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HABLEMOS DE IGUALDAD

Los derechos de las mujeres en el nuevo escenario político

Una columna por Heliana Guirado



Esta semana finalizó el gobierno de Mauricio Macri. Tras cuatro años que dejan una deuda inmensa en lo que a la lucha contra la violencia de género se refiere, el ahora expresidente abandona la Casa Rosada después de una reelección fallida. Llega a ocupar su lugar Alberto Fernández, del Frente de Todos, que promete poner a la lucha contra la violencia de género en un lugar de prioridad. A modo de resumen, es importante poner en claro los principales datos que reflejan lo que significa este tema para ambas gestiones.

LO QUE DEJAN

  • Del 1 de enero de 2019 al 20 de noviembre de 2019, se registraron en Argentina 290 femicidios. De ese total, 264 fueron femicidios íntimos de mujeres, 10 están catalogados como femicidios vinculados de mujeres y niñas, y 16 femicidios vinculados de hombres y niños (según cifras del Observatorio de las Violencias de Género “Ahora que sí nos ven”).
  • Reducción del presupuesto que el Gobierno nacional destinó este año para luchar contra la violencia de género: $ 11 por mujer fue el monto, lo que limitó en capacidad de trabajo al Instituto Nacional de las Mujeres (órgano rector de las políticas relacionadas con este tema).
  • Informalidad laboral para lxs trabajadorxs de la línea 137, la cual sirve de contención a “cualquier persona que sea víctima de violencia familiar, vecinos/as que escuchen o presencien violencias en otro domicilio, instituciones, familiares de víctimas y cualquier otra persona que necesite orientación en violencia familiar”.
  • El expresidente Mauricio Macri reproduciendo discursos machistas que refuerzan ideas discriminatorias y estereotipadas sobre las mujeres. La última fue la expresada en un programa de radio, en el que aseguró que el populismo es lo mismo que “ceder la administración de tu casa a tu mujer”, ya que ella gasta la tarjeta de crédito hasta que “un día te vienen a hipotecar la casa”. Esto que parecería un simple comentario (no es el único de este tenor que ha hecho el expresidente), forma parte de un discurso social imperante, que refuerza al patriarcado como sistema que constantemente vulnera los derechos de las mujeres y las violenta de múltiples formas.

LO QUE TRAEN

Alberto Fernández asumió el pasado 10 de diciembre. En su discurso, expresó: “No quiero finalizar sin mencionar enfáticamente, que en estos próximos cuatro años, haré todos los esfuerzos necesarios para que estén en un primer plano los derechos de las mujeres. Quiero ponerme al frente de sus demandas, buscaremos reducir, a través de diversos instrumentos, las desigualdades de género, económicas, políticas y culturales”.

“Pondremos especial énfasis en todas las cuestiones vinculadas al cuidado, frente de muchas desigualdades, ya que la mayor parte del trabajo doméstico recae sobre las mujeres en Argentina”, agregó.

En el contexto de violencia que se vive, manifestó que “Ni Una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la república”.

Y por último, aseguró: “Es el deber del Estado reducir drásticamente la violencia contra las mujeres, hasta su total erradicación”. Este último punto es clave, y que un presidente se manifieste así también lo es, básicamente, porque como se manifiesta desde todos los lugares posibles, el Estado es el principal responsable de que la violencia se perpetúe, a través de la minimización del tema, los fallos judiciales, la falta de capacitación, la reducción de presupuesto, entre otras fallas.

Esos deseos se reflejan en hechos concretos: el 11 de diciembre, el primer Boletín Oficial de Fernández refleja la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, lo que según explican “responde al compromiso asumido con los derechos de las mujeres y diversidades, frente a toda forma de discriminación y violencia, y en pos de la construcción de una sociedad más igualitaria que promueva la autonomía integral de todas las personas, sin establecer jerarquías entre las diversas orientaciones sexuales, identidades o expresiones de género, siendo estos objetivos prioritarios de Gobierno”. La representante de este espacio es la abogada penalista Elizabeth Gómez Alcorta, quien ya asumió, y aseguró: “Voy a trabajar por una sociedad más justa, menos violenta y por más igualdad, para todos, todas y todes, para que nos encontremos siempre, en nuestras diferencias, en el sueño de nuestra patria”.

Por otra parte, designar a Ginés González García como nuevo ministro de Salud, habla de poner al frente de una de las carteras fundamentales para el país, a un hombre que está a favor de la legalización del aborto, porque entiende que este problema (que lleva a la muerte a miles de mujeres y varones trans) debe solucionarse a través de la despenalización y legalización. Es fundamental contar con representantes que entiendan a este tema desde una mirada científica y basada en la realidad, y no en creencias religiosas e incoherencias respecto a la práctica.

Con respecto a lo anterior, es importante resaltar a la encuesta sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo que se realizó el año pasado en Formosa, cuyos resultados se publicaron hace poco en este medio. Los mismos reflejaron:

La participación de 247 personas, de las cuales 54 tomaron la decisión de interrumpir sus embarazos (del 8 de agosto de 2018 en adelante). De ese total, 45 pudieron hacerlo (83%) y 9 no (17%).

La dificultad para conseguir el dinero es el principal impedimento que tuvieron las personas que no concretaron el aborto (6), mientras que en un menor número, los obstáculos giraron en torno al miedo y la prohibición. Sólo una manifestó haberse arrepentido de tomar esa decisión.

A pesar de los intentos por denostar a los feminismos y la lucha que llevan adelante, el tema sigue estando en la agenda de todos los espacios, básicamente porque la violencia contra las mujeres y las identidades disidentes no cesa.

Y como no existen ciudadanxs de segunda (aunque muchos sectores quieran plantearlo así), es fundamental atender a esta problemática e invertir recursos financieros y humanos para continuar por el camino de la deconstrucción, hasta eliminarla por completo. Tarea difícil y con resultados a largo plazo, pero que con un compromiso real y concreto, se puede cumplir.

“No quiero finalizar sin mencionar enfáticamente, que en estos próximos cuatro años, haré todos los esfuerzos necesarios para que estén en un primer plano los derechos de las mujeres. Quiero ponerme al frente de sus demandas, buscaremos reducir, a través de diversos instrumentos, las desigualdades de género, económicas, políticas y culturales. Pondremos especial énfasis en todas las cuestiones vinculadas al cuidado, frente de muchas desigualdades, ya que la mayor parte del trabajo doméstico recae sobre las mujeres en Argentina. Ni Una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la república. Es el deber del Estado reducir drásticamente la violencia contra las mujeres, hasta su total erradicación”, dijo Alberto Fernández en su primer discurso como presidente.



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