El camino que tenemos por delante tiene muchas dificultades y también oportunidades para los argentinos. La pandemia no nos debe inmovilizar, no nos puede quitar la esperanza y los sueños de lograr nuevos horizontes de bienestar y progreso. La pandemia nos da tiempo y nos prepara para seguir el camino. Sin descuidar la salud y la vida de todos, el Gobierno piensa en generar las condiciones macroeconómicas para poder crecer y hacer frente a los pagos de la deuda externa a partir del 2025. Vaca Muerta, inversiones productivas y desarrollo del gas y el petróleo, son parte del bagaje que tenemos para potenciar un crecimiento posible y concreto.
Se pergeña una política fiscal y monetaria para llegar al equilibrio fiscal, sin ajustes duros, lo cual requiere un ordenamiento de las cuentas públicas. Se debe rediseñar la política tributaria, es imprescindible para crecer; aliviar la presión impositiva y aumentar el poder adquisitivo para activar el consumo es una regla básica en la economía doméstica.
Sin el apremio de los pagos de la deuda externa, el Gobierno nacional y el Gobierno provincial van a acompañar con planes de obras, viviendas y servicios, con infraestructura económica en las regiones y provincias para equilibrar el territorio. Pero, sobre todo, el Gobierno podrá de esta forma atender las necesidades de los sectores más vulnerables, no solo por la asistencia económica, sino porque se podrá generar mayor cantidad de fuentes de trabajo sustentable. Es la esperanza en marcha.
Para poder crecer tenemos que estar juntos, dialogar, consensuar políticas, acordar las herramientas e instrumentos para el crecimiento, desarrollar estratégicamente las obras básicas de infraestructura económica y social y crear una base sólida para la producción nacional, que se proyecte más allá de un gobierno y sea el derrotero de las próximas generaciones.
Las provincias necesitan crecer en consumo, como una unidad territorial indivisible, sin territorios marginados ni poblaciones olvidadas. El beneficio del progreso no se consigue con la teoría del derrame, sino construyendo en cada lugar, los pilares del desarrollo, pero con la participación de la gente local, quienes aportarán su visión desde sus necesidades básicas para producir, comerciar y proyectarse a la región. Así como proyecta, construye y hace permanentemente el Gobierno de nuestra provincia desde hace 25 años, consolidando un proyecto que dignifica el ser formoseño.
Es preciso contar en cada distrito con los servicios de sanidad de baja y mediana complejidad, de educación aplicada a servicios de la comunidad, se requiere de energía suficiente y a precios justos para emprender procesos de transformación de las materias primas, con logística de transporte eficiente y redes de frío, con comunicaciones acordes a los tiempos que vivimos y, fundamentalmente, tener acceso a mejores condiciones de vida.
Las PyMEs tenemos la responsabilidad de aportar al despegue del país, construyendo circuitos positivos de riqueza, generando trabajo y alimentando la caldera del crecimiento argentino. Solo necesitamos potenciar nuestras capacidades y habilidades a partir de políticas económicas que tengan en cuenta la Argentina profunda. El Gobierno nacional y el Gobierno provincial alientan este sueño de un país que puede superar las restricciones y dificultades que nos plantea la pandemia y poder recuperar a la Argentina luego de varios años de decadencia. Todos juntos, es mejor.