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ANTES DEL CORONAVIRUS

Una historia poco conocida que vale recordar: “cuando por aquí pasó la peste…”.

Allá por el año 1899, pasó por Formosa la peste bubónica o peste negra y desde aquí se propagó por todo el país, teniendo su mayor foco infeccioso en la ciudad de Rosario, Santa Fe



Cada vez que aparece una epidemia o una pandemia en el mundo, hay situaciones que se repiten: cómo evitar la expansión, cómo lidiar con el miedo, informar y cómo hacer para que no afecte a la economía. Hoy hablamos y enfrentamos al COVID-19, pero hay una historia poco conocida que vale la pena recordar: cuando la peste negra pasó por Formosa.

Hay un viejo dicho que reza: “Sos más mala que la peste bubónica…”, figura que ilustra con singular precisión la imagen que se halla imborrablemente fijada en el inconsciente colectivo de una de las enfermedades epidémicas más terribles que sufriera la humanidad.

La peste pulmonar, bubónica o peste negra, tiene en su haber el funesto record de haber matado a setenta y cinco millones de personas en la Europa de la Edad Media, sin contar a todas aquellas víctimas de sus frecuentes azotes a lo largo y ancho del planeta Tierra.

Hoy se conoce acabadamente que la misma es producida por una bacteria que recibe el nombre de Yersinia pestis, la que infecta fundamental, pero no únicamente los pulmones.

La enfermedad comienza cuando una pulga de una rata infectada por el bacilo pica a una persona o cuando ésta se contagia por materiales o alimentos contaminados que entran por algún corte en la piel, o bien cuando se inhalan bacterias aerolizadas.

A los pacientes se le hinchan y duelen los ganglios llamados bubones, y de ahí el nombre de dicha enfermedad, tiene fiebre, mareos, sabores metálicos, dolor de cabeza, escalofríos y se sienten débiles.

Allá por 1899…

Lo que muchos no saben, es que esa peste pasó por Formosa, allá por el año 1899, y se propagó por todo el país, teniendo su mayor foco infeccioso en la ciudad de Rosario, propensa por aquel tiempo a este tipo de dolencias, íntimamente relacionadas con condiciones de insalubridad, hacinamiento y miseria, como era el cuadro de situación de la masiva inmigración llegada por entonces al país.

El comienzo de esta epidemia tuvo lugar muy lejos de esta tierra, en Europa, más precisamente en Portugal, donde en 1899, se registra un importante brote de la enfermedad en la ciudad de Oporto, conocido puerto de donde zarpaban barcos a este continente.

Ese brote, si bien quiso ser ocultado por las autoridades por su magnitud, gracias a la difusión fortuita de la prensa local, específicamente el diario Novidades, de Lisboa, tomó estado público y puso en alerta a ese país respecto de lo que allí ocurría.

Paradójicamente, en aquel lugar, las primeras víctimas del mal no fueron portugueses, sino migrantes gallegos que se desempeñaban como changarines en el puerto local, donde se supone habrían contraído la enfermedad llegada en alguno de los muchos barcos que a el arribaban.

Ese mismo año -1899-, allá por el mes de octubre y muy lejos de allí, en nuestro rio Paraná, específicamente a bordo del vapor “Centauro” que hacía la carrera de Buenos Aires a Asunción, se registraron algunas muertes sospechosas, de las cuales tampoco se habría conocido nada, de no ser por la difusión del hecho a través del periódico “El Diario”, que se ocupó del tema y señaló que los muertos eran marineros portugueses que servían en dicho barco, lo que conecta esta historia con el brote epidémico registrado ese mismo año en el puerto de Oporto, en Portugal.

En “Caras y Caretas”

En el número 70 de la revista Caras y Caretas, del día 3 de febrero de 1900, se publica una larga reseña de estos hechos, donde se destaca que la peste entró al país por el entonces lejano y ausente territorio de Formosa.

Dice textualmente aquella nota: “Discutiéndose si existe o no la peste en el Paraguay, hace un mes que la peste hizo su aparición en la Argentina e indudablemente se produjo el primer caso en Formosa, llevada por los barcos costeros que, cargados de fruta vienen aguas abajo, y que guiados por gente experimentada y conocedora de la topografía regional burlan con toda facilidad la deficiente vigilancia sanitaria”.

Continúa narrando el articulista que el primer caso se produjo en Formosa en una niñita llegada del Paraguay en un barco costero, y dos días después se descubrieron dos casos nuevos entre la población del viejo territorio.

De Formosa no hay mayores datos en la nota, salvo las fotos de las víctimas que publicara la revista junto a la información; la misma hizo mayor hincapié en el hecho que desde aquí, la peste se trasladó a Rosario, donde realmente castigó de manera severa a la por entonces numerosa población de los conventillos que albergaban a los desplazados inmigrantes que llegaron a nuestra tierras buscando paliar su miseria y hambre desde la Europa de aquellos tiempos.

Célebre infectólogo

Quien tuvo una destacada actuación en dicha ocasión fue el Dr. Carlos Malbrán, el célebre infectólogo y sanitarista catamarqueño que fue designado por las autoridades de nuestro país para asistir a Paraguay en ocasión de la epidemia de la peste bubónica, y que luchó denodadamente para hacer conocer públicamente su existencia de forma tal que se implementaran las medidas sanitarias imprescindibles a los fines de paliar la misma.

Datos aportados por José Luis Pignocchi



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