Según los datos arrojados por la Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas llevada adelante por un grupo de investigadores e investigadoras del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-CONICET), siguen prevaleciendo las creencias de la cultura cristiana: el 82,5% afirmó creer en Jesucristo, el 81,9% en Dios, el 75,9% en el Espíritu Santo, el 66,2% en los ángeles, el 64,5% en la Virgen y el 58,1% en los santos.
En paralelo, hay un crecimiento importante de las creencias no institucionalizadas, como la fe en la energía, sostenida por el 76% de las personas consultadas, la astrología (33%), los OVNIs (30,7%), los curanderos (27,5%) y el Gauchito Gil (23%).
A su vez, entre los católicos y católicas, el dato más saliente es que más de un tercio de esas personas no tiene fe en la vida después de la muerte: cree el 62,4%. El 95,2% cree en Jesucristo, el 94,6% en Dios, el 91,2% en la Virgen, el 88,7% en el Espíritu Santo, el 82,7% en los santos, el 82,6% en la energía, el 78,5% en los ángeles, el 73,6% en la suerte, el 49,7% en el Diablo, el 45,8% en el infierno, el 37,7% en la Astrología, el 32,5% en los OVNIs, el 31,9% en los curanderos y el 30,8% en el Gauchito Gil.
Asimismo, entre los evangélicos y evangélicas, el dato más llamativo, según el CONICET, fue que dos de cada diez creen en la Virgen (18,8%). El 97% cree en Dios, el 96,8% en Jesucristo, el 93,8% en el Espíritu Santo, el 73,6% en la vida después de la muerte, el 69,5% en los ángeles, el 67,9% en el infierno, el 61,2% en el Diablo, el 54,2% en la energía, el 33,7% en la suerte, el 14% en los santos, el 13,5% en los OVNIs, el 12,9% en los curanderos, el 12,6% en la Astrología y el 9,4% en el Gauchito Gil.
A continuación, se comentó que en lo concerniente a las personas sin religión, las creencias son diversas, con mayor prevalencia de la fe en la energía (71,6%), la suerte (55,2%) y los OVNIs (36,8%). El 34,1% cree en la vida después de la muerte, el 33,8% en la Astrología, el 30% en Jesucristo, el 28,6% en Dios, el 25,6% en los curanderos, el 23% en los ángeles, el 21% en el Espíritu Santo, el 18,4% en el Diablo, el 15,3% en la Virgen, el 14,4% en el infierno, el 14,2% en los santos y el 10,3% en el Gauchito Gil.
Para efectuar este relevamiento, los expertos y expertas del CEIL-CONICET consultaron a más de 2.400 personas mayores de 18 años, y de los principales aglomerados urbanos del país.
En lo referente a este trabajo, Verónica Giménez Béliveau, doctora en Sociología (Ecole d’Hautes Etudes en Sciences Sociales, Francia), profesora de la Universidad de Buenos Aires, investigadora independiente del CONICET con sede en el Programa Sociedad, Cultura y Religión del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales y codirectora de esta investigación, declaró a La Mañana que de acuerdo a las diferentes opiniones relevadas entre quienes profesan alguna religión, puede asegurarse que esas personas no siempre piensan y deciden de acuerdo a aquello que sus líderes religiosos les piden.
“A nosotros nos interesa saber cómo se van manifestando las opiniones de las personas. Si van en contra de lo que se sostiene en las diferentes religiones, a nosotros no nos toca decirlo”, agregó.
Por otra parte, detalló que aquellas personas sin religión tienen creencias y prácticas mucho más diversas que quienes adscriben a alguna religión. “Los católicos y los evangélicos creen en Dios y en Jesús, y coinciden en eso. En cambio, aquellas personas sin religión creen en cosas diferentes, con un incremento de las creencias en la energía y en los OVNIs. Esto tiene que ver con creencias que están circulando en la sociedad, y que son más ‘abiertas’. Hay una apertura mayor hacia creencias no institucionalizadas, no reguladas por alguna institución”, explicó Giménez a este diario.
También, la profesional señaló que existe una “suba importante” de la fe en la astrología entre aquellas personas que no tienen una adscripción religiosa. “Es otra de las creencias ‘no reguladas’ en el interior de la sociedad, que circula por Internet o a través de libros”, acotó.
“Las personas sin religión no son personas ‘sin creencias’. Creen en cosas. Lo que pasa es que son creencias que se van alejando cada vez más de las Iglesias, que son las instituciones que tradicionalmente organizaban el campo de las creencias. Esto marca transformaciones en la sociedad que debemos atender, y sobre las cuales resulta interesante reflexionar”, especificó Verónica Giménez.