Lo esperable…….la situación económica era aún peor que los pronósticos más pesimistas.
La Macrisis tiene efecto retardado…..la economía aún no terminó de caer.
Cada día que pasa cierran nuevas empresas, y más argentinos se quedan sin trabajo y con ello, sin la herramienta para llevar el pan a su mesa.
Kicillof narra que en Provincia de Buenos Aires los recursos que le dejaron, $ 25 mil millones, no alcanzan a cubrir los $ 40 mil millones que debe pagar de salarios en diciembre, sin contar que se les debe más de $ 50 mil millones a proveedores.
Y ni hablar de las demás provincias de nuestra Nación.
De paso…alguna vez deberemos reconocer desapasionadamente la prolija administración de Gildo en la patria chica; que no solo tiene ordenadas sus finanzas, sino que cuenta con el fondo anticrisis; amén de invertir cada mes muchos recursos en seguir la obra pública en nuestro territorio; y el rol del ministro Ibáñez en estas cuestiones.
Frente a la gravedad de la situación hemos elegido al mejor piloto de tormentas.
Alberto se mueve como pez en el agua entre los sectores. Dialoga con todos, abre el juego a cada sector; contiene a los desesperados, analiza opciones, negocia y negocia…hace política, eso que tanto denostaban Marcos Peña y Macri.
Sabido es que en estas situaciones, nadie puede soñar en salvarse solo. Si el barco se hunde, todos nos hundimos con él.
Con enorme apertura encontró una opción para evitar que muchas de las provincias entren en cesación de pagos con sus empleados, justo cuando deben hacer frente al aguinaldo. Suspendió por un año el Consenso Fiscal, que les recortaría a las provincias $ 60 mil millones este año.
No soluciona el fondo del problema, pero da tiempo y respiro y apuntala la paz social. ¿Alguien puede detenerse un instante a analizar lo que ocurriría si por lo menos 20 provincias no pagaran sueldos y aguinaldo este fin de año?
Lo más afectado es el sistema jubilatorio. El Fondo de Garantía de Sustentabilidad, que en 2015 acumulaba 62 mil millones de dólares, fue vaciado. Parte se lo prestaron el CEO que pusieron a administrarlo a empresas de las que era accionista y directivo (Clarin-Telecom), lo que motivó acciones penales en curso. El resto que no fue prestado a bajo interés a amigos (12% anual contra 80% del mercado financiero) lo usó el Estado a cambio de pagarés incobrables. No quedó plata constante en el FGS. Y no fue magia, como diría Cristina, sino curro, liso y llano.
Para enfrentar esta situación se trabaja en un megaplan integral desde las PASO.
El reflejo de la profunda reforma que plantea Alberto es la ley de emergencia. Sin improvisaciones, y sin parches. Cambios profundos para parir otra realidad, otro país.
Implica cambios estructurales en todas las áreas, y como es lógico, afecta intereses sectoriales. Y porque de esto se trata la política, se negociará punto por punto; tratando de encontrar el equilibrio entre los extremos.
Los números dan para plantear este cambio: más allá de diferencias lógicas, hay número para el quórum y para la aprobación.
Se negocia cada voto, y es lógico. Vuelvo a decirlo. Es política, y la política implica negociar entre intereses contrapuestos.
No debe asustarnos que se negocie. Al contrario, es una bendición, porque de eso se trata la democracia, donde los diversos y singulares buscamos puntos de coincidencia donde todos ceden un poco en pro del bienestar colectivo.
Lo que sí debería asustarnos es cuando no hay negociación entre los diversos sectores de la representación política, porque eso convierte a la democracia en una cáscara vacía donde las corporaciones pactan en secreto y los que pierden son los ciudadanos, la mayoría del pueblo argentino.
Así pasó con los tarifazos de los servicios de energía y combustibles, con el acuerdo con el FMI cuyas consecuencias estamos pagando con miseria y recesión.
Sin debate, sin negociación, por DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia), nos empobrecieron en 4 años, nos llevaron al borde del abismo. Que vivan las negociaciones entonces, aunque los medios hegemónicos nos vendan que eso es fruto de oscuros intereses.
Raro papel el de Cambiemos, de enarbolar la bandera de que ayudarían al gobierno entrante, en 7 días, parecen los carapintadas de Aldo Rico.
En una pirueta más que cómica, trágica; negaron el quórum, hasta que sus gobernadores los bajaron a la realidad, mientras los seguidores de Carrió y De Angelis siguen incitando a los chacareros a levantarse contra el Gobierno, medida que atinadamente frenó la propia Mesa de Enlace.
Hay sectores de Cambiemos que tienen la antorcha prendida y cargan bidones de nafta en sus manos. Ojalá que su propia gente los aísle y modere, para el bien de la República que decían defender…¿o será que la República que loan, solo sirve cuando ellos gobiernan?
Pero la única verdad es la realidad. Los pueblos pueden equivocarse, pero nunca se suicidan.
Habrá ley y con ella, empezará la negociación con los bonistas y luego con el FMI.
Se busca diferir los pagos, por 4 años y sin intereses; porque vencen más de 60 mil millones de dólares este 2020, dinero que no tenemos (apenas 15 mil millones).
Así, se podrán aplicar recursos que irían al pago de esa monstruosa deuda para inyectarlos a la moribunda economía nacional, que empiece a producir la industria nacional, generando empleo y con un mercado interno que, recuperando poder adquisitivo, pueda comprar de nuevo.
Si la rueda empieza a girar, todo el sistema arranca de nuevo. Tal y como se hizo en 2001/2003.
No es magia, es experiencia, es capacidad de gestión y es tener claro el modelo de país con un estado de bienestar administrando la generación de riqueza.