La Agencia de Acceso a la Información Pública derogó la reglamentación que se aplicaba en relación al Registro Nacional “No llame” e implementó una nueva modalidad que busca simplificar la aplicación de la Ley 26.951 y hacer más rápida la respuesta.

A partir de ahora, como lo informó la Defensoría del Pueblo de la Provincia, existe un solo canal disponible para gestionar todos los trámites concernientes al mencionado registro. Los interesados en inscribirse -titulares de líneas de telefonía fija o móvil- podrán hacerlo simplemente con los números de DNI y trámite (este último aparece en la parte inferior del primero, al dorso).

Una vez registrado y confirmado, si el usuario continúa recibiendo llamadas de empresas de publicidad o marketing telefónico, podrá realizar la denuncia las 24 horas del día, completando el formulario disponible en el sitio Web. Para ello, se ha creado el Registro de Infractores, que tiene por objetivo mantener actualizados los incumplimientos.

Es de esperar que el nuevo procedimiento funcione mejor que su antecesor y sirva realmente para cumplir el objetivo de anular los insufribles -para muchos- llamados de empresas que venden productos y servicios. Toda aquella persona que no desee ser molestada por publicidades u ofertas tiene el derecho de decirle ¡no! a los reiterados abusos y excesos del marketing telefónico.

El trámite nunca debió ser complicado: dejando expresa constancia de su rechazo a recibir llamados con fines comerciales, cualquier ciudadano debería sentirse liberado. Sin embargo, hasta ahora, la ley nacional no había tenido la eficacia necesaria, ni mucho menos la esperada.

De ahí el renovado anhelo de que los cambios en la aplicación del Registro Nacional “No llame”, no sean apenas un nuevo intento por evitar el enorme fastidio y enojo que provocan estas llamadas sino que sirvan como barrera infranqueable a las molestias que ocasiona el telemarketing todos los días.

El bombardeo de la venta telefónica es tan intenso como irritante. En los call centers se concentra el interés de bancos, tarjetas de crédito, compañías de seguros y de las propias empresas de telefonía, entre otras, por ofrecer servicios y productos en cualquier momento, durante el día, por la noche y hasta los fines de semana y feriados; inclusive durante la siesta, que para los formoseños, así como para muchos otros comprovincianos del norte argentino, es sagrada.

Estas prácticas alevosas, además, se sostienen en base a una colosal cantidad de información de índole personal que circula casi sin control y cuyo origen casi siempre se desconoce. En la venta telefónica se conoce de antemano la identidad, profesión y muy probablemente, el nivel de ingresos del titular de la línea.

Pero como este es un tema mucho más complicado, el usuario se conformaría con que las autoridades de control tomen debida conciencia del malestar que producen las llamadas comerciales y apliquen todas las medidas que hagan falta para frenarlas. Porque, encima, cualquier mal uso del telemarketing perjudica a aquellas empresas que hacen su trabajo sin molestar a nadie.