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"COSQUÍN ROCK 2020" - EDICIÓN ESPECIAL

El Rock, más vivo que nunca



Por Washington (enviado especial)

Spinetta argüía con suma convicción en su manifiesto: “Cierta estereotipación en los gustos de los músicos debería liberarse y alcanzar otra luz. El instinto muere en la muerte, repito. El Rock es el instinto de vivir y en ese descaro y en ese compromiso”. Si hay algo que ha caracterizado a los orígenes de nuestro rock, ha sido el compromiso con lo genuino y con la sociedad, de la que funcionó como caja de resonancia en los tiempos más duros de la historia del país. Rechazado, reprimido y menoscabado por las convenciones establecidas, se abrió camino desde los sectores marginales hasta convertirse en una expresión masiva de un grupo social que encontró en él la clave para trazar la frontera entre el “nosotros” y “los otros”, alienados por el sistema imperante.

Incisivo, con una fuerte postura crítica y a veces desfachatado en sus expresiones, el movimiento estuvo signado por la honestidad, en algunos casos incluso cuestionada por su liviandad y desobligación ante ciertos sucesos en los que la historia le demandaba atención y acción.

Como cada año, el “Cosquín Rock 2020” encabezó su line up con las mejores y más convocantes figuras de nuestra música, respaldadas por una enorme trayectoria en los escenarios.

En una entrevista del periodista Claudio Kleiman al Indio Solari para la presentación de “Último bondi a Finisterre” allá por 1998, el líder Redondo aseguraba: “Tengo en claro que el horizonte se llama la guitarra de Skay. Yo genero escenografías, paisajes, texturas que profundizan el sonido de la guitarra, pero en realidad para mí el corazón de una banda de la cultura rock, es el sonido de la guitarra eléctrica”. La presentación de “Skay y Los Fakires” ratificó una vez más estas declaraciones, con una verdadera avalancha de público que se aglomeró en el escenario “Norte” la noche del sábado. “El pibe de los astilleros” inició una larga lista de temas ricoteros y de “Los Fakires” que hicieron estallar el predio del aeródromo, con la figura siempre enigmática de Beilinson sobre el escenario. Con una banda súper sólida y estridente, la parada más eufórica la dio la infaltable “Jijiji”, que a casi 20 años de la separación de “Los Redondos”, pareció curar las heridas y superar el duelo de sus más fervientes seguidores. La esperada “Oda a la sin nombre” coronó otra noche épica de “Los Fakires” y, con los brazos en cruz, Skay agradeció al público presente, extasiado de haber vivido uno de los shows más imponentes del festival.

Probablemente “Sumo”, al bifurcarse luego de la muerte de Luca, haya sido la única formación que dio origen a dos corazones latiendo a tiempo completo desde hace muchos años. “Divididos” abrió un espectáculo demoledor con la proyección del Himno Nacional Argentino que una verdadera marea de gente coreó al mejor estilo futbolero. Fue la única excepción de la producción en acceder a que la banda fuera a tocar con su propio sonido y volumen característico. La cuenta regresiva inició con “Cajita musical” y, en un impasse, Mollo agradeció la convocatoria y anunció el regreso de la banda luego de 15 años de ausencia en los escenarios del “Cosquín Rock”. “Todo está vivo a pesar del dolor”, versaba un trapo que Mollo recogió del público y lo extendió a los pies de Catriel. La intro de “La rubia tarada” desplegó la enorme destreza habitual de cada uno, con solos de otro planeta que dieron cuenta de que hay magia de “Divididos” para rato.

El condimento ideológico tuvo eco en las palabras de Mollo al presentar “Huelga de amores”: “A todos los que flamean la Whipala les quiero dar un abrazo… a todos los pueblos originarios, loco. Y sobre todo, quisiera mandarle un fuerte abrazo a Evo Morales. No importa si comparten o no mi pensamiento. Para mí es muy importante que alguien quiera tanto a su tierra. Y él es uno de ellos. Así que, adelante”. Le siguieron palabras a su padre -ya fallecido- en “Amapola del 66”, otros temas de “Sumo” (“Crua Chan” y “Nextweek”), “Sucio y desprolijo”, de Pappo, guiños a “Hey Jude”, de “The Beatles”, y hasta demostraciones pintorescas, tocando la guitarra con una zapatilla arrojada desde el público.

El otro corazón de “Sumo” latió la noche siguiente en el mismo escenario. “Si supieras” invitó a vitorear el nombre de la banda en masa, que volvió a poner sobre las tablas que “Las Pelotas” no se casa con ningún sector de poder. Y lo combate desde el compromiso. Sin alusión alguna por parte de Daffunchio, las canciones hablaron por sí solas, acompañadas de proyecciones que las encauzaban hacia su fuerte mirada crítica. Sin parar de recorrer la pasarela del escenario “Norte” y los extremos laterales, Germán y Gabriela se sumían en una simbiosis profundamente emotiva.

Con asistencia perfecta de la banda en el “Cosquín Rock” desde sus inicios, “Será” marcó un punto cúlmine cuando invitaron a Sebastián Teysera, de “La Vela Puerca”, a cantarla. “Bombachitas rosas” avivó el fuego en el público, que vibró en el recuerdo del siempre presente “Bocha” Sokol. Las tres últimas canciones cerraron el show, con un fuerte contenido ideológico: “Nadie fue” proyectaba imágenes de la historia argentina, donde desfilaban -uno tras otro- un sinfín de líderes políticos. “Ya que ‘nadie fue’, sigan todos… agárrense de las manos y sigamos todos ‘Esperando e milagro’”, invitó Daffunchio para presentar el tema, al que siguió “Capitán América”, que concluyó con la imagen de Donald Trump, ampliamente repudiada por todos los presentes.

La ausencia de la figura más importante de nuestra música a última hora, dejó un vacío difícil de llenar en el festival. “El Aguante and The Prostitution”, la banda de Charly García, se las ingenió para cubrir una “suplencia” -en palabras de Gieco- con invitados de lujo. La complicada parada la inició el ex “Sui Generis” Nito Mestre, con “Instituciones” y “El día que apagaron la luz”, que movilizó al público mayor, seguidor de García desde sus inicios. Fernando Ruiz Díaz lo secundó con “Cerca de la revolución”; la camada joven la inició “Bandalos Chinos”, que versionó “Asesíname”; Louta interpretó “Me siento mucho mejor”, cumpliendo uno de sus grandes anhelos, y exclamó al salir: “¡Aguante Charly García!”; la Nueva Generación continuó con Nathy Peluso y “Promesas sobre el bidet”. Celeste Carballo trajo de regreso a la vieja guardia con “Rezo por vos”, mientras Luis Alberto Spinetta se replicaba en las pantallas gigantes. La llegada de la ex “Enfermera” Hilda Lizarazu invitó a bailar un “Funky” con Pato Sardelli en guitarra; Ciro entró al escenario “Demoliendo hoteles” y puso a poguear a todo el público que se dio cita en el escenario “Norte”; Cucho definió a Charly García como “el padre de todos” y celebró a las nuevas generaciones que lo disfrutan, para exclamar: “¡Viva Charly García! ¡Viva el rock nacional! ¡No está muerto el rock!”, para poner a bailar a todos con “No voy en tren” en clave Decadente. León Gieco presentó a cada uno de los músicos de la banda y tocó aquel himno dedicado a la figura de García: “Los Salieris de Charly”, sumando un bis con “El fantasma de Canterville”, acompañado por Sandra Vázquez en armónica. El espectáculo cerró con todos los músicos en escena interpretando “Inconsciente colectivo”, ratificando que sí: es necesario cantar de nuevo una vez más.

Si en palabras de Spinetta, el rock implica instinto, descaro y compromiso, y no se trata sólo de música sino que concita otros elementos culturales que le dan sustento, puede explicarse con mayor simpleza la inserción de un artista como Wos en el ambiente, lo que hace unos años atrás parecía algo muy poco probable.

Con una banda muy potente y dispuesta a lograr que el espacio central del festival no le quedara grande, el rapero más convocante del ambiente entró al escenario “Norte” dispuesto a comerse todo lo que hubiera delante. Haciendo gala de sus altas condiciones de performer, inició su presentación con “Luz delito”, con un guiño a “Los Redondos” y al público rocker presente. “Terraza”, “Andrómeda” y “Melón vino” despertaron una gran complicidad del público, intentando seguir a ritmo la lluvia de rimas.

De una energía desbordante y una aparente suerte de resortes en las plantas de los pies que no lo dejaban quieto un instante, también dio lugar al momento freestyle de la tarde, proponiendo romper la grieta entre clásicos y modernos en la música, lo que despertó la aclamación de todos los presentes: “Somos los nuevos y los mismos de siempre, los que bailamos rock para ahuyentar la muerte, para gritar más fuerte (…) Pero estamos acá, en esta tarima. Y la música es lo que estuvo siempre por encima. Sean guitarras, bajo, bases o rimas, festejemos en alto la música argentina, que hay cultura para rato, más allá de que la repriman un par de gatos”.

“Vamos a ir con un tema que es bastante importante para mí y tiene que ver con todo esto: con la unión de la gente acá, con la cultura en general, con darles patadas a todos aquellos que no nos quieren ver bien y que no nos quieren ver juntos, loco. A todos esos poderosos que están en las nubes”, dijo Wos para dar inicio a “Canguro”, su carta de presentación para la toma de conciencia social y una fuerte postura ideológica, lo que le valió el respeto y la inserción en otros ambientes musicales, de la mano de artistas como Víctor Heredia, Teresa Parodi, Baltasar Comotto o “Ciro y Los Persas”, con quienes se presentaría más tarde en el mismo escenario.

Andrés Ciro Martínez goza del privilegio de haber tenido un éxito masivo casi inmediato luego de la disolución de su primera formación y de haber encarado un proyecto desde cero. “Ciro y Los Persas” tuvo una impactante convocatoria de público el domingo en el escenario “Norte”. Con una banda sólida acompañada en coros por Julieta Rada, el show tuvo momentos de notable despliegue musical y escénico, con un amplio repertorio que variaba entre “Los Piojos” y “Los Persas”. La inserción de su pequeño hijo en la banda aportó color y algarabía en los presentes, que vibraron con éxitos como “Vas a bailar”, “Tan solo”, “Me gusta” y con el Himno Nacional, que Ciro ejecutó con su armónica.

La mayor ovación la ganó, sin dudas, “Pistolas”, con el acompañamiento de Wos, que volvió a tirar versos en contra del gatillo fácil y el fascismo, por la reivindicación de derechos y la unión de todos los géneros musicales, sin grietas vanas que no permitan construir conciencia desde el arte.

“Los Auténticos Decadentes” hicieron estallar el escenario “Norte” cerrando la primera noche del festival y ratificando una vez más que sin su presencia, no hay fiesta posible. Durante más de una hora interpretaron sus clásicos y no hubo una sola alma que no se supiera las letras de sus hits. “Somos”, “Cómo me voy a olvidar” y “Quiero ser un pendejo” fueron apenas el inicio de la gran celebración arriba del escenario que se transmitía a todo el predio, con el público cantando, danzando y vitoreando, haciendo frente a la llovizna que se abatía tenue a altas horas de la madrugada.

Celebrando sus 33 años de carrera, Cucho agradeció al público que los sigue con gran emoción: “¡Treinta y tres años, ‘Los Auténticos Decadentes’ juntos! Hemos pasado gobiernos… hemos pasado todas las crisis que se te ocurran y ‘Los Decadentes’ seguimos juntos. ¡Esto es un milagro argentino!”. Las horas siguieron pasando y los hits no concluían: “Besándote”, “El gran señor” y “Un osito de peluche de Taiwán” también fueron parte de la lista, este último con invitado de lujo: Fernando Ruiz Díaz, que animó al público en una noche verdaderamente exultante.

La edición 2020 del festival cerró con broche de oro. “Los Ratones Paranoicos” fueron la banda más apropiada para concluir los dos días de la grilla. Repasaron su extensa carrera con cada uno de los éxitos que supieron cosechar a lo largo de sus más de 35 años de trayectoria. Canciones como “Carol”, “Rock del pedazo” y “Sigue girando” atravesaron generaciones y las pusieron a bailar y saltar en medio del predio con el primer desconocido que hallaban al costado. Juanse hizo gala de sus dotes de guitarrista con el acompañamiento de una banda exquisita y precisa. “¡Viva el rock & roll!”, exclamó e invitó a cantar el “Rock del gato”.

Muy entrada la noche y para el cierre, “Para siempre” puso punto final a los festejos, con imágenes de todos los artistas que pasaron por las diferentes ediciones del “Cosquín” y hoy ya no están, con un eterno agradecimiento: “GRACIAS POR SEGUIR TOCANDO EN NUESTROS CORAZONES”: Pappo, Adrián Otero, el “Negro” García López, María Gabriela Epumer, Luis Alberto Spinetta, Alejandro Sokol, entre otros, brillaban en las pantallas que daban fin al festival.



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