pixel facebook
Jueves 25 de Abril de 2024

25 ° C Clima

Logo Editorial


SHOW

Roberto Gómez Bolaños, ‘Chespirito’, el ingeniero de la comedia

El polifacético artista mexicano alcanzó fama mundial entre niños y adultos de habla hispana de varias generaciones con el humor de personajes como El Chavo del Ocho y El Chapulín Colorado



Chespirito, el apodo cariñoso de Roberto Gómez Bolaños, llevaba en los genes el arte de la pintura heredado de su padre y también el de la lucha por la supervivencia, que desarrolló a través del boxeo. Sin embargo, ni una ni otra actividad le dieron de comer y, a pesar de destacar como púgil siendo adolescente, su escasa estatura le invitó a abandonar el deporte. Lo que no perdió nunca fue su capacidad de adaptarse y reinventarse a sí mismo, ni el sentido del humor, hasta el punto de que estudió ingeniería y acabó convirtiéndose en un icono de la comedia mexicana exportada al mundo entero.

Fue actor, especialmente de comedia, dramaturgo, escritor, guionista, dibujante, compositor musical, productor y director de televisión, pero sobre todo traspasó fronteras por ser el creador e intérprete de personajes como El Chavo del Ocho y El Chapulín Colorado, entre otros, que no solo entretuvieron a varias generaciones de mexicanos, sino también a millones de personas de medio centenar de países.

Roberto Gómez Bolaños nació el 21 de febrero de1929, en Ciudad de México. Fue el segundo de los tres hijos que tuvieron Francisco Gómez Linares, un destacado pintor e ilustrador, y Elsa Bolaños-Cacho, una secretaria bilingüe. De pequeño estaba obsesionado con el deporte, de manera especial con el fútbol y el boxeo, y tuvo cierto éxito en los combates cuando era adolescente, pero era demasiado pequeño para convertirse en profesional y, desanimado, acabó dejándolo.

Tenía 22 años y empezó a escribir guiones para radio, programas de televisión y películas, e incluso se inició fugazmente como actor a finales de la década de los 50. Fue en esta prolífica etapa creativa como escritor cuando Roberto empezó a ser Chespirito, un apodo que le llegó por admiración y con una curiosa explicación: el director cinematográfico Agustín Porfirio Delgado comenzó a llamarle “el pequeño Shakespeare” por su capacidad de escribir unida a su pequeña estatura. La pronunciación españolizada del apellido de William, Shakespeare, unida al diminutivo, “Shakespearito”, -fonéticamente “Chekspirito”- , dio lugar a Chespirito, y con él se quedó para siempre.

En 1968 Chespirito firmó un contrato con la recién formada Televisión Independiente de México. Una de las cláusulas establecía un espacio de media hora los sábados por la tarde sobre el que tenía total autonomía para hacer lo que quisiera. El resultado fue que los breves e hilarantes guiones que escribió y produjo adquirieron tal popularidad que cambiaron su horario al lunes por la noche y le dieron una hora entera. Fue durante este espectáculo, simplemente llamado ‘Chespirito’, que sus dos personajes más queridos, El Chavo del Ocho y El Chapulín Colorado hicieron su debut.



Comentarios
Los comentarios publicados al final de cada nota son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden generar sanciones legales. La empresa se reserva el derecho de moderar los comentarios y eliminar aquellos que sean injuriosos o violatorios de cualquier legislación vigente.
Todos los Derechos Reservados © 2024 Editorial La Mañana

La Mañana
RSS
Sitemap

Redes Sociales
Facebook
Instagram
Twitter

Miembro de
Logo Adepa
Adherente a Programas
ONU mujeres

Logo Footer