Este domingo se celebró el Día de los Abuelos en conmemoración a la memoria de Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús. Por ello, desde la Liga de Madres de Familia recomendaron acompañar a los abuelos, sobre todo en estos tiempos de cuarentena.
La presidenta de la Comisión Diocesana, María Gloria Arce Bazán, coincidió con la conducción nacional de la entidad en señalar que “amar al adulto mayor es rescatarlo del olvido; ofrecerle en atenciones y asistencia; el suplemento de energía de las que carece luego de haberlas empleado para construir el mundo que nos entrega”.
Llamó a compartir su sabiduría; brindarles afecto por toda su ternura, procurarles espacios de trabajo y participación en actividades sociales, culturales y religiosas, para que puedan ofrecer su experiencia, serenidad y “vivir desde ahora muy unidos a Él la vida del Cielo que nos espera a todos”.
“Los abuelos son un tesoro de vida que ofrecen lo mejor de sus valores humanos: la verdad vivida, el bien testimoniado y la ternura compartida”, remarcó.
La agente de pastoral transmitió el pedido de la Liga de Madres de escuchar a los abuelos: “Dejarlos hablar, pedirles que nos cuenten de su vida, de su pasado, de sus proyectos”. También, ante la imposibilidad de verlos seguido por el aislamiento, contactarlos: llamarlos regularmente a quienes se encuentran solos y ofrecerles compañía. Acompañarlos con trámites en el médico, saber cómo les fue con los trámites jubilatorios…”.
Recomendó incluirlos; que puedan participar de la conversación, pedirles su opinión y valorar sus puntos de vista, y los días permitidos por las medidas, visitarlos en sus domicilios, hogares, geriátricos, hospitales.
“También enseñarles a rezar, incluirlos en las actividades litúrgicas de la parroquia, darles responsabilidades dentro de ellas. Orientarlos para realizar actividades de exposición artística o talleres con propuestas que incluyen manualidades, tejido, coro”, mencionó.
Homenaje
La Liga de Madres describió a Santa Ana y San Joaquín como “personas de profunda fe y confianza en Dios, y los encargados de educar en la fe a su hija María, alimentando en ella el amor hacia el Creador y preparándola en su misión”.
En ellos, homenajearon a “todos nuestros abuelos y abuelas, proponiéndoles e invitándoles, para que reciban en este festejo nuestro reconocimiento y gratitud, por el camino de la vida y de la fe, de la cultura y el trabajo, que hemos recibido de ellos”.
“Que vivan este día colmados de bendiciones, felicidad y alegría, y descubran la importancia de su presencia en el ámbito de la iglesia, de la familia y de la sociedad”, concluyó.