pixel facebook
Sábado 20 de Abril de 2024

16 ° C Clima

Logo Editorial


Historias mínimas; pequeños héroes cotidianos

Una opinión de Mario Brignole



Se levantan al amanecer de cada día. Dejan sus cálidas camas hogareñas. Aún oscuro, preparan su mate, tratando de no despertar a sus familias.

A las cinco de la mañana, de lunes a sábado, salen de sus casas para ir al camping municipal, casi 4 km fuera del radio urbano, donde estarán de 6 a 18 hs supervisando el trasbordo de las mercaderías de los proveedores comerciales que vienen desde el Chaco y el sur del país para abastecer al comercio local.

Son la primera línea de fuego, los que se exponen directamente al coronavirus para que los 17.000 coloradenses puedan dormir tranquilos.

Es un grupo heterogéneo de empleados municipales.

Hay mujeres y hombres, jóvenes y más maduros. Unos ordenan el tránsito, otros guiados por dos bromatólogas hacen los controles sanitarios, está el equipo de comercio que supervisa los aforos de los proveedores, otros fumigan cada bulto que se baja y coordinando este “grupo de contención “está Kily Acuña, hoy secretario de Gobierno, dos veces elegido concejal, un dirigente barrial muy querido en la comunidad”.

Este comandante tiene la experiencia de mil batallas. De joven vendía diarios para ayudar a su economía familiar.

De lunes a sábado, diez horas diarias continuas de exposición al riesgo. Es nuestra infantería, la que nos protege como comunidad.

Almuerzan, desayunan y meriendan allí mismo. Hay un equipo de apoyo para estos menesteres.

Son los héroes anónimos que en cada comunidad, a lo largo de la extensa geografía de nuestra inmensa patria, hacen el trabajo más difícil.

Junto a ellos, personal de la Policía provincial y del sistema público de salud intentan protegernos del ingreso del virus.

Esto se repite en cada pueblo y ciudad de la provincia y de toda la Argentina.

Cuando esto pase, que seguramente pasará algún día, habrá que acordarse de que algunos, anónimamente, le pusieron el pecho en primera línea a esta crisis.

Con barbijos y máscaras protectoras que les construyeron los muchachos de la escuela técnica, y equipos de bioseguridad, se exponen por nosotros.

Cada noche la vuelta a casa es una aventura.

Desinfectarse de nuevo, aumentar las prevenciones para proteger a sus familias y tratar de dormir, rogando otro día mas no tener que tratar con infectados asintomáticos.

La mayoría intenta no mirar las noticias nacionales.

Ver los casos que brotan de repente en ciudades de otras provincias renueva la sensación de angustia para cada uno de ellos.

Se encomiendan a Dios cada mañana, para poder volver de nuevo al hogar libres del virus.

Recuerdo cuando al principio de esta crisis, cada noche se aplaudía a los médicos en las grandes ciudades.

Todo pasa, diría don Julio Grondona. Después, hubo quienes querían echar a los médicos de los edificios donde habitaban aquellos que a la noche eran aplaudidos. Extraña sociedad la nuestra.

De miserias y glorias se construye la cotidianeidad. Por eso me atrevo a expresarles mi reconocimiento a los miles y miles de héroes anónimos, en toda la geografía nacional, que cada día, le ponen el pecho a las balas por nosotros.

Y a los que hacen campaña contra las cuarentenas y reivindican a Videla, confío que la historia los pondrá en su lugar.



Comentarios
Los comentarios publicados al final de cada nota son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden generar sanciones legales. La empresa se reserva el derecho de moderar los comentarios y eliminar aquellos que sean injuriosos o violatorios de cualquier legislación vigente.
Todos los Derechos Reservados © 2024 Editorial La Mañana

La Mañana
RSS
Sitemap

Redes Sociales
Facebook
Instagram
Twitter

Miembro de
Logo Adepa
Adherente a Programas
ONU mujeres

Logo Footer