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"COSQUÍN ROCK 2020" - EDICIÓN ESPECIAL

Las sucesivas muertes del rock



Por Washington (enviado especial)

Indudablemente, desde “La balsa” de “Los Gatos” para adelante, el rock nacional ha ido hilvanando la historia del país en todos sus aspectos y ha funcionado como cable conector de las generaciones de jóvenes que necesitaban romper con el orden establecido por las convenciones sociales y tomar distancia de sus mayores, de su rutinaria existencia desvencijada y casi programada por la normatividad. Este espíritu de quiebre y de necesidad de expresión heterodoxa aún persiste, a pesar de las constantes crisis creativas y amesetamiento que la zona de confort le facilita cada tanto y que lleva a algunos a vaticinar cíclicamente la muerte del rock.

Spinetta continuaba su manifiesto: “El Rock no le concierne a ciertas músicas que aparentemente INTUIDAS POR LAS NATURALEZAS DE QUIENES LAS EJECUTAN siguen guardando una actitud paternalista, tradicional en el sentido enfermo de la tradición, formulista, mitómana, y en la última floración de esta contaminación, sencillamente ‘facha’”.

Eli Suárez de “Los Gardelitos” fue uno de los artistas que se aventuraron en esta edición del “Cosquín Rock” a su manifiesto contestatario y a poner en debate algunas demandas sociales: “Para nosotros, es una verdadera alegría que en esta edición de 20 años del Cosquín Rock, se les abran las puertas para que suban al escenario tantas mujeres que están debutando. Gracias también a la Ley de Cupo Femenino, que ya está en marcha y que hace dos años atrás tuvo su reclamo en estas mismas tablas”. También dedicaría algunas palabras “a las trabajadoras sexuales, que también son trabajadoras y tienen muchísima más conciencia de clase que el establishment, que con su violencia replicada en los medios masivos hegemónicos de comunicación y -también en las redes sociales- las castiga de la manera más cruel y despiadada. Esperemos que salgamos de este patoterismo que estamos viviendo como sociedad”, fustigó para referirse también al nivel de violencia encarnada en el grupo de rugbiers, “cagando a patadas a un pibe en el suelo hasta matarlo. Eso es lo que hace la sociedad con las minorías”.

Luego de más de una decena de canciones con las que el público vibró en el segundo día del festival, como “Un taxi”, “Gardeliano” y “Anabel”, la banda de Bajo Flores invitó al escenario a la artista trapera Cazzu, achicando la brecha entre modernos y clásicos en la música argentina.

En el escenario “Sur”, “Babasónicos” brindó un espectáculo acorde a lo que tiene acostumbrado a su público, con la calidad histriónica de un Adrián Dárgelos dispuesto a encarnar al showman a tiempo completo. “Cretino”, “Putita” y “Microdancing” conectaron al público con un gran dispositivo lumínico central que por un momento hacía pensar estar en un planeta desconocido.

“Guasones” trajo a escena al rock rollinga más descarnado y su calidad para convocar a las grandes masas de jóvenes. Ya para “Reyes de la noche”, Facu Soto se había despojado de la chaqueta blanca y los lentes oscuros, para hacer bailar a todo el público con un set de rock clásico de melodías simples pero pegadizas.

En la primera jornada, “Las Pastillas del Abuelo” convocaron en el “Norte” a la primera masa importante de gente del festival y ya las banderas empezaban a flamear para no bajarse más en el resto de las presentaciones. Habituados a su lírica introspectiva y profunda, los presentes cantaron cada uno de sus temas, desde “Absolutismos” hasta “Incontinencia verbal”, dejando así el rock barrial otra marca indeleble en el “Cosquín Rock”.

“La Vela Puerca” fue por todo en la segunda tarde y de nuevo demostró ser la banda uruguaya más argenta. Entre los clásicos sonaron “El viejo”, “Va a escampar” y “Frágil”, entre otros. Pero, con el sol deshaciéndose entre las nubes y las sierras, “Zafar” dispuso todo para uno de los momentos más emotivos del día: “El Enano” se prendió un pucho y se sentó a oír a la muchedumbre, que no paraba de corear cada pasaje.

Los que tuvieron una parada difícil por el horario fueron “La Mississippi” y “Jóvenes Pordioseros”. Sin embargo, y a pesar de abrir temprano la tarde del domingo, Ricardo Tapia y los suyos plantaron la bandera del blues en el “Norte”, que tuvo su espacio exclusivo en la modesta “Casita del Blues”, de camino al otro extremo del predio. La escasa convocatoria a primeras horas de la tarde no desanimó a los “Jóvenes…”, con Toti -bandera argenta al cuello- danzando a lo Jagger por toda la pasarela. Para “Descontrolado”, bajó del escenario y se fundió en abrazos con el público, haciendo cantar hasta al personal de seguridad.

“Little wing”, de Jimi Hendrix, abrió el impactante show de “Airbag”, que llegaron al escenario “Norte” dispuestos a demostrar que en vivo son un verdadero suceso. Para sorpresa del público rockero más clásico, Pato Sardelli y compañía desplegaron su versatilidad en escena, inyectando un plus de energía a la primera de las tardes, con una interpretación en guitarra del Himno Nacional Argentino que el público coreó a voz desgarrada.

La parsimonia de Santiago copó el escenario “Sur” y puso a corear todos los temas de “Él mató a un policía motorizado”. Sonaron “Ahora imagino cosas”, “El mundo extraño”, “Más o menos bien” y “Chica de oro”, entre otras, melodías sencillas que dan la pauta de no ser una banda para el “reviente” y aun así llegar a lo más íntimo de su público, con una lírica sencilla despojada de todo artificio, pero honesta desde donde se la aborde.

Fernando Ruiz Díaz volvió por más al “Cosquín” con “Vanthra”, la agrupación que formó en 2017 y que sumó una gran cantidad de adeptos en poco tiempo. El escenario “Pop Art XXI” vibró con su rock áspero y arrollador, donde se congregó una verdadera multitud, a pesar de la difícil apuesta en simultáneo con “Ciro y Los Persas” en el escenario “Norte”. De inmediato se sumó a “Sr. Flavio y su Banda” para cantar “Manuel Santillán, El León” y cedió el escenario al ex “Cadillacs”, que puso a bailar a todos los asistentes.

Por primera vez en el escenario del “Cosquín” tocaron “Los Caballeros de la Quema”. Iván Noble y su agrupación regresaron al ruedo y trajeron a escena las canciones que hace unos 20 años cantaba su público, que coreaba a viva voz: “Gracias por volver”. “Otro jueves cobarde”, “Sapo de otro pozo”, “Avanti, morocha” y “Oxidado” no faltaron en la segunda noche del festival. La cuota ideológica la dio Iván al presentar “Rajá, rata”: “La canción que sigue hubiera quedado bárbaro hace tres meses. Igual, la vamos a cantar. Hagan de cuenta que estamos hace tres meses atrás”, en clara referencia al cambio de Gobierno en diciembre pasado.



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