Un estudio de investigación mediante encuestas a padres de niños y niñas de 4 a 11 años en Formosa, reveló que el aislamiento preventivo por la cuarentena y el tiempo para cocinar platos caseros en familia, sólo perjudicó la alimentación saludable en los chicos y profundizó un hábito de consumo en grasas y azucares por encima de frutas y verduras. En un universo estadístico de 89 casos, los resultados arrojaron un 44,9% de sobrepeso y obesidad en menores de edad.
En comunicación telefónica con La Mañana en Vivo, Rosanna Polo y Luis Céspedes, integrantes de la Asociación Formoseña de Graduados en Nutrición, hablaron sobre el estudio y los procedimientos que utilizaron para alcanzar resultados que, según sus observaciones, son alarmantes para Formosa.
“El trabajo se suscribió dentro una investigación regional sobre obesidad infantil y adolescente, teniendo en cuanta el contexto de la cuarentena y motivado por el tiempo que los chicos estarían encerrados y consumiendo lo que la familia elaboraba. Básicamente, pensamos que se cocinaría más saludable a favor del tiempo que tendrían en los hogares. Sin embargo, las estadísticas marcaron una realidad distinta”, explicó la licenciada Polo.
Para el estudio, se tomó un rango etario de 4 a 11 años a través de las respuestas de los padres, que fueron consultados por los hábitos alimenticios durante la cuarentena. “En total participaron 89 casos, valorados a través de una herramienta de estadísticas y asentados en una base de datos local”, señaló Céspedes.
Y agregó: “Los resultados conseguidos a través de las encuestas arrojaron que un 49,9 % de los casos tenían sobrepeso y obesidad, con un 4,5% de obesidad grave, con una prevalencia de niñas sobre niños en este total”.
En relación a los comportamientos alimentarios en el confinamiento, el 70% de los padres reconocieron que hubo cambios en los modos de consumos saludables en sus hijos, que se modificaron selecciones de alimentos o productos pero de manera negativa, más ricas en grasas y azucares en detrimento de las fibras en verduras y frutas.
“Es un escenario alarmante. Son cifras que marcan hábitos a desterrar y conductas instaladas para modificar, sobre todo, a través de una educación alimentaria más saludable, con productos o plastos más nutritivos. Nos dimos cuenta que tener más tiempo para cocinar en casa, no garantiza que se come más sano”, refirió