La constante acumulación de basura que se observa en diferentes puntos de la Argentina marca la importancia de avanzar en el reciclado de toda clase de elementos y desechos, así como en el mantenimiento de ciertas políticas públicas tendientes a fomentar la reutilización, antes de que la acumulación de residuos resulte insostenible, y provoque problemas ambientales difíciles de resolver, además de incrementar el riesgo de contraer coronavirus, dengue y otras enfermedades.
Aunque los residuos constituyen una de las problemáticas más relevantes en el NEA, es muy bajo el volumen que se recicla, reutiliza o recupera en las ciudades más grandes de la región. De acuerdo a guarismos de la UNNE difundidos hace algunos años, en el NEA, en promedio, el 60% de la basura es materia orgánica (alimentos), seguida del 14,3% de cartón y papel, 8,4% de plásticos, 7,5% de vidrio y 1,4% metal, 1% textil y 7,4% otros residuos. Las composiciones de residuos de las ciudades intermedias estudiadas muestran similitud, lo que señala que los valores registrados pueden considerarse representativos a escala regional.
Por lo expuesto, resulta fundamental que funcionarios nacionales, provinciales y municipales acuerden con entidades que se dedican al reciclaje varias medidas para promover la reutilización de numerosos elementos descartados que pueden tener un mejor destino, como productos de cartón o de plástico. En paralelo, es conveniente tener en cuenta las disposiciones que se analizan en otras ciudades para lograr un tratamiento adecuado de las pilas y las baterías.
En Formosa, el Instituto de Asistencia Social fomenta desde hace varios años el reciclado de pilas y baterías usadas, a través de recipientes que están disponibles en todas las Agencias de Quiniela del IAS y que permiten que los apostadores, las apostadoras y el resto de los vecinos y vecinas puedan depositar allí esos elementos. La iniciativa incluye a las baterías de los celulares. Los productos son enviados a una conocida casa de altos estudios, donde se desarrolla un programa para la disposición final de esos desechos. No obstante, hace un tiempo se admitió que no todos los ciudadanos contribuyen con esta iniciativa, y que por ello la cantidad de productos recolectados no es la deseable.
En este marco, hay que recordar que las baterías de iones de litio se utilizan en todo el mundo y, aunque en los últimos años tuvieron cierta competencia, como el sodio y el magnesio, siguen siendo indispensables debido a su alta densidad y capacidad. Por ello, la posibilidad de reciclar las baterías de los teléfonos móviles tiene gran relevancia, y abre el camino para discutir una serie de políticas de Estado tendientes a incentivar la reutilización de esta clase de materiales.
En síntesis, es conveniente que las autoridades avancen en iniciativas conjuntas para potenciar los proyectos que ya están en curso y sumar nuevos planes orientados a reutilizar toda clase de desperdicios, con una serie de acciones que no solo promuevan un mejor cuidado del medio ambiente y una cultura de la sustentabilidad, sino que al mismo tiempo originen fuentes de trabajo por medio de la comercialización de los diferentes productos que pueden elaborarse a través del reciclado.