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Mantener la calma o el precipicio profundo

Una columna de Enrique Zanín



Esta pandemia nos pone nerviosos a todos. Se traduce en preocupaciones hacia la familia, amigos, trabajadores y hacia la gente en general. Tratamos de ser estrictos en nuestra actividad respecto de los protocolos sanitarios impuestos y que tenemos que cumplir porque es un deber y nuestra responsabilidad social, tarea que a veces genera complicaciones, de las cuales ya hemos hablado.

Desde una PyME no sabemos hoy cuál es el camino más adecuado para seguir manteniendo las puertas abiertas de nuestras empresas, porque todos sufrimos la caída del nivel de actividad. El horizonte para las PyMEs se ve cada vez más difuso. Es como transitar hacia un precipicio muy profundo, sin poder detener la marcha. No quiero ser apocalíptico, pero sí sabemos que hacia el final incierto de la pandemia, más del 30% (algunos economistas pronostican 50%) de las PyMEs del país habrán quedado a la vera del camino, como chatarra oxidada que sólo servirá para desguace, con las consecuencias de mayor desempleo y aumento de la pobreza.

Entendemos claramente que el Gobierno nacional y el Gobierno provincial no pueden hacer más de lo que hacen, y que es mucho, porque el país está desbastado, con la economía en plena recesión desde mediados del 2018, una industria que opera hoy al 42% de su capacidad y personal que trabaja en el sector, que teme por el cierre de las empresas. En una economía dinámica y en crecimiento, esto no sería un problema, pero las circunstancias son otras y por todos conocidas.

El FMI pronostica un crecimiento fuerte para el 2021, un 4,8%, pero después de una caída del 8 al 9%, no se sentirá en la economía real, porque hay que rearmar al país, así como el mundo tendrá que rearmarse. Se trastocaron todas las reglas del comercio global, se definen nuevas estrategias y se cambian los objetivos. Las empresas cambiarán las modalidades del trabajo y las relaciones con los clientes y proveedores. Los locales que subsistan deberán hacer cambios en la infraestructura edilicia, especialmente del equipamiento para adecuarlos para la atención del público.

Nada será igual. La sociedad cambió y se instalarán otros paradigmas. Las relaciones personales tendrán nuevos protocolos que después de tantos meses de aislamiento obligatorio se imponen como una nueva normalidad.

Hay nuevos desafíos y el cuidado ambiental será uno de los principales ejes donde deberemos actuar todos, porque no podemos seguir destruyendo esta casa grande que ya tiene mares hipercontaminados, actividades industriales que liberan residuos tóxicos al aire, al agua y a la tierra. La polución ambiental es también causa de la existencia de muchas tragedias en el mundo y sus consecuencias son evidentes. Mantener la calma y estar convencidos de que todo este desastre pasará, será el camino para no caer en el precipicio de la desesperanza y la postración.

Suelo recurrir a frases de personajes famosos, porque sintetizan en pocas palabras, grandes acciones que debemos imitar. W. Churchill dijo alguna vez: “Uno nunca debe dar la espalda a un peligro amenazante y tratar de escapar de él. Si haces eso, duplicarás el miedo. Pero si lo enfrentas de inmediato y sin titubear, reducirás el miedo a la mitad. Nunca huyas de nada. ¡Nunca!”



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