Durante algunas horas se vio una Argentina diferente, con la "misa de la unidad" que compartieron en Luján Mauricio y Macri y Alberto Fernández. Fue algo distinto a lo que estamos acostumbrados a ver, en un gesto de conciliación que solo la Iglesia puede lograr.
Desde 1983 a la fecha que no se veía algo así, aunque es un misterio cuánto puede durar, por las evidentes diferencias entre el Presidente y su sucesor. Es destacable igualmente que ambos hayan asistido a la ceremonia, justamente, pese a sus diferencias y de la compleja relación que tienen con el papa Francisco.
La ceremonia fue dos días antes para el cambio de Gobierno, fue convocada por la Iglesia y presidida por el titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) Oscar Ojea. Mientras que la homilía estuvo a cargo de monseñor Jorge Eduardo Scheinig, arzobispo de Mercedes-Luján.
Con un mensaje "antigrieta" Scheinig pidió "hacer todo lo posible por resistir y no caer en la tentación de querer destruir al otro". Además llamó a aunar esfuerzos para que la democracia "se afirme" en la Argentina y destacó el "gesto" de Macri y Fernández, así como también del resto de los dirigentes por haber aceptado la convocatoria.