Cuando tenía 21 años y estaba cursando la carrera de Contador Público en la Universidad Nacional de Formosa, a Fernando Pereyra le diagnosticaron insuficiencia renal crónica terminal. A partir de ese momento pasó más de cuatro años de diálisis hasta que apareció su donante. Por la operación y recuperación postergó sus estudios hasta que, por incentivo familiar y de amigos, volvió a la facultad para alcanzar su máximo objetivo: egresar y superar las adversidades después de 15 años de cursado efectivo.
En contacto con la mesa periodística de La Mañana en vivo, Fernando reconoció que el camino transitado en los 21 años que le llevó la carrera, desde su inscripción hasta hace unos días atrás, fue muy dificultoso por los inconvenientes de la enfermedad. “La fortaleza para perseverar y superarme la encontré en mi familia y los amigos cercanos, fueron ellos los que no me dejaron dar el brazo a torcer cuando las adversidades aparecían”, contó.
Y agregó: “Cuando dejé en el 2005 hasta que me hicieron el trasplante y regresé en el 2011, me costó mucho retomar el hábito de estudio. Con el correr de los años me pude integrar y adaptar nuevamente a una carrera que es muy compleja y demanda sacrificio”.
De cursado efectivo, estuvo 15 años para terminar la carrera, un ejemplo de sacrificio y perseverancia: “Si tengo que dejar un mensaje, claramente digo que una discapacidad o enfermedad crónica no tiene que ser un impedimento para seguir estudiando o persiguiendo objetivos. Hay que meterle pata, ser perseverante y no importa cuánto tiempo pase, si 5, 10 o 21 años como en mi caso, lo que interesa es no detenerse e intentarlo pese a todas las dificultades”, recomendó el contador
Actualmente, Fernando tiene controles mensuales en el Alta Complejidad y convive con medicamentos costosos que son cubiertos por la filiar del INCUCAI en Formosa.