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Los murales de los que nadie sabe

Febrero pintó de colores algunos barrios de la ciudad y Formosa sigue sumando historias a sus muros. Todas con un mensaje político intrínseco: La defensa de nuestro lugar en el mundo. Se encuentran ubicados en los barrios San Miguel, San Francisco y Fleming



Por Yamile González

Durante las primeras semanas de febrero, se realizó en Formosa el Encuentro Internacional de Arte Público "Latinoamérica, Unida por la Tierra", durante el que cerca de 70 artistas, de varias provincias argentinas y algunos países latinoamericanos intervinieron alrededor de 30 muros en la ciudad.
“Cerca”, “varios”, “algunos” y “alrededor” son términos claramente imprecisos. Lo son porque salen de lo que Cronopio pudo recabar de información a cuentagotas desde la organización, pero no queríamos dejar de mostrar los colores (e ideas) que pintaron nuestra ciudad. Menos mal que el arte se defiende solo.
Los murales cumplen una función social que se afirma por su permanencia en el espacio público independientemente del momento en que fueron hechos. En 2020, los artistas trabajaron el lema “Latinoamérica, Unida por la Tierra”, haciendo hincapié en las proble­má­ticas ambientales que acechan actualmente.
El muralismo mexicano, un movimiento pictórico pos Revolución Mexicana en 1910, adquirió trascendencia por marcar la ruptura con la estética proveniente de Europa y legitimar una propia, latinoamericana; mucho más auténtica.
Reconociendo estos orígenes como expresión artística comprometida políticamente, las paredes de Formosa se tiñeron con obras de diversos artistas que buscaron poner énfasis en una defensa del medio ambiente en el que nos desarrollamos, mostrando también una visión crítica en el accionar humano.
Así, en el medio de la rutina de los barrios más tradicionales de Formosa interrumpe un llamado de atención creado con colores intensos y líneas que hablan de reinterpretar el papel del arte desde una diversidad de miradas que discute a veces con la idea de ser mero reflejo de la sociedad.
El lema “Latinoamérica, Unida por la Tierra” reivindica la función pública del arte, así como hace 100 años lo hicieran en México Diego Rivera, José Clemente Orozco o David Alfaro Siqueiros. Es en las paredes donde parece crecer un nuevo horizonte de ideas y valores y la búsqueda de una consciencia, logrado por una expresión artística pública, en un soporte ideal como los muros, por su carácter “democrático”.
La permanencia es otra de las características destacables. El hecho de que el muro sea soporte permite que el patrimonio desarrollado no se retire de su función social y estén al alcance de quienes frecuentan dichos lugares.
Los muralistas se convirtieron en cronistas de una realidad que denuncia y la figura humana y el color se transformaron en verdaderos protagonistas. Con estilos propios, cada artista eligió qué contar en los metros cuadrados que les correspondían y, todos juntos, convirtieron en verdaderas galerías lugares habitados otrora sólo por lo cotidiano sin anécdota.



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