Si bien desde las gestiones nacionales y provinciales se trabaja para reducir las desigualdades en el acceso a Internet, la falta de conectividad y de disponibilidad de computadoras en la mayoría de los hogares argentinos que se originó en los últimos años fue significativa; y no podrá ser revertida en el corto plazo sin políticas públicas más eficaces, que garanticen que cada persona pueda utilizar las herramientas digitales en el actual contexto de pandemia.
Diversos medios recordaron que en la mayoría de los países, la educación es la actividad que más sufrió la disrupción por la aparición del COVID-19. Las clases fueron discontinuadas, y los niños y jóvenes terminaron confinados en sus hogares. En los países del hemisferio norte, la discontinuación fue transitoria, ya que los niños y jóvenes están volviendo a la Escuela luego de dos meses de suspensión.
A su vez, en nuestro país la situación es mucho más complicada, porque todavía no se llegó al pico de contagio, y las autoridades descuentan que recién en agosto se evaluará la posibilidad de volver a las aulas. Mientras tanto, se avanza con la enseñanza de manera virtual, con actividades a realizar en los hogares y contenidos brindados por los y las docentes a distancia, a través de Internet.
Entonces, para evaluar las implicancias de este tipo de metodología pedagógica, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino se refirió a algunos datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos. Según esta fuente, se observa que: en Argentina, el 63% de los hogares con niños tiene computadora; en el 40% de los hogares más pobres, sólo el 49% tiene PC; y en el 40% de los hogares de mayores ingresos, el 94% tiene ordenador.
Por lo expuesto, el IDESA aseveró que los datos mencionados demuestran que con las escuelas cerradas, el sistema educativo no incluye a todas las personas por igual. En este marco, hay que tener en cuenta que si bien los procesos pedagógicos pueden continuar con normalidad entre aquellos niños, niñas y adolescentes de los hogares de mayores ingresos, una alta proporción de alumnos y alumnas que habitan los hogares pobres a lo largo de la Argentina no están en igualdad de condiciones, y no reciben la enseñanza de la misma forma.
Por lo expuesto, existen varias medidas que pueden ser implementadas a nivel nacional, con la colaboración de los Estados provinciales. Una de ellas es lanzar un plan que permita a cada persona, sin importar su nivel de ingresos, adquirir una PC a valores realmente económicos, sin ningún tipo de especulaciones con los valores de los componentes, los insumos y los servicios técnicos. Por otro lado, resulta necesario declarar al servicio de Internet como una prestación pública y esencial, con valores diferenciados o subsidiados, y evitando situaciones de “cartelización” en las prestaciones en algunas ciudades por medio del incremento en la cantidad de prestadores y regulaciones estatales que sean serias y responsables.
En síntesis, es probable que el confinamiento termine potenciando la decadencia argentina en materia educativa, salvo que se tomen medidas para asegurar que el acceso a las computadoras y a Internet no sean temas de alcance privado, sino cuestiones de interés público, que permiten a la ciudadanía gozar de sus derechos y cumplir con sus obligaciones.