“Le pregunto a cada persona local con la que hablo si esto es habitual. Todos me dicen que en esta época del año suelen haber incendios, pero que nunca vieron algo así”, agrega.

La argentina advirtió el comienzo de todo hace un mes. “Estaba en el centro Manly, lista para ir a Sidney para una entrevista de trabajo, eran las seis de la mañana y la temperatura anunciada iba a llegar a 37 ºC. A eso había que sumarle el viento caliente casi insoportable. Google Maps te advierte constantemente de la situación y te recomienda las rutas para evitar los focos de incendio. El colectivo tomó el camino indicado, miré por la ventana y cuando estábamos cruzando el puente de Sidney y no se veía el Opera House”, recuerda.

En un comunidad sumamente organizada, donde el trasporte público funciona en tiempo y forma, hoy mantener ese orden es uno de los mayores desafíos. “La autopista del Pacífico, que es la principal de Australia, está cerrada en varios tramos, ya sea por el humo o por el fuego. Si hay peligro cercano -un foco a menos de 10 kilómetros- se reciben alertas en el celular con orden de evacuar”, detalla Matteo Valesani.

En las zonas rurales -como Melbourne- donde se concentran más jóvenes trabajando como leñadores o recolectores de frutas, el panorama es más delicado.

Daniela Sandoval (abogada de 31 años), reside en Bondi Beach. “No estamos en el corazón de los focos problemáticos pero depende cómo sopla el viento se complica el día a día. El aire no está claro ni despejado. Trato de estar más tiempo en casa, pero lo que más me impresionó es que en pleno día se hace de noche, también poner a lavar la ropa, dejarla secando y al momento de juntarla, está negra”.

Bondi es una de las zonas turísticas de Australia elegida por surfistas. “Está mucho más vacía en comparación a años anteriores. Las cenizas se ven hasta en el mar y en la orilla”.

A su vez, hay un fuerte descontento social con las medidas que tomó el gobierno australiano. "El calentamiento global es una realidad y la población está muy enojada con el primer ministro, Scott Morrison, por ignorar lo que sucedía”, detalla Juan Caris, una argentino que se mudó en 2016.

La semana pasada se llevó a cabo una manifestación callejera que reunió a más de 10 mil personas que salieron por el centro en reclamo de políticas socioambientales: “Solicitan que se brinden más recursos a los bomberos rurales y que reduzcan los gases que contribuyen al calentamiento global”, explicó Caries

En esa misma línea, la abogada Sandoval señala que los ciudadanos está muy preocupados. "Creo que la gente está tomando conciencia y cambiando ciertos hábitos para lograr un impacto positivo en el planeta. Se habla de dejar de usar tanto plástico, consumir menos carne, todo pensando en la Tierra”.

Por otra parte, los australianos son muy solidarios y todo el tiempo se ven gestos de colaboración comunitaria. La Cruz Roja australiana convocó el voluntariado y dispuso de varios centros de evacuación y recuperación para recibir a los afectados.

“Hay mucho para hacer. Lo único que tenés que hacer es llevar tu carpa y ellos te dan un lugar gratis para dormir y comida. Las tareas son básicamente la limpieza de bosques quemados, volver a colocar las cercas que marcan el perímetro y ayudar a los que perdieron todo”, dice Julia, que también está involucrada en la reconstrucción. “También hay personas que abrieron las puertas de sus hogares para dar alojamiento a los evacuados. Hay campañas para donar y colaborar”, agrega.

Julia dice que “todos somos parte del problema. No prendas fuego. No importa cuál sea tu lucha, no la pelees prendiendo fuego cosas. Porque la lucha más importante, la de todos, es esta. Y no hay plan B”.