CLORINDA (de n/agencia) - La zona comercial de la segunda ciudad expone un alto relajamiento de la ciudadanía al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, ante la amenaza de expansión del coronavirus.
Es que el status favorable sitúa a Formosa entre las provincias con mejor trabajo preventivo a nivel país, con resultados a la vista y sin casos confirmados del COVID-19, a lo largo de los más de dos meses de cuarentena.
Pareciera que esta es la razón principal por la que el temor inicial a la pandemia se fue disipando al punto tal que en estos días, la gente es incluso reacia a utilizar el barbijo o tapaboca -que es obligatorio -, al considerar que “no es necesario porque no tenemos circulación del virus”.
Frontera seca
Sin embargo, la permeabilidad de una amplia frontera prácticamente seca es uno de los mayores temores para las autoridades provinciales, ya que resulta muy complicado cubrir todo el perímetro ribereño y evitar así el paso de personas hacia un lado y otro de la frontera con el Paraguay.
A todo esto, la cuarentena obligatoria y el cierre de fronteras decretado tanto por Paraguay como por nuestro país rompen una tradicional rutina de convivencia estrecha entre Clorinda y la vecina Nanawa, ya sea por cuestiones laborales, comerciales e incluso estudiantiles.
La relación entre clorindenses y puertoelseños era diaria, constante y permanente, prácticamente sin horarios ni feriados. La gente transitaba de un lado y otro, sin cesar, sin documentos y con una naturalidad hoy rota por la situación actual, una emergencia sanitaria que blindó la frontera y separó el vínculo entre ambas localidades fronterizas.
Transcurridos estos dos primeros meses de cuarentena, la gente fue perdiendo el miedo y volvió a salir a las calles, acaso también por esa necesidad de trabajar y generar recursos, que forma parte también de la vida cotidiana de los clorindenses.