esto significa una destrucción de 2,5 millones de empleos.
A su vez, el IDESA precisó que la caída se compone de la siguiente manera: las personas asalariadas registradas cayeron en 300 mil personas (-5%); las personas cuentapropistas cayeron en 900 mil (-29%), y las personas asalariadas no registradas cayeron en 1,3 millones (-43%).
Para el IDESA, estos datos confirman los “enormes costos sociales” que produjo la cuarentena obligatoria; y se evaluó que si bien el confinamiento estricto sirvió para posponer los contagios y las muertes, la creciente saturación de la población junto con la ausencia de una estrategia eficiente de testeos masivos, llevaron a la multiplicación de los contagios y las muertes, junto con caídas en la economía y el empleo que en parte no lograron ser contenidas con las diferentes medidas económicas y sociales tomadas por la gestión nacional, incluyendo el pago del Ingreso Familiar de Emergencia y los diversos beneficios establecidos en el Programa ATP.
Por otra parte, puede decirse que la estrategia de prohibir los despidos y subsidiar a las empresas sirvió para contener los despidos en el sector formal, pero no evitó el cierre de diversos emprendimientos. Al mismo tiempo, se aplicaron medidas de corto plazo, que requieren una serie de decisiones complementarias como reducción de costos laborales y de cargas impositivas, que permitan favorecer un aumento de la productividad y de la generación de empleo de calidad, en el marco de un plan estratégico tendiente a recuperar los niveles prepandemia y, más adelante, llegar al nivel de actividad económica previo a la crisis cambiaria de 2018.
En síntesis, nuestro país se encuentra a poco tiempo de vivir una tragedia social, que tiene su origen en diversas administraciones anteriores y en los efectos de la pandemia y de la cuarentena. No obstante, se requiere que las autoridades, en vez de señalar responsables, trabajen para acercar soluciones de fondo a la población, con decisiones que impulsen una recuperación clara y sostenida de la actividad del sector privado productivo, la recaudación y los niveles de empleo, que deberían conocerse antes de fin de año y ser implementadas con urgencia, con el fin de impedir que se repitan escenarios que remitan a los peores momentos de la Argentina.